Entre el 2 y el 4 de mayo, Chile será el anfitrión de la trigésima primera Conferencia del Día Mundial de la Libertad de Prensa de la UNESCO, que se celebra cada 3 de mayo desde 1994. Este año, el enfoque recae sobre la vital relación entre el periodismo y la libertad de expresión en el contexto de la crisis ambiental global actual.
Bajo el lema "Esta historia debe ser contada", la UNESCO destaca la importancia crucial del buen periodismo para hablar, hoy más que nunca, de una crisis que no solo está afectando nuestros ecosistemas, sino que también impacta las vidas de millones de personas alrededor del mundo. Sus historias de cambio, de adaptación y de pérdida merecen ser conocidas y compartidas, pues aunque estas narrativas pueden resultar difíciles de presenciar y contar, es solo a través del conocimiento que podemos emprender la acción necesaria para exponer la crisis y dar los primeros pasos hacia su resolución.
La desinformación y la crisis climática
En el contexto de la triple crisis planetaria —cambio climático, pérdida de biodiversidad y aumento de la contaminación—, la desinformación y las noticias falsas representan una seria amenaza para el debate público informado. Los ataques a la validez científica ponen en entredicho los esfuerzos por abordar estos desafíos, mientras la desinformación sobre el cambio climático socava los esfuerzos internacionales para enfrentarlo y conduce a la falta de apoyo político y público a la toma de medidas efectivas para menguar sus efectos.
La UNESCO, consciente de esta problemática, lanzó en noviembre de 2023 las Directrices para la gobernanza de las plataformas digitales, buscando contrarrestar la avalancha de desinformación en el ecosistema digital. Estas directrices, si se implementan en su totalidad, podrán empoderar a todas las partes interesadas y relevantes para fomentar la libertad de expresión mientras abordan las externalidades negativas.
Mientras tanto, la crisis climática presenta un desafío sin precedentes que requiere una cobertura periodística que vaya más allá de la mera transmisión de eventos y pueda asegurar un debate público informado y libre de manipulaciones. Para lograrlo, es fundamental que el periodismo se involucre activamente en la lucha contra la desinformación, especialmente en una era donde la falsedad se propaga con facilidad a través de plataformas digitales.
La cobertura adecuada del cambio climático exige además que los periodistas estén bien preparados para identificar la desinformación y entender cómo combatirla. Al respecto, el Instituto Reuters, en su serie de ensayos sobre cómo hacer mejor periodismo climático, menciona que la nueva evidencia muestra que si bien la alfabetización climática sigue en aumento y la negación total del cambio climático se está volviendo cada vez menos común, la información engañosa sobre este tema ha ido en aumento, diluyendo la urgencia de la crisis climática con el objetivo de retrasar la acción, algo a lo que los expertos han llamado "retraso climático”; es decir, se está desinformando a partir de argumentos que invitan a pensar que los gobiernos y las empresas no deberían abordar el cambio climático ahora sino en varias décadas o que el costo económico de atender este fenómeno hoy es demasiado alto para los ciudadanos.
Estas afirmaciones han sido desmentidas en múltiples ocasiones por científicos y expertos, pero a menudo es difícil para los periodistas combatirlas y se debe a que para hacerlo los medios necesitan un conocimiento mucho más extenso, que permita desacreditar el “greenwashing” pero entregando argumentos sólidos y comprobables.
Para entender las posibles implicaciones de este tipo de desinformación, los periodistas tienen que poder profundizar en los detalles. Sobre esto, Eurovision News menciona en su EBU News Report 2023 que informar sobre cuestiones climáticas de una manera impactante pero constructiva requiere de una mejor capacitación de los y las periodistas, para que puedan comprender el panorama y sus desafíos, centrarse en soluciones, limitar la negatividad y sobre todo seleccionar mejor a los protagonistas de sus historias. Si bien los científicos son fuentes confiables, cuando se trata de informes climáticos, los políticos están en el extremo bajo del espectro de confianza y suelen ser asociados con la desinformación, lo que nos deja con las historias de las personas del común y nos recuerda que los medios de comunicación tienen la responsabilidad de contrarrestar la información falsa mediante la provisión de una narrativa basada en la ciencia, verificada por hechos y conectada con la vida cotidiana de sus audiencias.
La necesidad de un periodismo proactivo
La cobertura del cambio climático no debe ser reactiva; es decir, los medios no deberían estar esperando desastres para poder reportar. Por el contrario, este debe ser un esfuerzo constante, crítico y que involucre al público para generar una discusión significativa sobre nuestro futuro colectivo. En un contexto donde la crisis climática se presenta cada vez más como la mayor historia de nuestro tiempo, el periodismo tiene la responsabilidad no solo de informar, sino de fomentar la acción hacia soluciones sostenibles, pues el hecho de que este fenómeno nos afecte en todos los aspectos es una oportunidad para que como periodistas busquemos enfoques innovadores que nos permitan cubrirlo en toda su extensión.
La crisis climática debe ser una historia que abarque múltiples áreas y que vaya desde lo ambiental hasta lo tecnológico, pasando por lo social, la salud, los negocios, la política, la economía y hasta el deporte. Esto también implica encontrar ángulos que nos permitan comunicar la crisis desde la esperanza y no desde una narrativa catastrófica y apocalíptica en la que ya no hay nada por hacer.
El periodismo se encuentra en una posición única para informar y educar al público sobre la crisis climática. En un momento en que la transparencia y la información precisa son más cruciales que nunca, debemos reafirmar nuestro compromiso con la verdad y la responsabilidad social, asegurando que las historias de cambio climático no solo se cuenten, sino que inspiren la acción y la transformación global.
La importancia de un periodismo ambiental colaborativo
El periodismo climático enfrenta desafíos únicos, como la necesidad de explicar temas complejos y a menudo técnicos, la necesidad de viajes costosos para la cobertura de grandes historias y la dificultad de vender estas historias al público porque pueden encontrarlas deprimentes o abrumadoras. Sin embargo, la colaboración internacional y la innovación en las narrativas periodísticas pueden ofrecer nuevas formas de enganchar al público y fomentar una comprensión más profunda de los problemas climáticos.
La colaboración a mediana y gran escala puede ser una respuesta a mejorar la narrativa climática y facilitar una cobertura más efectiva y amplia. Además, puede ofrecer una oportunidad para que salas de redacción de diferentes lugares puedan integrar el periodismo climático no como un tema especializado, sino como un marco a través del cual se cuenta cada historia, mejorando la calidad de su periodismo.
Más que un llamado a la acción
Además de ser una oportunidad para llamar a la acción colectiva por el cambio climático y recordar a los gobiernos sobre su compromiso con la libertad de prensa, este 3 de mayo es también un momento para solidarizarse con aquellos medios que enfrentan restricciones en la libertad de su oficio y para recordar a los periodistas que han perdido la vida en la búsqueda de la verdad.
En este Día Mundial de la Libertad de Prensa, instamos a la comunidad internacional a reconocer y celebrar el valioso trabajo de los y las periodistas, quienes están en la primera línea de nuestra lucha colectiva por la salud de nuestro planeta y por un futuro sostenible para todos. Es a través de su valentía y dedicación que podemos avanzar hacia un mundo mejor informado, más justo y con mayor futuro.
La Fundación Gabo en la conmemoración del Día Mundial por la Libertad de Prensa
Mónica González, miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo y corresponsable de su Consultorio Ético, participará en la trigésima primera Conferencia del Día Mundial de la Libertad de Prensa, un evento coorganizado por Chile y la UNESCO que se llevará a cabo el 3 de mayo en la capital chilena. Este año, el enfoque estará en la intersección crucial entre el periodismo y la libertad de expresión en medio de la crisis medioambiental global, con especial atención a la participación activa de América Latina y el Caribe.
Durante la jornada central del 3 de mayo en el Centro Cultural Gabriela Mistral de Santiago, Mónica González formará parte del panel "Salvar la democracia y proteger el planeta. La misma lucha", organizado en colaboración con la Sociedad de Corresponsales de América Latina. Este panel examinará cómo los periodistas pueden fortalecer el periodismo ambiental en la región, abordando desafíos como la violencia contra los defensores del medio ambiente y la depredación de los territorios por parte de industrias extractivas.
González, en un análisis previo para el Consultorio Ético de la Fundación Gabo, el pasado octubre, destacó la alarmante situación en la región, donde los líderes comunitarios y ambientales enfrentan amenazas y violencia, con cifras que revelan una trágica realidad: 177 defensores del territorio fueron asesinados en 2022, con Colombia como uno de los países más afectados. Esta realidad plantea una nueva guerra que amenaza con desplazamientos masivos y pone en riesgo la democracia y el medio ambiente.
Por otro lado, el director general de la Fundación Gabo, Jaime Abello, participará en la Conferencia del Día Mundial de la Libertad de Prensa de la UNESCO en Santiago de Chile, donde el Global Forum for Media Development (GFMD) convoca una Cumbre para debatir la implementación de los Principios de Cooperación al Desarrollo de la OCDE sobre el apoyo a los medios de comunicación y al entorno informativo en América Latina y el Caribe. Abello intervendrá en la mesa "Utilización de los Principios como catalizador del cambio", junto a otros expertos en el campo del desarrollo mediático.