La revista Rolling Stone ha tenido que defender durante toda esta semana su portada de agosto, que destaca la historia de Dzhokhar Tsarnaev, acusado de los atentados de la maratón de Boston, pues le hacen ver “como una estrella de rock y no como un terrorista”.
Al menos tres grandes cadenas de tiendas norteamericanas, incluyendo CVS, Walgreens y Roche Bros, anunciaron que no venderán el último número de la revista, conocida por sus exhaustivas entrevistas a estrellas de rock.
El artículo de 12 páginas titulado “The Bomber” y escrito por Janet Reiman, fue descrito por la dirección de la revista como “un recuento profundamente completo de la vida y los tiempos” de Tsarnaev, acusado de ser coautor del atentado en Boston en abril pasado.
La foto Tsarnaev ya ha sido reproducida por otros medios, pero su uso por la Rolling Stone desató la ira en un país aún en duelo por la muerte de tres personas y los más de 260 heridos dejados por los atentados.
El alcalde de Boston, Thomas Menino, escribió una carta abierta a la Rolling Stone en la que dice que la portada del número de 3 de agosto “premia a un terrorista con el tratamiento de una celebridad y reafirma el terrible mensaje de que la destrucción conduce a la fama de los asesinos y sus ‘causas’”.
También miles de personas descargaron su furia el miércoles en la página de Facebook de la revista.
La revista defendió su historia en un comunicado diciendo que “la nota de portada cumple con la tradición periodística de la Rolling Stone y su compromiso de entregar una cobertura seria y profunda sobre los acontecimientos mundiales políticos y culturales más importantes”.
Reflexionemos
En la Red Ética de la FNPI hemos destacado casos recientes como el del diario El Espectador, que ha decidido en varias ocasiones no publicar en su portada fotografías de atentados contra la población civil, para no hacerle apología al terrorismo.
Sobre el tema, hemos realizado incluso tuitdebates que usted puede conocer aquí.
Javier Darío Restrepo, director del Consultorio Ético de la FNPI ha respondido también a varias preguntas sobre cómo deben los periodistas cubrir temas relacionados con atentados terroristas sin hacerle eco a las intenciones de los criminales.
“La violencia no puede convertirse en un espectáculo, para satisfacer la curiosidad y el morbo del público… Estas informaciones, por consiguiente, cumplen su función de servicio al público cuando le muestran lo que está sucediendo, le explican por qué sucede, y le abren los ojos para ver el daño que sufre la sociedad en el presente y las consecuencias que tendrá en el futuro”, ha declarado Restrepo.