Colombia se ha convertido en un laboratorio de la justicia transicional ante los ojos del mundo. Un referente de cómo aplicar justicia desde un enfoque restaurativo para reparar el daño que sufrieron las víctimas, encontrar la verdad y ofrecer las garantías para que no se repita el ciclo de violencias que ha dejado —y sigue dejando— el conflicto armado en el país.
Para transitar ese camino hacia la reconciliación Colombia creó, luego de la firma de los Acuerdos de Paz con las Farc en 2016, el Sistema Integral para la Paz, la Comisión de la Verdad, la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas y la Jurisdicción Especial para la Paz, que tienen como centro reconocer la tragedia de la guerra, poner en el centro a las víctimas y garantizar sus derechos.
El país cambió, el concepto de justicia cambió, pero ¿cambió el periodismo?, ¿puede el periodismo sanar las heridas de la guerra? Las preguntas las hizo la periodista Gloria Castrillón Pulido durante el taller ‘Cobertura periodística sobre justicia restaurativa en Colombia’, que se desarrolló entre el 8 y 9 de junio en Bogotá gracias a la Fundación Gabo y al apoyo del Instituto Colombo-Alemán para la Paz (CAPAZ).
Durante este encuentro en Bogotá, que reunió a 26 periodistas de medios comunitarios de distintas regiones del país, los asistentes reflexionaron, fortalecieron conocimientos y compartieron experiencias sobre la cobertura alrededor de la justicia restaurativa en sus territorios.
Las víctimas primero
¿De qué hablamos cuando hablamos de justicia restaurativa? Se trata de una forma de pensar la justicia teniendo como centro las necesidades de las víctimas y la responsabilidad activa del ofensor en la reparación del daño. Aquí el crimen es una ofensa contra las personas y las relaciones interpersonales.
“Este modelo de justicia permite tener un lenguaje más comprensivo desde el punto de vista del entendimiento en tres dimensiones: el compareciente frente a la responsabilidad, las víctimas frente a la restauración y comunidad frente al conflicto, para restablecer los lazos que se rompen”, explicó Camilo Suárez Aldana, magistrado de la JEP y presidente de la Sección de Primera Instancia para Casos de Reconocimiento.
Por el contrario, en la justicia retributiva el foco no está puesto en las necesidades de las víctimas sino en los castigos de los infractores. Aquí el crimen es una ofensa contra la Ley y el Estado.
De acuerdo con Laura Rivera, docente e investigadora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Giessen, “mientras la justicia restaurativa busca reparar los daños y rehabilitar al agresor para reintegrarlo al tejido social, la justicia retributiva profundiza la separación de la víctima y el victimario”.
ABC de la JEP
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) es el componente de justicia del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición que nació del Acuerdo de Paz firmado entre las Farc y el Gobierno Nacional en el 2016.
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¿Qué juzga?: las violaciones graves a los derechos humanos y las infracciones graves al Derecho Internacional Humanitario cometidos por causa, con ocasión o en relación directa e indirecta al conflicto armado colombiano.
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¿A quiénes juzga?: a los miembros de la fuerza pública, otros agentes del Estado, exintegrantes de las Farc y terceros civiles que hayan participado del conflicto. Para tener en cuenta: La JEP no tiene competencia sobre los presidentes.
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¿Cómo juzga?: construye macrocasos a través de procesos de priorización y selección. Solo investiga y sanciona a los máximos responsables.
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¿En qué periodo?: solo juzga los delitos cometidos antes del 1 de diciembre de 2016.
La justicia de la JEP “tiene un enfoque restaurativo, pero no quiere decir que no tenga un componente retributivo”, explicó Rivera. De ahí que existan delitos amnistiables e indultables, como la rebelión, sedición, conspiración y retención ilegal del mando; pero también delitos graves y representativos en los que no se extinguen las penas ni las sanciones, como ocurre con la violencia sexual, crímenes de guerra, ejecuciones extrajudiciales, desaparición forzada, desplazamiento forzado, reclutamiento de menores, entre otros.
11 macrocasos de la JEP
La JEP investiga, esclarece y sanciona un universo de hechos violentos y víctimas a través del estudio de macrocasos que permiten agrupar los hechos más graves y representativos.
“La construcción de los macrocasos conlleva a macroprocesos y macrosentencias para que el universo de víctimas se vea representada en esos hechos. Es inhumanamente, temporalmente y presupuestalmente imposible escuchar a absolutamente todas las víctimas”, explicó el magistrado Suárez Aldana.
Estos son los 11 macrocasos que contempla la JEP:
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Toma de rehenes, graves privaciones de la libertad y otros crímenes concurrentes cometidos por las Farc
El caso fue abierto el 4 de julio de 2018 y en su proceso investigativo ha logrado identificar a 21.396 víctimas de secuestro con nombre y cédula. Hasta el momento, 3.235 presuntos responsables se han sometido a la JEP.
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Situación territorial de Ricaurte, Tumaco y Barbacoas (Nariño)
La JEP abrió el caso el 10 de julio de 2018 para priorizar las violaciones a los derechos humanos, que afectan especialmente a pueblos indígenas, comunidades negras, afrocolombianos, campesinos, mujeres y personas LGBTI de los municipios. Aquí se estudian aproximadamente 3.000 hechos victimizantes.
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Asesinatos y desapariciones forzadas presentados como bajas en combate por agentes del Estado (‘falsos positivos’)
En este caso, 22 integrantes de la fuerza pública y un civil reconocieron ante la JEP su responsabilidad por los asesinatos y desapariciones forzadas presentadas como bajas en combate por agentes del Estado. A raíz de esto, los imputados por 'falsos positivos' fueron postulados para que el Tribunal para la Paz les imponga sanciones.
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Situación territorial de la región de Urabá
El caso fue abierto el 11 de septiembre de 2018. Aquí se estudian los hechos victimizantes ocurridos en diez municipios: Turbo, Apartadó, Carepa, Chigorodó, Mutatá y Dabeiba (en Antioquia) y El Carmen del Darién, Riosucio, Unguía y Acandí (en Chocó).
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Situación territorial de la región del norte del Cauca y sur del Valle del Cauca
La JEP abrió el caso el 16 de noviembre de 2018 para priorizar las violaciones a los derechos humanos en los municipios de Santander de Quilichao, Suárez, Buenos Aires, Morales, Caloto, Corinto, Toribío, Caldono, Jambaló, Miranda, Padilla y Puerto Tejada en el Cauca, y Palmira, Pradera, Florida, Candelaria y Jamundí, en el Sur del Valle del Cauca.
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Victimización de miembros de la Unión Patriótica
En este caso, que analiza la situación de victimización de los miembros de la Unión Patriótica, se determinó que 5.733 personas fueron asesinadas o desaparecidas en ataques dirigidos contra el partido político Unión Patriótica entre 1984 y 2016.
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Reclutamiento y utilización de niñas y niños en el conflicto armado
La Sala de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad y de Determinación de los Hechos y Conductas – SRVR – encontró un universo de 18.677 víctimas únicas, que constituyen una cifra provisional.
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Crímenes no amnistiables cometidos por la fuerza pública, agentes del Estado en asocio con grupos paramilitares
Hasta el momento, la JEP compulsó copias para que se investigue por presunto paramilitarismo a 16 exoficiales de la fuerza pública.
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Crímenes contra territorios y pueblos Étnicos
Este caso fue abierto el 13 de septiembre de 2022. Aquí se estima un universo de víctimas de, al menos, 1.350.181 con pertenencia a comunidades indígenas, pueblos afrocolombianos, negros, raizales, palenqueros y Rrom.
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Crímenes no amnistiables cometidos por las extintas Farc en el marco del conflicto armado
El 15 de julio de 2022, la JEP abrió este caso que agrupa 306 informes entregados por la sociedad civil, así como los informes de la Fiscalía sobre crímenes cometidos por las Farc-EP durante el conflicto armado.
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Violencia sexual en el marco del conflicto armado
Este caso no ha sido abierto. Se dedicará exclusivamente a investigar y establecer la verdad sobre los delitos de violencia sexual y de género ocurridos en el marco del conflicto armado en Colombia.
5 claves para sanar las heridas desde el periodismo
Después de más de medio siglo haciendo cobertura de la guerra, el periodismo en Colombia se vio ante el enorme reto de proponer nuevas miradas para contribuir desde el oficio a sanar las heridas de la guerra. Se trata, en palabras de Gloria Castrillón, de cambiar el chip y apostar por un periodismo con enfoques y formas de contar que aporten a la construcción de paz.
“Nos tiene que cambiar la visión, porque venimos de hacer periodismo en un país que negó y normalizó la guerra. Venimos de años de tradición de un periodismo que se está reevaluando”, dijo la experta. “No vamos a reparar el daño de las víctimas ni a regresarles los familiares asesinados, pero con una escucha atenta y un buen trabajo podemos ayudar mucho”, precisó.
¿Cómo oxigenar desde el periodismo? Castrillón compartió cinco claves para iluminar el camino de la memoria histórica y aportar para el futuro.
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Dignificar a través del lenguaje
Escoger las palabras que hacen parte del relato es un asunto de sumo cuidado. Es fundamental usar un lenguaje libre de estereotipos y alejado de las narrativas de odio.
“La estigmatización que viene desde el poder la hemos reforzado los medios de comunicación durante años. Los titulares, los enfoques, la decisión de a quiénes le damos la voz es importante para combatir eso”, destacó Castrillón.
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Explicar y contextualizar
Castrillón recordó lo fundamental que es relacionar la historia o el hecho con el contexto en forma de datos, estadísticas y multiplicidad de fuentes para explicar más y mejor los acontecimientos.
“En Colombia no pasan las cosas porque sí. No llegó una nave desde la luna con pura gente mala. Las personas que participan del conflicto son nuestros hijos, primos, sobrinos. Por eso es tan importante incluir el contexto en nuestros relatos. No podemos asumir que los lectores lo saben todo”, dijo Castrillón.
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Mostrar los matices
Los periodistas tienen el deber de mostrar los matices para alejarse de las narrativas tradicionales que dividen a las personas en buenas y malas, víctimas y victimarios.
“Es muy fácil señalar víctimas y victimarios. Cuántos miembros del Ejército y la policía son una cosa u otra, no todos los miembros del Esmad han violado derechos humanos. Hay que evitar convertirnos en un tribunal”, advirtió Castrillón.
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Escuchar y amplificar la voz de las víctimas
La experta le preguntó a los asistentes cuál creían que es el sentido de remover el dolor de una víctima a través de preguntas para revivir la violencia que sufrió. Ese ejercicio de escucha debe convertirse en un aporte: “no debe ser en vano”, advirtió.
“Las víctimas deben estar en nuestros relatos como protagonistas. ¿Cómo las estamos incluyendo?, ¿cómo están quedando las víctimas en nuestras historias? Durante muchos años no pudimos contar muchas de esas historias, pero ya están en el Informe Final de la Comisión de la Verdad y el Centro Nacional de Memoria Histórica”, dijo Castrillón.
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Dar identidad más allá del nombre
Entender la dimensión de la humanidad tras las personas que se entrevistan es clave para construir un relato más completo.
“Debemos contar las historias de quienes resisten. Nadie mejor que nosotros conoce la realidad de esas personas, ni nadie más puede contar esas historias que no se han contado”, destacó la experta.
Sobre Gloria Castrillón
Directora de Colombia 2020, un proyecto periodístico y pedagógico para el posconflicto de El Espectador. Es cofundadora de la asociación Consejo de Redacción. Así mismo, ha sido coautora de los manuales: Pistas para narrar la paz, Pistas para narrar la memoria, editora de los libros: 12 historias que nos deja la guerra y Las coordenadas del posconflicto.
Sobre Laura Rivera
Abogada y socióloga, con maestría en Derecho Constitucional y doctorado en Derecho por la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB-Quito). Actualmente es docente e investigadora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Giessen (Alemania).
Sobre el taller ‘Cobertura periodística sobre justicia restaurativa en Colombia’
Este encuentro organizado por la Fundación Gabo con el apoyo del Instituto Colombo-Alemán para la Paz (CAPAZ) reunió a 26 periodistas el 8 y 9 de junio en Bogotá, bajo la conducción de Gloria Castrillón Pulido, periodista especializada en temas de política conflicto armado y derechos humanos.
Esta actividad hace parte de un ciclo de cuatro talleres que tienen como objetivo desarrollar espacios de formación y diálogo entre periodistas, además de brindar herramientas que les faciliten la comprensión de la justicia restaurativa en el Sistema Integral para La Paz en Colombia.