Se ha vuelto viral esta semana una conmovedora fotografía que muestra a un niño sirio durmiendo en medio de las que serían las tumbas de sus padres.
“No es en Siria. No es una tumba. Y los padres de ese niño no están muertos”, le confirmó Abdul Aziz Al-Otaibi, autor de la instantánea al reportero holandés Harald Doornbos, especialista en Oriente Medio.
Aún así, la fotografía fue utilizada por la oposición siria para culpar al régimen de Bashar al-Asad del “triste destino del niño ahora huérfano”, según se afirma en la revista Foreign Policy.
El fotógrafo relató que hizo la composición únicamente con fines artísticos a comienzos de enero, para lo cual viajó a la localidad de Yanbu en Arabia Saudita, y le pidió a su sobrino Ibrahim que posara junto a los montones de piedras que él había acumulado.
El suceso ha sido motivo de reflexión en distintos medios de comunicación del mundo. José Carlos García, editor de Tecnología en el diario colombiano El Tiempo le dedicó una columna al problema de las noticias falsas que con frecuencia cada vez mayor se están haciendo virales.
“A los periodistas no nos queda más que afinar el ‘dudómetro’. Estar alertas, atentos, acordarnos que la celeridad diaria por el tráfico y la preferencias de las audiencias no nos debe alejar del sagrado rito de la confirmación de las fuentes y los datos”, recomienda García.
Y es que García tiene razón. Esta misma semana fue necesario desmentir varias noticias falsas. Por ejemplo, una donde se afirma que al Unión Europea le pide a los colombianos que sean más cuidadosos al usar el verbo regalar. También otra donde se señaló a una atractiva modelo de ser la secretaria privada del presidente de Uruguay José Mujica. En diciembre se viralizó una falsa fotografía de Nelson Mandela en su ataúd, y otra de una nevada en las pirámides deEgipto. Uno de los artículos más visitados el año pasado en nuestra Red Ética Segura fue aquel en el que aclaramos los motivos para calificar como falsa una noticia que narraba la expulsión de un hombre de Arabia Saudita por ser “demasiado guapo”.
Para evitar caer en este tipo de trampas cada vez más comunes, el maestro Javier Darío Restrepo ha recomendado en el Consultorio Ético de la FNPI repetidamente “en caso de duda abstenerse, si no está seguro de si un dato es cierto, es mejor no publicarlo hasta verificarlo”.