Monterrey, México. Martes 2 de septiembre de 2003
Sabíamos que no sería sencillo conjugar en un mismo trabajo los cinco criterios de evaluación que declaran los principios del concurso: calidad narrativa, investigación original, tratamiento en profundidad, temas relevantes para la sociedad, valores éticos.
Pero al terminar la revisión de los casi 400 trabajos recibidos desde 20 países, los jurados descubrimos que sus autores nos habían brindado la envidiable oportunidad de escribir el primer borrador de la historia de nuestro periodismo.
Esta segunda convocatoria corrobora que es posible ejercer un Nuevo Periodismo en internet, radio y televisión. Los escogidos son el vino nuevo en odres nuevos. Cada uno ejemplifica un caso.
Los reporteros, fotógrafos, infógrafos, programadores y editores de "La cara oculta del fenómeno piquetero" (Alberto Amato, Gastón Depetris, Marcelo Franco, Lucas Guagnini y Gerardo Young) trabajan para las ediciones impresa y digital de "Clarín", de la Argentina. La colaboración entre tantas especialidades resultó en un trabajo que aprovecha los textos, el audio y las imágenes para crear una nueva narrativa periodística que busca explicar la dolorosa y omnipresente novedad del hambre en Argentina.
Los autores del programa "La Cruz de Juárez" (Vanesa Robles y Mario Mércuri) venían de la prensa escrita y nunca se habían acercado a un micrófono. Para hacer radio decidieron estudiar la cartilla desde el principio. La aplicaron con pasión. En cuatro semanas de trabajo elaboraron un guión, con el cual el editor Gilberto Domínguez convirtió las 35 horas de audio grabadas sobre el asesinato de 200 mujeres en Ciudad Juárez, en impecables 20 minutos para la frecuencia radial de la Universidad de Guadalajara, 20 minutos a los que no les sobra ni les falta nada.
Con lo que le pagaron por su último empleo en un canal de televisión, el reportero colombiano Jorge Enrique Botero se compró una cámara. Con ella se lanzó a la selva, donde entrevistó al militar de más alto rango secuestrado por la guerrilla. A centenares de kilómetros, habló luego con su familia. Y meses después repitió el mismo recorrido. Sólo entonces editó "Cómo voy a Olvidarte". Esa voz de los protagonistas, y no la de Jorge, es la que narra este desgarrador documento sobre uno de los dramas que golpea a las familias colombianas. Fue terco en su dedicación a este reportaje y terco también en la larga lucha hasta conseguir que se lo transmitiera una de las grandes cadenas colombianas.
Estos son, pues, nuestros premios.
El equipo multidisciplinario de un periódico líder. Dos reporteros de la prensa escrita que en una radio universitaria se prueban en un lenguaje que no habían practicado antes. Un reportero solitario que con extrema austeridad produce un documento que luego coloca en una gran cadena. Es decir, todas las diferencias.
Pero una similitud:
Ante las circunstancias que la realidad les puso en el camino, cada uno de ellos contó su historia con las viejas buenas artes de la narración. Saber contar bien el cuento sigue siendo la mejor manera para que no caiga pronto en el olvido.
Estos trabajos y los de los demás finalistas privilegiaron la vocación y las reglas básicas de nuestro oficio, por encima de las limitaciones de cualquier origen. Éste es un motivo de ilusión sobre lo que vendrá.
También lo es José Salgar, quien en setenta años de oficio nunca cedió a las tentaciones del poder. Ese compromiso sin fisuras y el magisterio entrañable con el que formó a innumerables colegas colombianos le hacen honor a su predecesor en este Premio, el maestro Julio Scherer, quien hoy también nos acompaña. Tan nuevo periodista es José Salgar a sus ochenta y dos añitos añitos que cuando los colegas mexicanos le preguntan cómo se siente recibir este premio, les suelta muy seguro que bien ganado se lo tiene. La pura verdad, como corresponde a un periodista.
Se cumple así la ambición de la Fundación Nuevo Periodismo y de CEMEX. Además de otorgar un importante estímulo económico a los premiados, el propósito es reconocer a los mejores y alentar a quienes vienen en camino, muchos de ellos menores de 30 años.
A partir del Premio se está creando un acervo extraordinario. Casi mil trabajos presentados en las dos convocatorias permiten ir trazando el mapa de los asuntos y los problemas del periodismo de América Latina.
Es el mapa de un continente en el que la desigualdad crece cada día. Y nos lo cuentan a través de los síntomas: el hambre, las violencias de distinta clase, las protestas callejeras y el impacto de la crisis económica en los hogares. Tal vez en las próximas ediciones también nos digan acerca de las causas de esa inequidad, de los procesos sociales y económicos que la originan.
El jurado de televisión intuyó la esperanza: "Es como si el continente se resistiera a permanecer en sus sufrimientos y buscara, a través de sus propias imágenes, las señales de un futuro mejor".
Gracias a los premiados y a los demás concursantes por ayudarnos a imaginarlo.