Javier Darío locuta, causa finita
18 de Octubre de 2018

Javier Darío locuta, causa finita

El ganador del Reconocimiento Clemente Manuel Zabala al Editor Colombiano Ejemplar 2017, Fernando-Alonso Ramírez, comparte su experiencia en el Festival Gabo 2018 y sus reflexiones tras la lectura de La constelación ética, el nuevo libro del maestro Javier Darío Restrepo.
Javier Darío Restrepo en el Festival Gabo 2018 | Fotografía: David Estrada Larrañeta. FNPI.
Fernando-Alonso Ramírez

Asistí devoto, puntual, a la cita con Javier Darío Restrepo en la charla El zumbido y el moscardón: Desafíos éticos en el periodismo actual, en el cual serían presentados sus colegas, que le ayudarán en adelante a responder las cosultas que lleguen al Consultorio Ético de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. 

La noche anterior se habían entregado los premios en el Festival Gabo en Medellín y muchos apostaban porque el conversatorio entre Javier Darío Restrepo, Mónica González, Álex Grijelmo, Jorge Cardona, alentado por Gumersindo Lafuente, iba a tener poca asistencia. Apenas habían pasado las 9:00 de la mañana del viernes 5 de octubre, hora citada, y el Orquideorama del Jardín Botánico se llenó con periodistas, profesores, estudiantes. Todos estaban ansiosos de escuchar de la utopía, de la ética.

Me ubiqué en la primera fila para escuchar a estos personajes que ahora serán como un equipo de baloncesto, los cinco titulares del Consejo de Ética de la FNPI, al decir del mismo Restrepo, que empezó con humor a celebrar el apoyo que recibe, que no parece nada distinto a tener refuerzos en tiempos turbulentos, para que sus discípulos vayan expandiendo la palabra de su sabiduría.

“Ser ético no es cuestión de conocimiento, sino de sabiduría”, y cuando escribe esto en su más reciente libro, La constelación ética[1], Javier Darío no se da por enterado de que esta frase lo describe. Que el séquito de discípulos supera con creces ese cuarteto que ahora lo acompaña. Lo vemos como el viejo sabio de la tribu.

Durante la charla, cada maestro habló del imperativo ético ligado a la excelencia periodística, de cómo hasta las palabras mal puestas pueden violar la ética, según Grijlemo. También de cómo la corrupción se da en ocasiones en el mismo espacio periodístico, al sentir de Mónica González, o de cómo sin los medios de comunicación no se habrían denunciado decenas de casos de corrupción en Colombia, según nos recordó Jorge Cardona, el memorioso.

Hasta el final se mantuvo lleno el auditorio. Una hora y siete minutos fue poco para tanta lucidez y un tema clave en la supervivencia del bueno periodismo, pero esas son las reglas del juego en el Festival Gabo, dejarnos antojados. Decenas de manos se quedaron levantadas en busca de respuesta. Porque la ética es eso, un mundo de preguntas sin respuestas definitivas.

Corrí al encuentro del maestro. Me firmó el libro y luego fue abordado una y otra vez por entusiastas periodistas y estudiantes de periodismo para que les respondiera esas preguntas que se quedaron sin hacer, a las que él pacientemente contestó.

Leer La constelación ética

Mientras viajaba de regreso a Manizales ese mismo viernes leí La constelación ética, en donde Restrepo, con su característica humildad, reconoce que ha ido cambiando su postura frente a la ética con el tiempo para alejarla de los manuales, que incluso él ayudó a redactar en el pasado como el del Círculo de Periodistas de Bogotá, y llevarla a la acción: “El ser ético y bueno, o el ser inmoral, no resulta de razonamientos, sino de decisiones prácticas”, resume en el texto.

Y encontré en estas páginas mucho más ampliado ese concepto que nos trajo desde el libro El zumbido y el moscardón[2], esa idea suya de que la ética es la utopía de la excelencia periodística, un anhelo para el que se trabaja cada día, convencidos de que se puede llegar a la meta: “Es una búsqueda más cercana a la realidad en la que la ética es entendida como un impulso a la excelencia”, narraba entonces.

Al leer las páginas se descubre cómo Javier Darío ha ido ahondando en este concepto y le agrega explicaciones que nos ayudan a entender que no hay excelencia posible sin ética. Que se trata de “un compromiso con uno mismo”. La ética son las decisiones que se toman con libertad. Nos introduce en este nuevo predicamento, la libertad como pieza clave del ser ético.

En este sentido dijo, durante parte de su intervención en el conversatorio, que “la ética es idealismo puro y duro”, y a eso no se le puede temer, porque hay ejemplos diarios de que hay gente honesta. Es lo que también ha llamado periodismo de esperanza, contar que por todas partes hay gente honesta, un periodismo que explore las posibilidades. No permitir solo la idea de que todos somos corruptos, sino mostrar esa cantidad de lecciones de honestidad que abundan en la sociedad.

“La ética es el alma de la calidad” se había aventurado a decir en ese otro libro de ensayos La niebla y la brújula[3], y nos sigue recordando que la una conduce a la otra y sin esta no puede haber aquella. Y entonces en su nuevo libro destaca ese razonamiento de su experiencia, de que la ética no se enseña en una cátedra, sino con el ejemplo, como mostró en esa novela de su autoría que he llamado de la ética periodística, El guardián del fuego[4], en donde Santiago, periodista que se la juega por la verdad, va dando lecciones sin pontificar, solo con su humana manera de practicar el oficio más bello del mundo.

La constelación ética lo componen cortos ensayos en los que Restrepo ratifica este concepto. Me sorprendió una frase que resume muy bien su postura: “Si alguno está pensando que mi idea del periodista está cerca de una versión de la madre Teresa, quiero decirle que no está del todo equivocado. Tenemos en común con ella que no miramos a los demás para aprovecharnos de ellos, sino para servirlos”. Y cuando escribe esto parece ponérnoslo muy difícil, pero recuerdo entonces que él mismo en El zumbido y el moscardón había dicho: “el periodista pertenece a una aristocracia del espíritu, pues su compromiso profesional es buscar y difundir la verdad de los hechos, nunca mentir”. Es decir, nos sigue ilustrando sobre sus ideas, las mismas que va puliendo y desarrollando.

Entonces recuerdo de mis épocas de estudiante de derecho aquel latinajo: Roma locuta, causa finita, con lo que selló su discusión San Agustín de Hipona con la Santa Sede. Parafraseo: Javier Darío locuta, causa finita. Él ha hablado, el caso está cerrado y no tiene lugar a más discusión. No por nada es el guardián del fuego, como el título de su novela, pero el fuego en este caso es la ética, y nosotros, sus devotos discípulos sabemos de la responsabilidad de mantener la tea encendida con ese mismo fuego con el que nos ilumina el viejo sabio de la tribu.

 


[1] RESTREPO, Javier Darío. La constelación ética. Fundación Gabriel García Márquez para el nuevo periodismo. Medellín, 2018.

[2] RESTREPO, Javier Darío. El zumbido y el moscardón. Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano y Fondo de Cultura Económica. Colombia, 2004.

[3] RESTREPO, Javier Darío. La niebla y la brújula. Editorial Debate. Colombia, 2008.

[4] RESTREPO, Javier Darío. El guardián del fuego. Intermedio Editores. Bogotá, 2014.

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