Ser hincha y periodista, ¿es posible?
28 de Noviembre de 2017

Ser hincha y periodista, ¿es posible?

Para Nicolás Samper, en esta columna, no solo es posible, sino también honesto.
Fotografía: Damonify en Pixabay | Usada bajo licencia Creative Commons
Nicolás Samper C.

Fue un tabú con el que vivieron varias generaciones. Era una especie de pecado imposible de lavar porque se relacionaba el ser simpatizante e hincha con alguien que no era capaz de ejercer el oficio de periodista. Y aún quedan rezagos de tales costumbres porque todavía comunicadores encargados de cubrir la fuente de deportes son quisquillosos y reticentes a la hora de contar cuál es su filiación. ¿El motivo? Según ellos, perder credibilidad ante su audiencia porque quién le va a creer a un periodista que ya ha tomado partido en un caso. Es, de acuerdo a esa visión, ser juez y parte.

Imposible compartir esa tesis. Porque si hablamos de fútbol, tuvo que haber -y tiene que haber porque no es algo que se extinga- un favoritismo, una inclinación hacia algún color generado en la niñez. Y ese cariño no debe ser negado porque es un cariño que no se estanca sino que crece. Probablemente se modifique y atempere con el oficio del periodismo -y en eso es clave saber que el amor no es el que escribe sino los hechos, para así esfumar la niebla de los juicios calenturientos- pero es imposible que se extinga.

Julio César Pasquato fue uno de los míticos cronistas que habitaron la redacción de la Revista El Gráfico durante años. Se recuerdan todavía sus cubrimientos mundialistas y sus disecciones tácticas sobre los mejores equipos de su país y del mundo. Nunca negó ser hincha de River porque ese amor lo crearon en su casa cuando fue a ver a “la máquina”, una de las formaciones más brillantes del equipo de la banda cruzada. Por eso un día, conduciendo su viejo Ford Taunus y silbando alguna tonada de Duke Ellington en la casetera, se sentó a escribir sobre el asunto y calificaba de “hipócritas” a aquellos que juzgaban a sus colegas por su filiación futbolística, y concuerdo. Porque el juicio sancionatorio es débil y de escasa rigurosidad: se basa en ser hincha y no en qué es lo que escribe o transmite el comunicador que es hincha, que siempre será distinto.

La única herramienta con la que se puede llevar de manera óptima el ser hincha y periodista es el uso de la verdad a toda prueba. Un ejemplo fácil: por ser hincha de Boca será imposible tildar de mal arquero a Fillol, identificado con River. Porque será llevarle la contraria a los hechos comprobables. Y abundan esos periodistas que se jactan de no tener color futbolístico pero que cada vez que pueden y con el único ánimo de hacer ruido para beneficio propio, son capaces de llevarle la contraria a la verdad. Y esos son los peores periodistas, porque son hinchas de ellos mismos.

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