Recomendaciones para hacer del periodismo económico un ejercicio más interesante
25 de Septiembre de 2021

Recomendaciones para hacer del periodismo económico un ejercicio más interesante

Lecciones y claves de Luis Miguel González sobre cómo refrescar el oficio del periodista económico mediante la búsqueda de nuevas historias que indaguen sobre lo que le interesa a la gente.
Milton Cabrera Fernández

Hay dos pecados que el periodista económico no puede cometer en su esfuerzo diario por conectar con el público. El primero es ser falso o mentiroso y el otro es ser aburrido. 

La afirmación es de Luis Miguel González, director editorial del diario El Economista de México, quien orienta el taller virtual sobre periodismo portuario realizado por la Fundación Gabo con el auspicio del Grupo Puerto de Cartagena, bajo el título ‘Viaje al interior de un puerto’.

El primer pecado es tan obvio como reiterativamente cometido. Evitar a toda costa mentir o falsear la información ha sido siempre un mandato promovido desde los primeros cursos de las escuelas de periodismo, lo que de inmediato lleva a pensar en verificarlo todo.

Pese a tener un peso ético gigante, ese mandato se ha convertido hoy en un desafío profesional exacerbado por las tensiones generadas por dos fenómenos contemporáneos que acaparan la atención de todos: la post verdad y la desinformación.  

En realidad, siempre, desde que el oficio existe hay una batalla entre el periodismo objetivo y un periodismo que no merece el nombre, el que miente. De manera que buscar la verdad es la esencia de la labor de un buen periodista.

Respecto al riesgo de ser aburrido, González comenta que el periodismo económico padece una especie de envidia frente a otras especializaciones. Es más proclive a resultar aburrido un artículo de temas económicos que uno de deportes, espectáculo, política, judiciales o cultura. 

Es claro que si, por ejemplo, se escribe algo –lo que sea– acerca de Lionel Messi habrá más likes o más lectores que si se aborda un asunto de inflación, impuestos, aduanas o puertos. Del mismo modo, si se trata algún escándalo de farándula el éxito editorial y, de paso comercial, es casi seguro; lo que no es muy frecuente con temas económicos o financieros. 

Verdad y originalidad

Pero, en el fondo, la economía tiene algo muy bueno y es que aborda temas relevantes y de interés público. 

El hecho es que no alcanza con tratar un asunto importante; es necesario hacerlo atractivo. Pero, ¿cómo hacer atractivo lo importante? 

En buena medida, el gran reto del periodismo económico es generar el interés de un público más amplio. El desafío está en acercar a personas que con frecuencia sienten el impacto de la economía, pero no tienen manera de procesar todo lo que le sucede desde lo económico.

Se trata de ponerles rostro humano a los temas económicos, financieros, de negocios, comerciales, aduaneros o portuarios, a través de historias en las que la gente se vea reflejada.

González cita a Robert J. Shiller, Premio Nobel de Economía en 2013, quien en su obra “Narrativas económicas” expresa que un hecho económico en sí mismo no es lo importante, sino la manera como la gente lo recuerda y lo cuenta. 

Entonces, es menester preguntarse ¿qué capacidad tiene un periodista para convertir lo que narra en tema de conversación? 

Contar historias

La respuesta está en hacer que el tema abordado tome relevancia. En el periodismo de temas portuarios, como en el periodismo económico en general, es necesario traducir los temas complejos para hacerlos entendibles. 

Todo periodismo especializado supone una lucha constante en derribar la creencia según la cual basta con una estadística para construir una noticia. El dato vale solo en la medida en que se pone en contexto. “Estamos hablando de personas a las que ese número representa”.

En efecto, detrás de cada cifra hay una, varias o muchas historias humanas. De alguna manera, los números representan o encapsulan estados de ánimo. Por ejemplo, una empresa o un sector que crece está optimista, avanza, se muestra fuerte, victorioso; mientras que una organización que está decreciendo muestra preocupación, ansiedad, mal humor, confusión, desorden; y es labor del periodista reflejar esos estados de ánimo en sus historias. Detrás de cada número está la historia que hay que contar. 

Más vale preguntar tonterías que hacer tonterías

Al periodista económico no puede darle miedo hacer preguntas. Ellas son necesarias no solo para obtener respuestas útiles, sino también para comprender los temas.

“Cuando hay un concepto clave es necesario preguntar y no dejar de hacerlo hasta comprenderlo”, insiste Luis Miguel González, quien añade que uno de los retos del periodismo de hoy está en desdoblar o hacer sencillos los conceptos. 

Un periodista que cubre un puerto debería preguntarse ¿cómo contar la historia de la reactivación de ese puerto tras la pandemia? ¿Cómo está volviendo la gente a sus sitios de trabajo? ¿Cómo ha cambiado la dinámica? ¿Qué mercancías no llegaban antes y están llegando ahora? ¿Cómo fue la vida y el trabajo de quienes se quedaron en las actividades diarias?

En las respuestas a esas preguntas se hará evidente que el puerto es un pretexto para hablar del resto de la economía: turismo, comercio, industria, empleo, recuperación económica, salud física y mental y un extenso etcétera.

Aterrizar los conceptos

Con frecuencia los periodistas no son capaces de traducir en un lenguaje más llano los términos especializados de los temas económicos, ni de encontrar personajes a través de los cuales conducir la historia.

Hay dos cosas que un periodista no puede hacer sin correr el riesgo de perder la audiencia. Una es usar términos técnicos sin traducirlos y la otra, consecuencia de la anterior, es tratar a las fuentes como si fuesen sumos sacerdotes o autoridades inapelables. 

A la fuente hay que preguntarle y volverle a preguntar hasta comprender el concepto o idea, porque muchas veces el periodista transmite información que no ha terminado de procesar. 

Bien dijo Gabriel García Márquez que “la mejor arma del periodista es su ignorancia”. Y es que tener claro lo que se ignora permite hacer mejores preguntas. 

Un periodista representa al medio para el que trabaja, pero, sobre todo, representa al público que lo lee, lo oye o lo ve; y debe indagar en nombre de ese público, hacer las preguntas que la gente haría.

Sobre Luis Miguel González

Es director editorial del Diario El Economista de México desde 2009. Licenciado en Economía de la Universidad de Guadalajara, estudió el Máster de Periodismo del Periódico El País en la Universidad Autónoma de Madrid e hizo una especialización en Periodismo Económico en la Universidad de Columbia, New York. Ha sido reportero, editor de negocios y director editorial del Diario Público de Guadalajara, y ha trabajado en los diarios Siglo XXI y Milenio.

Sobre el taller ‘Viaje al interior de un puerto’

Este taller virtual es organizado por la Fundación Gabo en alianza con el Grupo Puerto de Cartagena. Participan 20 periodistas de medios impresos, radiales, televisivos y de portales web de Colombia, Brasil y Chile, quienes cubren temas relacionados con la actividad portuaria en sus respectivos países. Su desarrollo contempla cuatro sesiones los días 14, 16, 21 y 23 de septiembre de 2021. En cada sesión, funcionarios del Grupo Puerto de Cartagena interactuaron con los periodistas participantes para ilustrar sobre la dinámica de la actividad portuaria

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