La polémica proclamación de Nicolás Maduro como ganador de las elecciones presidenciales en Venezuela ha marcado el inicio de una nueva encrucijada política para el país.
Este resultado, cuestionado ampliamente por la oposición y la comunidad internacional, ha generado una ola de protestas y confrontaciones en las que decenas de personas han resultado heridas, al menos 23 han perdido la vida y miles han sido detenidos. Las acusaciones de fraude, la falta de transparencia en el conteo de votos y las tensiones diplomáticas que este hecho ha generado entre el Estado venezolano y otros gobiernos de América Latina han intensificado además el clima de incertidumbre en la región.
En este contexto, la charla virtual '¿Qué sigue para Venezuela? Reflexiones desde la ética periodística' reunió a los periodistas Luz Mely Reyes, co-fundadora y directora de Efecto Cocuyo; Marianela Balbi, directora ejecutiva del Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela; y Andrés Cañizález, periodista y director de Medianálisis, junto a la analista Carolina Jiménez Sandoval, presidenta de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos; y con la moderación de la chilena Mónica González, maestra de la Fundación Gabo y corresponsable de nuestro Consultorio Ético, discutieron el papel del periodismo ético en un entorno tan volátil.
Durante la conversación, los panelistas analizaron la situación actual del país, los desafíos que enfrentan los venezolanos en medio de esta crisis democrática y la importancia de la ética y el rigor periodístico para la construcción de la verdad y la confianza pública. Como sabemos que quizá el frenesí del mundo moderno no te deja mucho tiempo para ver la charla completa, te contamos a continuación sobre los puntos más relevantes de esta conversación que duró cerca de 2 horas.
El fraude
La conversación comenzó con un análisis de los panelistas sobre los eventos ocurridos en Venezuela desde el 28 de julio. Marianela Balbi destacó que, a pesar de las múltiples barreras impuestas por el gobierno, en los últimos cinco años la ciudadanía optó por la ruta electoral, depositando su esperanza en el voto como herramienta de transición hacia la democracia. Sin embargo, la proclamación de Nicolás Maduro como ganador de las elecciones hirió profundamente esa ilusión democrática.
Luz Mely Reyes aportó una perspectiva crítica, citando la declaración del Centro Carter, una organización con sede en Estados Unidos invitada por el gobierno para observar las elecciones. Según la declaración emitida por esta institución, el proceso electoral no cumplió con los estándares de integridad electoral, lo que invalida su legitimidad democrática. Reyes también advirtió sobre la creciente represión gubernamental, que ha resultado en más de 900 detenciones y aproximadamente 23 muertes en circunstancias sospechosas, estableciendo un patrón de violaciones a los derechos humanos por parte del Estado.
Carolina Jiménez, por su parte, subrayó la utilización de la "pluri-represión" por parte del aparato de seguridad gubernamental, recordando que la represión no se limita a la violencia física, sino que también incluye el ataque a la voluntad popular de millones de venezolanos. Jiménez señaló que "la falta de prueba en Venezuela se convirtió en la prueba", ya que sin mostrar las actas, el supuesto triunfo de Maduro no puede considerarse legítimo, lo que constituye una violación al derecho al voto de millones de personas.
Andrés Cañizález coincidió con Jiménez en la necesidad de que el periodismo y el activismo insistan en la transparencia del proceso electoral. Según Cañizález, si no se presentan las actas que respalden la victoria de Maduro, estamos ante un fraude evidente. Balbi reforzó esta idea, calificando lo sucedido como "el fraude electoral más grande de la historia de nuestra región". Además, expresó su preocupación por la falta de consecuencias y la ausencia de instituciones en las que los venezolanos puedan confiar para salvaguardar su derecho al voto.
La amenaza del autoritarismo
Durante la charla, los panelistas abordaron la creciente amenaza del autoritarismo en la región. Carolina Jiménez destacó que los autoritarismos del siglo XXI son transideológicos, lo que implica que no podemos limitar la democracia al monopolio de la izquierda, ni las dictaduras al monopolio de la derecha. Según Jiménez, “la realidad ideológica de la región va más allá de la trampa anacrónica que dejó la Guerra Fría”. Señaló como ejemplo de ello los lazos de líder ruso Vladímir Putin con la ultraderecha estadounidense y el régimen de izquierda de Maduro.
Andrés Cañizález coincidió con esta idea al señalar que, en el caso de Venezuela, la discusión no es sobre derechas e izquierdas, sino sobre democracia o no democracia, y democracia o dictadura. Cañizález mencionó que este proceso también se observa en otros países latinoamericanos como Nicaragua y El Salvador, así como en autoritarismos globales como los de Irán, Rusia, China y Corea del Norte. "Para mí, es clave recordar que en Venezuela se está discutiendo el respeto a la voluntad popular; la voluntad del pueblo venezolano hoy es que se respete que el 70% votó por Edmundo González", enfatizó.
Los panelistas coincidieron en que Venezuela se enfrenta a un gobierno autoritario que utiliza estrategias como la anulación de pasaportes para lesionar el derecho a la identidad y silenciar voces en el escenario internacional. Carolina Jiménez añadió además que las detenciones selectivas de líderes comunitarios, estudiantes o activistas de diversas industrias y sectores sociales envían mensajes ejemplarizantes que buscan disuadir a otros de hacer activismo por la defensa de los derechos humanos en el país.
Luz Mely Reyes también destacó la necesidad de contextualizar la dicotomía ideológica en Venezuela. Aunque algunos, especialmente fuera del país, consideran que María Corina Machado y Edmundo González son extremistas de derecha, Reyes argumentó que ninguno de ellos ha ejercido el poder ni ha violado derechos humanos. En contraste, el gobierno de Maduro está siendo investigado por la Corte Penal Internacional por presuntos crímenes de lesa humanidad. Reyes subrayó también que actualmente hay 10 comunicadores presos en Venezuela, 6 de ellos detenidos en el marco del proceso electoral, acusados de delitos de terrorismo. "Lo que era la subversión en las dictaduras de derecha, ahora se aplica en Venezuela contra quienes deciden no estar de acuerdo con lo que se les impone", afirmó la directora de Efecto Cocuyo.
Jiménez también resaltó que "no hay violaciones de derechos humanos buenas ni malas. Todas lesionan nuestra dignidad. Por eso demandamos y exigimos justicia por las violaciones de derechos humanos que se cometen en escenarios autoritarios de América Latina, como El Salvador, Nicaragua y Venezuela".
La agenda geopolítica
La discusión también buscó analizar la inserción de Venezuela en una agenda geopolítica que la alinea con regímenes antidemocráticos como los de China, Rusia e Irán.
Carolina Jiménez hizo un repaso por las reacciones que distintos países del mundo y la región han tenido desde la autoproclamación de Maduro como presidente electo. “Cuando en la madrugada del lunes 29 dieron los resultados, salieron los sospechosos habituales a decir felicitaciones a Nicolás Maduro por su reelección. Bolivia, Nicaragua, Honduras, Cuba, China y Rusia son un grupo de aliados que no abandona a Maduro. Sin embargo, otros países que se consideran cercanos ideológicamente como Brasil, Colombia o México hasta hoy, 6 de agosto, no han reconocido esta supuesta victoria, ni han enviado sus felicitaciones a Maduro”. Esto, según la analista y activista, se debe a que “quieren mantener un canal de diálogo abierto, no quieren dinamitar los puentes y están intentando que las partes se sienten en la mesa y abran el diálogo”. Si bien, dice, esta es una posición válida, “los gobiernos de Lula, Petro y López Obrador deberán entender que cualquier resultado tiene que llevar al respeto de la voluntad popular expresada en las urnas el 28 de julio, y esto implica la salida de Maduro del poder con toda las consecuencias que eso tiene para ellos como élite gobernante”.
Andrés Cañizález explicó a la audiencia que el chavismo, liderado por Nicolás Maduro, ha logrado enmarcar el conflicto venezolano en una agenda geopolítica en la que encontró aliados en Turquía, Irán, China y Rusia. “Venezuela paulatinamente se ha insertado en un eje antidemocrático” dice. Al igual que ha ocurrido con algunos de esos aliados, el chavismo también ha tenido periodos de aislamiento internacional. Según Cañizález, estos podrían repetirse en el futuro cercano en Venezuela, debido a lo ocurrido en las últimas semanas y al posible retorno de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, un escenario que, según los panelistas, podría fortalecer aún más el régimen de Maduro.
La confrontación es otro de los puntos fuertes de la estrategia geopolítica del gobierno de Maduro. De acuerdo a Cañizález, es algo que el presidente venezolano incluso busca activamente. “Quienes ejercen el poder en Venezuela se mantienen relevantes internacionalmente en la medida en que hay polarización, guerra de insultos y confrontación. Lamentablemente, son capaces de llevar a otras instituciones o gobiernos a ese terreno o incluso cansan a las instituciones neutrales que quieren intervenir en este tema”.
Migración
El impacto de la crisis política en la migración venezolana también fue un tema clave. Marianela Balbi destacó que antes de las sanciones que impuso el gobierno de los Estado Unidos sobre Venezuela, el régimen chavista había provado un desmantelamiento del aparato productivo, que desató las primeras migraciones. Durante la charla, Balbi cuestionó a quienes creen en la propaganda estatal del gobierno de Maduro, que adjudica el estado económico del país únicamente a las sanciones.
Previo a estas elecciones, dice la periodista y directora ejecutiva del Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela, hubo esperanza para muchas personas que estaban esperando retornar al país. Sin embargo, ahora cree que Venezuela está frente a la posibilidad de una nueva oleada de flujo migratorio: “la gente estaba pensando en la posibilidad de que la economía se reactivara, que las cosas cambiaran, que llegaran nuevas empresas y que creciera la generación de empleo para permitir que la ciudadanía se quedara en el país, pero ahorita esto está en pausa”
El factor migratorio, dice Jiménez, es de los más importantes a la hora de posicionar a otros gobiernos de la región en la mediación para una posible salida pacífica de la situación actual. “Aunque este no es el primer movimiento masivo de América Latina, sí es cierto que nunca habíamos tenido uno de esta magnitud. 7,77 millones de personas han migrado de Venezuela en un periodo de 10 años, algo que no se había visto nunca aquí”.
Los principales destinos para estas personas migrantes, según Jiménez, han sido Colombia con 2,9 millones de personas, Perú con 1,8 millones y los Estados Unidos con cerca de 800.000 venezolanos. Pero la migración no solo es un problema por el alto volumen de desplazamiento, sino también porque según Jiménez “esta migración ha facilitado que el crimen organizado se haya vuelto transnacional y eficiente”, una idea con la que Mónica González coincide. La periodista chilena asegura que América Latina vive una crisis brutal por la ola migratoria venezolana, pues los países de tránsito y recepción no han encontrado estrategias para frenar la expansión del Tren de Aragua y el crimen organizado que llega con la migración.
Tanto Jiménez como González aclaran que, por supuesto, quienes cometen crímenes son una pequeña minoría, pero también hacen el llamado a que la comunidad internacional no sea ajena a esta situación, aun cuando en América Latina, dice González, nadie quiere asumir ese liderazgo ni parece estar en capacidad de hacerlo.
Activismo vs. periodismo
Finalmente, y motivados por las preguntas de los asistentes a la charla, los panelistas reflexionaron sobre la delgada línea entre el activismo y el periodismo en contextos de crisis.
Luz Mely Reyes, Andrés Cañizález, Marianela Balbi y Mónica González nos recordaron que los periodistas cumplen una actividad indispensable para el desarrollo integral del individuo y la sociedad, y que su obligación es siempre defender la democracia con rigor, más allá del activismo.
Cañizález destacó que en situaciones límites el periodismo no puede ser neutral. Una idea con la que Balbi coincide: “los periodistas somos activistas feroces en la defensa de la libertad de expresión y del derecho al acceso a la información", dijo la periodista venezolana. "Esa es nuestra causa".
Por su parte, Luz Mely Reyes compartió con los panelistas y la audiencia algunos apartes del código ético del periodismo venezolano. “Cualquier periodista que haga periodismo y crea en la democracia tiene que estar obligado a impedir la concepción y promulgación de decisiones que disminuyan, dificulten o anulen el ejercicio de la libertad de expresión, el acceso a las fuentes, a los medios de información y al ejercicio de la democracia”. En este sentido, mencionó Reyes, “haciendo periodismo en defensa de la libertad de expresión uno se convierte en un activista por la democracia, lo que no significa que uno violente el principio máximo de contar los hechos que ocurren con rigor”.
En contraposición, la maestra de la Fundación Gabo, Mónica González, destacó que si bien queremos periodistas que con rigor y convicción defiendan la democracia, el activismo —desde una perspectiva ética— no es periodismo, por lo que invitó a que los periodistas estén alertas a entender cuándo su labor se transforma en activismo, no para que desistan de hacerlo, sino para que se lo comuniquen a su audiencia, porque “ese es el nivel de transparencia que le exigimos a los demás, y es el nivel de transparencia que tenemos que hacer valer para nosotros mismos”.
Lo que sigue para el periodismo
A pesar de la incertidumbre, los panelistas expresaron que el periodismo venezolano seguirá aferrado a que se dé una negociación, donde con veeduría y escrutinio internacional se pueda llegar a una transición en paz. Reyes afirmó que el periodismo continuará con su compromiso de encontrar las trazas de la verdad: "seguiremos haciendo un periodismo con pasión pero comprometido con la gente y con la verdad”.
Esta es una idea a la que Balbi también se aferra, pues si bien asegura que el periodismo en Venezuela está en un estado de desasosiego, “esto que está sucediendo nos da esperanza de que podemos seguir haciendo este trabajo contra todos los obstáculos, porque mientras el periodismo en Venezuela tenga pulso y siga vivo, podremos seguir hablando de esas verdades que la ciudadanía necesita escuchar”.
González invitó al periodismo latinoamericano a hacer un esfuerzo y sacarse las vendas, a abrir los ojos, mirarse y sobre todo a escucharse nuevamente porque “si no, no vamos a poder enfrentar la gran crisis que estamos viviendo, que no es solamente una crisis de democracia sino también una crisis de vida y que sigue en aumento todos los días en Venezuela y en la región”.
El cierre de la charla lo hizo Cañizález, quien entre lágrimas le pidió a los panelistas y a la audiencia no olvidar nunca lo que ocurrió el pasado 28 de julio en cada rincón de Venezuela .“Después de vivir una década bajo condiciones no plenas, la sociedad venezolana se movilizó masiva y pacíficamente para votar y para cuidar su voto. Ese 28 lo guardaré muy especialmente porque fue una jornada cívica que nos da una lección de dignidad para el futuro”, dijo el director de Medianálisis.
Revive la charla
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