En el dibujo aparece un hincha, a un lado izando la bandera de un equipo de fútbol y, al otro, ondeando los colores del equipo adversario, sin pudor alguno. Es la representación gráfica que Leydis Palencia y su grupo de compañeros de Cronicando, en Nelson Mandela, le dan a la palabra ‘pastelero’.
En el Diccionario de la Real Academia Española el término significa ‘persona que tiene por oficio hacer o vender pasteles’, también la reseñan como ‘persona acomodadiza en demasía, que elude decisiones vigorosas’, pero aquí, en Mandela, en Cartagena, los ‘pelaos’ simplemente la usan para referirse a todo aquel que ‘le hace barra al equipo que vaya ganando’, que ‘se cambia fácilmente de bando’ o que ‘viste los colores de dos equipos al tiempo’.
En la biblioteca de la Fundación Madre Elfride es donde se construye este juego de palabras, un diccionario del barrio, como parte del taller impartido por la Fundación Gabo y la Fundación Tenaris TuboCaribe a un grupo de 30 niños, de 7° y 8° grado, a quienes se les enseña el oficio del periodismo, a través de la argumentación y la crítica, bajo la batuta de David Lara Ramos, coordinador periodístico de Cronicando.
Esta, la quinta edición de Cronicando, se inició en septiembre tras un receso de dos años por la pandemia. En ella, los estudiantes de periodismo han trabajado en tres categorías: textos, producción sonora e imágenes; aprenden a mirar las realidades de sus calles de forma análitica, autoreconociendose y con la intuición propia que caracteriza a los niños.
Los participantes, entre los 12 y 16 años, fotografían, se entrevistan a sí mismos, a sus vecinos, les preguntan qué quieren de Mandela, buscan historias, personajes, relatos. Por ejemplo, explica Lara, entrevistaron a un hombre a quien reconocen por su labor de hacer jaulas de pájaros. Han indagado sobre su oficio, pero también, espontáneamente, lo han cuestionado sobre qué significa la palabra libertad para alguien que construye jaulas. Esa es solo una parte de la mirada que imprime esta generación de Cronicando a sus trabajos.
Un diccionario ilustrado
Como un ejercicio de apropiación del lenguaje, escrito y oral, en este espacio, los participantes de Cronicando recopilan aquellas expresiones con las que crecen, con las que les dan significados nuevos a las palabras o crean nuevas palabras y, sobre todo, cómo interpretan su entorno.
“La idea surge cuando comenzamos a trabajar el tema de textos. Una de las formas que dimos para acercarnos al tema de la palabra fue a través de los ‘mandelemas’, porque es reconocer que hay un hablar propio de Mandela, pero también hay unas formas de comunicarse muy específicas ligadas a unas palabras. Entonces, lo que también intentamos hacer es que ellos entiendan un poco las categorías gramaticales de las palabras, que hay: verbo, adjetivo, sustantivo, adverbio. El ejercicio se ha desarrollado en establecer qué palabra es, qué categoría gramatical es, una definición y un ejemplo. Entonces tratamos de hacer fichas con cada palabra, hemos hecho una lista que va creciendo. En un momento dado también hablamos de un mandepedia, conocer todo lo de Mandela, como una especie de Wikipedia de Mandela, donde intentamos involucrar también a los personajes y situaciones del barrio”, afirma el docente Lara.
Han decidido llamarlas ‘mandelemas’ o ‘mandelismos’, aunque bien podrían utilizarse o se utilizan en otros sectores de Cartagena. “Una de las palabras es visaje, que es cuando alguien se muestra de forma sospechosa, es un visajoso, dice uno”, comenta Andrés Rodríguez, uno de los participantes del taller. O ‘pantalloso’: “alguien a quien le gusta llamar la atención como sea, pantallar”, añaden entre varios.
“Es muy importante la representación y la simbología que viene cargada por las palabras mismas que están en los mandelemas, cómo los niños se fijan en algunas en específico, como pantalloso, mandarina, y cómo están relacionadas esas palabras con personas que habitan su realidad”, detalla Julio Villadiego, coordinador de diseño e innovación de la Fundación Gabo.
Julio ha acompañado una reciente y divertida sesión de Cronicando, donde los niños han creado sobre las mesas de la biblioteca dibujos para ilustrar uno o varios mandelemas. Han ideado escenas y las llevan al papel para ejemplificar los significados que suelen darse a estas palabras, al tiempo que muestran escenarios de su barrios, como los canales, las casas y las calles donde viven o como la ‘carretera negra’, una vía llamada así popularmente por su asfalto oscuro y que sirve de punto referencia.
“Las palabras son imágenes también, pero vienen cargadas de un montón de significados que ellos ven directamente en el barrio. Están hablando de su realidad haciendo esa selección de sus mandelemas. Me impresiona cómo esa realidad ellos la transmiten y estos detalles tan icónicos del barrio, que incluyen, como por ejemplo el dibujo que tenía la carretera negra”, complementa Villadiego.
Con la ayuda del diseñador, los participantes de Cronicando crean el boceto para un mural que pintarán próximamente. La idea es plasmar la creatividad y la visión que tienen sobre el barrio, a través de dibujos y de los mandelemas, como una forma de comunicar lo que viven y lo que sienten.
Algunos mandelemas
- Pantalloso: Persona que le gusta figurar o lucirse.
- Chorote: Persona que suele lucir desgarbada, desarreglada.
- Visaje: Mostrarse de forma sospechosa.
- Cascar: Pegar
- Causa: Forma de llamarse entre un amigo o conocido y otro.
- Mandarina: Persona, generalmente hombre, que le gusta dar regalos o gastar dinero en otra persona.
- Pastelero: Aficionado que puede inclinarse por cualquier equipo deportivo según le convenga.
- Parlero: Alguien que dice muchos embustes.
- Birrioso: Cuando se es aficionado en exceso a algo.
- Balurdo: Persona poco agraciada o sin garbo.
- Paisano: Amigo, conocido.
- Peye: Feo, de mala calidad.
- Por carita: Preferencia hacia alguna persona por su aspecto físico.
- Sisas: Expresión afirmativa.
- Mani: Hermano, amigo.
- Moral: Ánimo.