“Cuando el periódico y el periodista tienen la clara intención de abrir los ojos de la sociedad al peligro que representan los asesinos, el uso de las imágenes será otro. No es una fotografía para el morbo y para vender, en que el principal elemento no será la imagen del cadáver, sino la reflexión política, o social o ética sobre este u otros hechos alrededor de los cadáveres”, Javier Darío Restrepo.
El pasado 26 de septiembre la agencia de noticias MVT publicó 19 imágenes de los cadáveres de los 22 presuntos delincuentes que, según la versión del Ejército Mexicano, murieron durante un enfrentamiento armado el 30 de junio en Tlatlaya, Estado de México.
Las fotografías llegaron de manera anónima a MVT 24 horas antes de su publicación y cuando el tema del supuesto enfrentamiento había dado un giro de 180 grados, luego de que la agencia AP publicara un reportaje donde daba a conocer inconsistencias entre el reporte oficial del Ejército y las marcas de bala en el lugar de los hechos, y tras la publicación de la revista Esquire de un testimonio en el que se aseguraba que lo ocurrido en Tlatlaya fue una ejecución del Ejército.
(Aquí se puede consultar la cronología de los hechos)
Las imágenes de MVT a pesar de que mostraban de manera explícita los 22 cadáveres, contrarrestaban la versión del Ejército de que se había tratado de un enfrentamiento, sin embargo, antes de publicarlas los directivos y colaboradores de la agencia afrontaron una serie de reflexiones y dilemas que, en la siguiente entrada, se comparten en palabras de Mario Vázquez de la Torre, director de MVT.
¿Cuáles fueron los dilemas éticos a los que se tuvieron que enfrentar previo a la publicación de las fotografías donde aparecen los cuerpos de 22 personas muertas en Tlatlaya?
“Antes que el dilema ético, nos vimos en el dilema de la seguridad. Quienes los vivimos lo entendemos. Porque para nosotros era más seguro publicar las imágenes que guardarlas.
Que de pronto recibas un material de manera anónima, que no sepas en qué momento te lo dejaron y luego de abrirlo comiences a ligar de qué suceso se trata, pero que además al momento de recibirlo se trate del tema que se estaba detonando en México, es cuando te empiezas a preguntar a quién beneficio o a quién perjudico al publicarlas. Pero sobre todo te preguntas en qué posición te encuentras.
El hecho que se supiera que nos las dejaron, que nosotros teníamos en nuestro poder las imágenes, era algo que nos ponía en muy alto riesgo. Porque aquella persona que se viera afectada iba a querer recuperarlas. A qué precio: No lo sabíamos. Entonces a lo que recurrimos fue decir vamos a protegernos haciéndolas públicas”.
¿Una vez que tomaron la decisión de hacerlas públicas, cuál fue el siguiente paso. Hubo algún tipo de corroboración de las imágenes?
“Teníamos que darle el vínculo informativo porque aparentemente todo estaba dicho. Ya habían salido las publicaciones de agencia AP y la revista Esquire, y teníamos la posibilidad de que un especialista en criminalística las viera y diera sus comentarios. Porque nosotros no podíamos emitir una opinión. Así que consultamos al criminalista y publicamos las fotografías con su opinión.
Además, necesitábamos un medio de circulación nacional que nos respaldara. Por eso tomamos la decisión de ofrecérselas al periódico La Jornada, quienes han sido clientes de la agencia desde hace 15 años”.
¿Qué fue lo que encontró el criminalista en esta revisión?
“Encontró huellas de tierra en las rodillas y en el pecho, señal de que estuvieron sometidos. No había ni un solo casquillo en el piso, lo que demostraba que las personas muertas no habían disparado. Las armas estaban sobrepuestas y los cuerpos acomodados, además detectó las huellas de los impactos y la cercanía de la sangre en las paredes (evidenciando que se trató de una ejecución).
¿Hubo algún tipo de edición a las fotografías o decidieron no publicar alguna por lo fuerte de las imágenes?
“No. Las 19 fotografías que se recibieron las publicamos en nuestro portal de internet, se pusieron a disposición de La Jornada y en nuestra agencia”.
¿Cuál fue la conclusión a la que llegaron finalmente?
“Para nosotros las imágenes ya no dejaban lugar a dudas de lo ocurrido. Porque aún cuando se contaba con el testimonio de una testigo (que aseguraba que se había tratado de una ejecución del Ejército), no dejaba de ser su declaración contra la versión oficial. Y estas fotografías ya no dejaban salida a nada. Pero además era contundente la declaración del criminalista. Las imágenes finalmente las publicamos por una cuestión de seguridad y por su alto valor informativo”.
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