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Pregunta de Paola Benjumea
Estudiante de periodismo
Santa Marta, Colombia
R.- Que sea viral no significa que sea noticia. Para calificar un hecho como noticia se deben tener en cuenta otros factores.
Según el criterio comercial todo lo que atrae la curiosidad de las personas es noticioso, porque de esta manera solo cuenta lo que puede atraer el mayor número de personas y, por consiguiente, amplía las posibilidades de atraer clientela; por tanto, dentro de esta perspectiva de la noticia, entre el paso de un circo y una reforma constitucional, el titular de primera página se lo gana el circo.
Según el criterio periodístico, lo que afecta al bien público –para bien o para mal– es la noticia que debe encabezar la agenda. El proyecto de Metro, una reforma tributaria, la aparición de una epidemia, por ejemplo, merecen la prioridad a la hora de escoger temas y de seleccionar la nota o el titular de abrir.
Estos criterios han evolucionado junto con la comprensión de la identidad del periodista y del periodismo. En los viejos libros de texto, noticia era lo sorprendente, lo nuevo y lo oportuno. Ese concepto fue cambiando en la primera mitad del siglo XX, cuando se comenzó a pensar que la noticia debería responder a los intereses y necesidades de los lectores. Para entonces se puso en tela de juicio que la curiosidad fuera lo mismo que el interés del lector. En 1934 se habló de la noticia que suministra una creíble y comprensible visión del mundo; en 1947 la Comisión Hutchins, sobre libertad de prensa, vio la noticia en la información inteligente e inteligible, de donde surgió el criterio de una noticia activa, que responde a lo que afecta a las audiencias y referida al ámbito vital de los intereses de los lectores. John Tebel agregó en 1960 que noticia no es solo lo que ocurre, sino lo que va a ocurrir. Ha sido un proceso de ascenso desde lo elemental de una noticia para responder a la curiosidad, hasta la que informa para defender y consolidar el bien común; algo completamente distinto de lo que se encuentra en los videos virales.
Documentación
El autoengaño del país tiene que ver mucho con el autoengaño del periodismo.
Miramos la agenda que se proponen los medios, indagando cómo se ven los periodistas en la construcción de las agendas y explorando las agendas de la gente.
Quiero sobre ello aportar tres preguntas:
Primera: ¿de qué está hecho el presente de los medios? El resultado apunta que entre el 18% y el 28% de la agenda de los medios es información internacional, pero yo pongo en duda este dato. La información internacional no es ni el 5% y además, en su inmensa mayoría, es una información autista, el país sigue hablando de sí mismo a través de la información internacional en lugar de lo que debía hacer, que es todo lo contrario, pensarse en el mundo, mirar nuestro conflicto con la trama de los conflictos del mundo, sabernos leer como actores y no solo como víctimas, de lo que nos pasa. Los medios colombianos tienen una de las informaciones internacionales más pobres del mundo y si no estamos en el mundo, ¿cómo entender el presente?
Segunda pregunta: ¿de qué guardan memoria los medios? Porque sin relatos, ¿de qué puede tener memoria el país? ¿Cómo se teje y guarda la historia? Y sin memoria, ¿se puede salir del autismo del presente? ¿Se puede construir futuro?
Esto da piso a la tercera pregunta, que es la que aparece en la agenda de los medios, y eso que agenda significa marcador de futuro, esto es, donde anotamos lo que hay que hacer. ¿Qué horizonte de futuro construyen los medios? ¿Qué horizonte de futuro elaboran? ¿De qué ingredientes está hecho el futuro del país en la agenda de los medios?
Jesús Martín Barbero en Agendas de los medios ¿Qué es noticia? K.Adenauer, Editorial Antropos, Bogotá, 2004. P.129
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