Al menos 30 personas murieron y más de 100 resultaron heridas el martes en una serie de ataques con explosivos en Bruselas, con dos detonaciones en el principal aeropuerto internacional de la ciudad y una tercera en una estación de metro en el centro. Al menos una de las explosiones acontecidas en el aeropuerto parece haber sido desencadenada por un atacante suicida.
Las organizaciones de noticias no son diferentes de otras instituciones que responden ante el pánico creado por ataques terroristas, por lo tanto deben tomarse su tarea en serio, y preparar a su personal de la manera adecuada.
A propósito de lo sucedido en Bélgica, compartimos la traducción al español de los consejos publicados por el Centro Dart para Periodismo y Trauma de la Universidad de Columbia, dirigidos a que editores y directores de medios de comunicación preparen a los reporteros que deben cubrir una historia sobre atentados terroristas en desarrollo.
Los siguientes consejos se ofrecen como sugerencias para informar al personal antes de la exposición a material potencialmente traumático y apoyarlos tanto durante como después de los atentados. Son válidos tanto frente a eventos de gran escala (por ejemplo desastres naturales o guerras) y de “pequeña” escala (accidentes automovilísticos e información sobre procesos penales).
Antes de salir a informar
– Las sesiones informativas de sensibilización sobre el trauma deberían ser un elemento central de la formación en las redacciones. Ser conscientes de los riesgos físicos y psicológicos que implica estar expuestos a situaciones traumáticas y cómo la organización de noticias va a abordarlas, infundirá confianza en los periodistas que tienen que hacer el trabajo pesado, y en última instancia, les ayudará a conseguir mejores historias.
– Sentarse con el equipo de trabajo y advertirles sobre los posibles riesgos emocionales que correrán, así como la logística y la finalidad del cubrimiento que van a realizar.
– Recordar al personal que la angustia producida al estar expuestos al trauma es una reacción humana normal y no una muestra de debilidad. Incluso pueden manifestar esta preocupación en sus reportajes. Las manifestaciones de estrés no deberían ser un factor determinante para decidir si cubrir o no historias de este tipo en el futuro.
– Reconocer y mostrar aprecio antes de que la gente salga a realizar el cubrimiento. Al sentirse valorada, la gente se mostrará emocionalmente más equilibrada e involucrada con la difícil tarea que realizará.
– Organizar a la sala de redacción para que pueda contactar a los periodistas antes de su partida, así como durante el tiempo que estén fuera recopilando noticias.
– Para cubrimientos más largos, tenga en cuenta que la posibilidad de realizar llamadas telefónicas a sus hogares es algo importante para los reporteros, no un privilegio. Asegúrese de haber actualizado las listas de números telefónicos de emergencia de los periodistas que salen.
– Hay que recordar que todos los involucrados en la recolección de noticias están expuestos al trauma – no sólo aquellos en el lugar de los hechos. Los editores de imágenes, videos o sonido, etc., estarán también expuestos a material potencialmente traumático.
En el momento de la cobertura
– Mantenga un contacto regular con sus reporteros, a veces una rápida llamada para decir “Buenos días, ¿cómo te va?” es suficiente.
– Brinde palabras de aliento y tenga en cuenta que las críticas pueden tocar las sensibilidades de sus reporteros, pues estas se acentúan cuando se les expone a situaciones traumáticas.
– Recuérdeles la importancia del cuidado de sí mismos. Una alimentación saludable, ejercicio y horas de sueño suficientes son vitales para asegurar una mejor cobertura periodística. Demasiada ‘automedicación’ con el alcohol tendrá efectos contrarios.
– Aliente a su personal para que, si se sienten angustiados, no lo oculten. Manifestar su dolor no los hace anormales, pues son seres humanos, y por lo tanto reconocerlo no los hace ver débiles, poco profesionales o pondrá en riesgo su carrera.
– Sea prudente con las horas en las que llama a los miembros de su equipo de trabajo (¡en especial con respecto a las finanzas!), pues una llamada telefónica inoportuna exacerbará los niveles de estrés.
– Considere rotar o retirar a una persona que se encuentre muy angustiada, pero recuerde que debe discutir sus razones con ellos y hacerlo con sensibilidad.
– Luego de cubrimientos de largo aliento, considere darles un día o dos de “descompresión” – un período de descanso para reajustarse tras la exposición al trauma. Asegúrese de que las familias son conscientes de que esto está sucediendo.
– Mantenga a su redacción en contacto constante con los familiares y amigos de los reporteros que han viajado para cubrir un desastre.
– Las investigaciones indican que informar sobre accidentes automovilísticos, investigaciones penales y reportajes sobre situaciones traumáticas de “pequeña escala” pueden tener un impacto igual al de las grandes catástrofes. Sea consciente de lo que implica cubrir tragedias domésticas diarias.
Luego de publicar
Es esencial que los directores de medios de comunicación se pongan en contacto con aquellos miembros de su personal que hayan pasado por una experiencia angustiosa. De eso se trata el ser un buen director a fin de cuentas. Pero es especialmente importante que esto se haga cuando alguien tiene que lidiar con las consecuencias del trauma.
– Enviar a alguien a recibir y saludar a los que regresan de un viaje o una ausencia larga.
– Reconozca con un agradecimiento por escrito, un almuerzo, bebidas, reconocimiento público, o un correo electrónico a quienes han tenido un buen desempeño en un trabajo tan difícil, esto tendrá un impacto positivo en la recuperación de su bienestar laboral.
– Comparta tiempo con los que regresan de cubrir situaciones traumáticas. Hable con ellos acerca de cómo les fue, tanto desde el punto de vista logístico como emocional. No tenga miedo de hablar sobre las emociones, son algo normal.
– Anime al personal a mantener el apoyo de familiares, amigos y redes sociales.
– Recuérdeles que cualquier sufrimiento es una respuesta humana típica después de la exposición al trauma. Explíqueles que la mayoría se sienten mucho mejor después de 3-4 semanas. Algunas reacciones que pueden experimentar son:
- Insomnio
- Pesadillas
- Imágenes repetitivas sobre el evento
- Evitar recuerdos del trauma
- Sentir que cosas malas están a punto de suceder
- Estar nerviosos y fácilmente sobresaltados
- Enfado
- Dificultad para concentrarse
- Ansiedad
- Las reacciones físicas tales como sudoración, palpitaciones, mareos, náuseas cuando se le recuerda de el evento traumático
– Ofrézcales asesoría profesional si parecen abrumados por la situación.
– Es importante verificar con ellos de nuevo en un lapso de 3 a 4 semanas para ver si cualquiera de estos síntomas se sigue produciendo. Si esto sucede, envíelos a un especialista en traumas. Durante este tiempo mantenga una “espera vigilante” (écheles un ojo ocasionalmente). Cualquier comportamiento fuera de lo normal de alguien de su personal puede ser señal de que algo no anda bien.
– Recuerde que usted es también parte del “efecto dominó del trauma”. Note sus propias emociones y no se sorprenda si también siente algunos de los síntomas anteriores. Asegúrese de aplicar el autocuidado y hable con alguien sobre cómo se siente también.