Es probable que en algún punto de su carrera, el periodista se encuentre con ofertas para ser contratado por el Gobierno de su país para dictar talleres, organizar seminarios, realizar asesorías o llevar a cabo proyectos temporales.
Antes de aceptar este tipo de oportunidades, vale la pena que el periodista se pregunte: ¿de qué manera afectará esto mi independencia y credibilidad?
En Colombia y Perú recientemente la revelación de millonarios contratos que periodistas tenían con entidades del Estado, ha causado polémica tanto entre colegas como en la sorprendida audiencia.
“El que esté libre de pecado, lance la primera piedra” ha sido una frase recurrente al referirse al caso de periodistas que simultáneamente tienen contratos con el Estado en Colombia. El tema no se puede reducir solo a tener o no contratos. La forma en que el contrato lesiona la independencia del periodista depende del objeto, duración y monto pagado. Por eso consideramos que es válido brindarle espacio en uno de nuestros tuitdebates semanales.
¿Es ético ser periodista y tener contratos con el Gobierno de turno? ¿Brindar consultorías a entidades del Estado es un “pecado”? ¿Tener contratos con el Gobierno lesiona la credibilidad e independencia de un periodista? ¿Con qué condiciones sería válido aceptar contratos con el Gobierno y seguir siendo periodista? ¿Cómo responder cuando el Gobierno le ofrece un periodista dictar talleres con fines educativos? ¿Por qué la audiencia reacciona negativamente cuando se conoce que un periodista tiene contratos con el Gobierno? ¿Deberían los periodistas revelar siempre los contratos que tengan con entidades distintas al medio para el que trabajan? ¿Se aplican estas inquietudes a quien no es periodista sino analista político o columnista?
Para responder a estas y otras preguntas, los seguidores de la cuenta @EticaSegura participaron en uno más de nuestros tuitdebates usando la etiqueta #ÉticaEnRed. Los mejores trinos producidos durante la hora del debate fueron recopilados en el siguiente Storify.
La Red Ética Segura hace parte de la alianza Ética Segura, de la FNPI y el Grupo SURA, que propone un espacio de reflexión y debate acerca de los cambiantes desafíos éticos del oficio.
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