La periodista de ciencia argentina Roxana Tabakman demuestra con cifras que es necesario prestarle atención al aumento de casos de VIH entre hombres latinoamericanos que tienen sexo con otros hombres.
En la última década disminuyeron las muertes relacionadas con el sida y también, en muchos países, se redujo la cifra de nuevas infecciones por el HIV. Ahí acaban las buenas noticias. A pesar de estos avances a nivel mundial, en América Latina y el Caribe hubo un aumento de nuevas infecciones. Y uno de los grupos más afectados es el de los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres.
Es importante aclarar desde el inicio que es preferible utilizar el término “HSH” (Hombres que tienen relaciones sexuales con hombres) en lugar de “gay”, “homosexual” o “bisexual”. El punto importante aquí es el comportamiento riesgoso, no la identidad que puede o no estar sujeta a ese comportamiento.
Pero es muy importante volver a instalar el tema en los medios. Con mucho cuidado para no promover la discriminación, aprendiendo de los errores del pasado, pero que el temor a equivocarnos no nos impida a los periodistas dar una respuesta efectiva contra la epidemia.
¿Por qué hablar?
ONUSIDA considera que los gays y los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres son, junto a los/las trabajadores sexuales, las personas transgénero, las personas que se inyectan drogas y las personas en prisión o bajo reclusión de otra clase, los grupos especialmente vulnerables al HIV. Y es con números que lo justifican.
Algunos ejemplos. En la ciudad de San Pablo, Brasil, según datos del Ministerio de Salud, uno de cada cuatro HSH está infectado. La prevalencia está em aumento. En Colombia (datos del año 2016) el 17% de los HSH están infectados con HIV, siendo que en los mayores de 25 años la cifra alcanza 25,9%. En Argentina, los varones que tienen sexo con otros varones representan el 40% del total de los nuevos casos. En México, la prevalencia global es del 0,2% pero en HSH sube a 17,1%. En Perú, 0,3% de los adultos entre 15 y 49 años viven con el VIH, pero en HSH la tasa de prevalencia es 15,2%. Los periodistas, por lo tanto, podemos y debemos ayudar para mudar esta realidad.
Se estima que en los 17 países de América Latina y el Caribe hay 1.712.619 HSH. De éstos, menos de la mitad (48% en 2016) se realizaron una prueba de HIV en los últimos 12 meses y conocían el resultado. La meta de la OMS para el 2020 es que lo haga el 90%. Los periodistas podemos ayudar mucho para que esta cifra sea realidad.
El desafío que enfrentamos es enorme, mayor en algunos países que en otros. Entre los HSH, el uso de preservativos en la relación sexual más reciente presenta una mediana regional de apenas 63%, pero en países como República Dominicana, Chile, Perú y Colombia no llegan al 50%. Los periodistas de la región, repito, podemos ayudar mucho para mudar esta realidad.
Ideas de nota
El nuevo enfoque es la prevención combinada. Esta abarca tanto la promoción de comportamientos saludables y la lucha por entornos propicios para llevar a la práctica las medidas de prevención, como intervenciones biomédicas. Eso significa que hay muchas notas diferentes para hacer.
Los medios son puerta de entrada al conocimiento sobre prevención y sobre los beneficios de buscar cuidados médicos en caso de infección. Los medios tienen mucha experiencia en empujar a las personas a adoptar practicas seguras y a realizar el test por la primera vez. También pueden fomentar que se haga el test de HIV de forma periódica. Hay estudios que muestran que la repetición del test entre HSH aumentaría cuando conocen personas seropositivas, y es estimulada por conocimiento de personas enfermas o que fallecen. No estaría mal incluso poner una luz en los sites y blogs de pornografía donde, a contramano a las políticas de prevención, se disemina el discurso del barebacking: sexo anal desprotegido intencional entre HSH.
El enfoque biomédico es, tal vez, el más novedoso. La PrEP (Pre-Exposure Prophylaxis) es la utilización por personas no infectadas de medicamentos para reducir el riesgo de contraer el virus . Consiste en el uso diario de un comprimido que combina dos drogas antirretrovirales, y ya existe incluso la versión genérica. El remedio gratuito es parte de la atención en centros de salud donde se ofrece además ayuda para la reducción de comportamientos de riesgo.
Este año, siete países de América Latina y el Caribe inician estudios de PrEP. Otros, como Brasil, México y Perú ya lo están implementando. En Brasil, el Sistema público lo ofrece en 36 hospitales de 11 estados, pero no para todos, sino para los que tienen más riesgo de infección: HSH, Personas trans, y trabajadoras-es del sexo.
Cada periodista encontrará su historia para contar. Es posible hacer notas de mayor alcance social. Actualmente, salvo Bahamas, ningún país ofrece un conjunto completo de intervenciones especificas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la prevención de la infección del HIV. Muchos países todavía no ofrecen profilaxis pós exposición si la persona la necesita debido al riesgo de transmisión durante una relación sexual consentida.
El Atlas de los Grupos de Población Clave de ONUSIDA es una herramienta en línea que ofrece una amplia gama de información sobre los HSH de cada país y a nivel subnacional con distinto nivel de actualización. Allí hay datos de prevalencia de HIV, conocimiento del estatus de HIV, uso de preservativo, coinfecciones, leyes y hasta número de participantes de Hornet, una red social para homosexuales.
Aspectos por cubrir con mirada periodística no faltan. Y para cuando el editor se canse de las notas de HIV, el periodista tendrá otras enfermedades de transmisión sexual para tomar la posta: la sífilis es una enfermedad que afecta, según los países, del 1% al 27% de los HSH.
Lenguaje sensible
El HIV-sida creó retos sin precedentes para los periodistas: cómo transmitir el mensaje sin herir sensibilidades ni generar discriminación. El uso de eufemismos, como escribir “contacto íntimo” cuando debían decir “sexo anal”, puede haber tenido su peso en el aumento de los casos.
Se sabe también que el uso del término “grupo de alto riesgo” es contraproducente. Puede inducir a un falso sentido de seguridad entre las personas que desarrollan comportamientos de riesgo, pero que, sin embargo, no se identifican con este grupo y, por otro lado, generar estigma y discriminación. “Comportamiento de riesgo” es el concepto apropiado, porque hace referencia a todo comportamiento o acción que aumente las probabilidades de una persona de adquirir o transmitir el HIV.
Tampoco se debe decir que es una “Comunidad afectada” ya que este término abarca a todas las personas que viven con el HIV/sida, pero también sus familiares y amigos, o sea todas aquellas personas cuyas vidas se ven afectadas directamente por la infección por HIV y sus consecuencias físicas, sociales y emocionales.
El término «gay» puede referirse a varias cosas: a la atracción sexual por personas del mismo sexo, a un comportamiento sexual con personas del mismo sexo, o a una identidad cultural de personas del mismo sexo. Puede utilizarse sin problema sólo si los individuos o grupos se identifican a sí mismos específicamente como gays. Caso contrario, es preferible usar “gays y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres”. Así se incluye tanto a los hombres se identifican a sí mismos como gays, como a los que, a pesar de no hacerlo, tienen relaciones sexuales con hombres.
Términos recomendados
• No usar: Contagiarse sida, agarrarse sida. | Usar: Contraer HIV, Infectarse con HIV, Adquirir HIV.
• No usar: Portador / sidoso / sidótico. | Usar: Persona/Hombre/Mujer con HIV.
• No usar: Grupo de riesgo. | Usar: Comportamiento de riesgo / poblaciones vulnerables.
• No usar: Batalla, lucha, guerra contra el sida. | Usar: Respuestas al VIH/sida.
• No usar: Víctimas del sida, personas que sufren sida. | Usar: Persona afectada por el VIH.
No repetir errores del pasado
El primer reporte médico del sida se hizo público en 1981, cuando se registró en Estados Unidos un aumento en el diagnóstico de casos de neumonía y un tipo específico de cáncer en hombres jóvenes que tuvieron sexo con hombres. En 1985, un año después de la identificación del HIV como virus responsable, cuando se demostró la transmisión heterosexual, el término despectivo “peste rosa” ya estaba instalado.
En la cobertura del HIV sida los medios mostraron desde el comienzo grandes diferencias, por razones morales o religiosas. No apenas eso. En 1997, en Brasil el tema era afrontado de forma valiente en revistas femeninas y de adolescentes, pero para Playboy, por ejemplo, la enfermedad no existía.
A lo largo del tiempo, los abordajes pasaron por muchas transformaciones, fue retratada como enfermedad de artistas y en los últimos tiempos se hizo foco en que los grupos socio económicos menos favorecidos eran los más afectados.
Mucho trabajo de las organizaciones sociales y gubernamentales permitió cambiar esta situación, pero casi cuarenta años más tarde el aumento de la epidemia entre los HSH es un fenómeno global. Y no se sabe bien cómo y porqué se llegó a esta situación.
Hay quienes critican a las organizaciones LGBT que adoptaron el silencio para disociarse del tema, contribuyendo a su propia vulnerabilidad. Otros dicen que poner el foco en la prevención sin dar visibilidad a las personas con HIV sida, mantuvo a los jóvenes impermeables a los mensajes preventivos. Otros le adjudican el fracaso a la pérdida del miedo por el avance de los tratamientos.
Cualquiera sea la causa, es necesario también ahora adoptar actitudes audaces. No hablar del problema es colaborar para que siga aumentando.
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