Este artículo es producto del proyecto 'Entre panas y parceros, ¿Cómo comunicar la inmigración en Colombia?', una iniciativa de la Fundación Gabo, con el apoyo del Programa de Alianzas para la Reconciliación (PAR) de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ACDI/VOCA. Si te interesa profundizar y reflexionar alrededor de este tema, puedes participar en las distintas convocatorias para talleres en distintas regiones de Colombia.
En Bogotá, Colombia, existen dos grandes orquestas de planta y con sueldo permanente: La Orquesta Filarmónica de Bogotá y la Sinfónica Nacional de Colombia. A estas dos se suman otras dos que trabajan por temporadas: La Orquesta Nueva Filarmonía y la Fundación Orquesta Sinfónica de Bogotá. El sueño del director de orquesta colombo venezolano Álvaro José Carrillo es lograr incluir en este reducido grupo a la orquesta de la Fundación para la Integración Musical de Colombia (Fundamusicol). Por ese objetivo Carrillo trabaja desde 2019, cuando se creó esta fundación que, a través de la música, ha buscado unir a colombianos y venezolanos.
“Desde su nacimiento Funfamusicol ha luchado en tres vertientes: consular, artística y humanitaria. Esas son nuestras tres propuestas”, explica Carrillo, quien nació en Valledupar hace 34 años y, siendo bebé, fue llevado por sus padres a Venezuela para vivir todos en ese país.
“A nivel musical —detalla Carrillo— queremos destacar la experiencia que trae el músico venezolano que llega a Colombia y cómo puede ayudar a enriquecer a los que están acá. Desde lo consular buscamos ayudar a que los músicos venezolanos que llegan se puedan legalizar y tener documentos al día”.
Por último, añade, “desde lo humanitario, hemos realizado jornadas con Cruz Roja dirigidas a la población migrante. Además, durante la pandemia hemos logrado ayudar a 800 familias de escasos recursos”.
Una vida dedicada a la música
Álvaro José ha estado ligado a la música desde los cinco años, ya que a esa edad ingresó al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela (El Sistema), un programa de educación musical que funciona en Venezuela desde 1975. Aprendió a tocar el contrabajo y de allí salió a formar parte de distintas orquestas en ese país: Metropolitana, Juvenil de Caracas, Teresa Carreño y, finalmente, la Orquesta Simón Bolívar.
“Llevaba casi 30 años ligado a la música en Venezuela. Era director de una academia de El Sistema y pertenecía a una de las mejores orquestas del mundo: viajábamos dos o tres veces al año. Pero ya en ese momento, en 2015, había muchos problemas y mi esposa estaba embarazada. Aproveché que tengo la nacionalidad colombiana y, tras evaluar opciones, regresé a Colombia”, comenta el músico.
En los últimos seis años, a través de concursos, Carrillo ha calificado como profesor de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, Productor y Coordinador General de la Orquesta Nueva Filarmonía y Consejero Distrital de Cultura. Esta experiencia reciente, y lo aprendido en Venezuela, fue lo que le permitió fundar Fundamusicol, un proyecto que tiene como objetivo replicar el modelo de El Sistema, que le permita gestionar los recursos para formar orquestas y núcleos que les den trabajo a más músicos.
“Actualmente tenemos una orquesta sinfónica de la juventud y un coro sinfónico de la juventud que agrupan a 200 personas en Bogotá. En Cúcuta y Medellín tenemos orquestas. También estamos trabajando en Bucaramanga, Cali y en la costa. Hay una base de datos de estas ciudades, y nos vamos organizando a través de grupos, por redes o Whatsapp”, explica.
Complementar al talento musical de Bogotá y Colombia
Álvaro Carrillo señala que en Colombia hay una necesidad grande de talento musical, ya que muchos de sus músicos de carrera terminan yéndose del país por falta de oportunidades: “Por ejemplo, Bogotá que es la ciudad más grande de Colombia, con ocho millones de habitantes, solo tiene dos orquestas de tiempo completo, mientras que en el país existen 17 facultades de artes. Ante la falta de oportunidades estos músicos buscan estudiar y trabajar en el exterior; alguien más aprovecha su talento”.
“Nosotros como fundación llamamos a los músicos colombianos de las universidades para que se integren con los músicos venezolanos que están en las calles. Así es como hemos logrado en Bogotá una orquesta compuesta por 60% de venezolanos y colombianos retornados y un 40% de estudiantes de las universidades de acá”, agrega el director de Fundamusicol.
Desde la óptica de Álvaro Carrillo lo más valioso de crear orquestas binacionales es poder conocer cómo se “van integrando los músicos y como todos se empiezan a mover en los conciertos por igual, con una energía que se transmite”. Y es que a pesar de la pandemia, solo en diciembre de 2020 50 músicos que hacen parte de Fundamusicol fueron contratados por el Instituto Distrital de las Artes de Bogotá para ofrecer 50 conciertos.
Otra de las iniciativas de Fundamusicol es poder llevar el conocimiento de sus músicos a las aulas de clases: “Nada más Bogotá tiene 140 colegios distritales y solo en 30 de ellos se reciben clases de música. Allí es donde nosotros con talento y experiencia podemos unirnos y abarcar más escuelas”. Lograr enriquecer la educación cultural de los niños y jóvenes a través de la música es otro de los sueños de Carrillo. Y es que de esta manera sería la forma más cercana de replicar todos los éxitos que le dio a Venezuela El Sistema, porque como el mismo Álvaro comenta “cuando un país desarrolla la cultura, todos somos mejores”.