Lo sucedido con Propublica, uno de los portales independientes de periodismo investigativo más respetados de Estados Unidos, ha generado numerosas reflexiones respecto a la inconveniencia de poner a disposición de cualquier persona las bases de datos que sirvieron para contar una historia.
Con Prescriber Checkup, Propublica pretendía poner a disposición de sus lectores una enorme cantidad de información que les permitiera establecer patrones respecto a qué medicinas estaban recetando los doctores del país. Pero las cosas se pusieron patas arriba cuando los usuarios comenzaron a utilizarla para encontrar a aquellos galenos con una moral relajada y dispuestos a recetar calmantes altamente adictivos a cambio de algunos dólares.
Los desarrollos tecnológicos han permitido que a través de internet, los periodistas puedan poner a disposición de su audiencia todas las evidencias que sustentan una investigación. Lo vimos recientemente con los Papeles de Panamá, donde el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación desarrolló una potente plataforma que ha dado lugar a que en cada país sean los lectores quienes encuentren a políticos, empresarios y celebridades que invirtieron a través de la firma Mossack Fonseca. A propósito de lo sucedido con Propublica y también en las consecuencias que han tenido las revelaciones hechas en el marco de los Papeles de Panamá, queremos dedicar un momento para reflexionar respecto a la ética en el periodismo de datos.
¿Debería preocupar a los periodistas lo que los lectores hagan con las bases de datos que ponemos a su disposición? ¿Qué medidas debería tomar un periodista de datos cuando la información que publica termina siendo usada para fines ilegales? ¿Cómo hacer periodismo de datos en países donde el acceso a la información pública es casi imposible? ¿Qué tipo de información debería el periodista evitar revelar cuando publica una enorme base de datos? ¿Deberían las bases de datos publicarse tal cual se reciben o deberían editarse antes? ¿Qué preguntas debe hacerse el periodista de datos respecto a los intereses que tiene quien suministra la información? ¿Cómo verificar la confiabilidad de las bases de datos que se le suministran a un periodista de investigación? ¿Es ético aceptar bases de datos proporcionadas por hackers? ¿Qué hacer cuando al revelar una base de datos, terminan siendo implicadas personas que no tenían nada que ver con la historia que queríamos contar?
Para responder a estas y otras preguntas, los seguidores de la cuenta @EticaSegura participaron en uno más de nuestros tuitdebates usando la etiqueta #ÉticaEnRed. Los mejores trinos producidos durante la hora del debate fueron recopilados en el siguiente Storify.
La Red Ética Segura hace parte de la alianza Ética Segura, de la FNPI y el Grupo SURA, que propone un espacio de reflexión y debate acerca de los cambiantes desafíos éticos del oficio.