El ‘lienzo’ es una pared del sector Las Vegas de Nelson Mandela. Los artistas son niños y adolescentes del mismo barrio en la periferia de Cartagena de Indias. La obra: una ilustración del trabajo protagonizado los últimos meses por los mismos pequeños, entre los 12 y 17 años. Ellos son parte de la quinta versión de Cronicando, un taller impartido por la Fundación Gabo, en alianza con la Fundación Tenaris Tubo Caribe.
Cronicando es una iniciativa que se propone instruir y guiar a estos jóvenes para que indaguen su barrio, sus personajes, sobre la vida de quienes habitan esta zona de la ciudad y, a partir de ahí, puedan establecer pequeñas historias, con un enfoque crítico pero también para ayudar a hallar soluciones, comunicar y visibilizar.
“Aquí he aprendido que el trabajo en equipo es mejor, que si nos organizamos en equipo así podemos grabar, entrevistar, fotografíar mejor y sacar más información para contar nuestras historias”, comenta Paula Andrea Betancourt, una de las participantes del programa, mientras dibuja los primeros trazos de un mural, parte del resultado de Cronicando en 2022. Ella viste suéter azul, sombrero para un sol radiante y es una adolescente bastante risueña.
El mural representa la fase de cierre este año, pero también el comienzo de una nueva oportunidad para que Nelson Mandela, un barrio acechado por la precariedad y la inseguridad, sea narrado desde la perspectiva y mirada fresca de quienes ven en sí mismos una mina de oportunidades para progresar. Al tiempo, el mural cuenta un poco de lo que se habla en este sector.
Confrontar realidades
“Lo novedoso de esta versión es que todos los chicos son nuevos; en la anterior versión habíamos trabajando con chicos que venían desde la primera edición de Cronicando. En esta oportunidad, todos son nuevos y todo ha sido nuevo para ellos, todo ha sido una exploración”, destaca David Lara Ramos, docente, periodista y coordinador periodístico de Cronicando. “Hemos trabajado la entrevista como una forma de reportería, en que le hagan una pregunta al barrio e intenten hallar las respuestas”, detalla Lara.
La idea es sembrar un poco la semilla del periodismo crítico en los niños y, más allá de eso, lograr que sean parte de la solución. “Creo que parte del periodismo actual está en confrontar a la gente con sus propias realidades,”, precisa.
Historia tras historia
Caminar y caminar. Observar y fotografiar. Indagar y cuestionar. Eso han hecho los chicos de Cronicando. Muestran empeño y curiosidad. “Tuvimos un caso de una persona a la que entrevistamos, que dice ser amante de la libertad pero resulta que es la persona que se gana la vida haciendo jaulas para pájaros. Esto resulta una paradoja”, complementa Lara, sobre esa búsqueda constante en la que se han sumergido los niños y adolescentes de la quinta edición de Cronicando.
“Ellos descubren pequeñas historias; por ejemplo, hicimos entrevistas en audio y escritas, pero todo parte de una idea: qué quiero yo para el barrio”, sostiene el docente. Para este ejercicio los niños se han reunido durante los últimos meses cada semana en encuentros donde planean el trabajo y revisan resultados.
“Una de las actividades que hicimos fue ir caminando e ir preguntándonos de esa realidad, trabajando en las posibles reflexiones que se podían hacer ante la necesidad de espacios para que los niños hagan deporte. En ese sentido, hicimos fotos de unos niños con unos balones en las calles”, añade Lara, mientras apoya a los adolescentes en la creación del mural, en una esquina cercana a la sede de la biblioteca de la Fundación Madre Elfride, donde se desarrolla el programa.
El mural es una representación gráfica de un ejercicio de Cronicando. “Trabajamos la estética del lenguaje, para que ellos se den cuenta que hay un lenguaje escrito y otro hablado”, dice Lara. En ese sentido, crearon los ‘mandelemas’ o ‘mandelismos’, un diccionario de frases o expresiones, quizá desconocidas en otros lugares, que hacen parte de la forma de comunicarse verbalmente propia de Nelson Mandela.
“Esto que llamamos los mandelemas fue una construcción de unas semanas en las que ellos fueron dibujando para entender un poco que en el pueblo y la comunidad se habla de manera diferente pero al momento de llevarlo a texto escrito hay que procurar una comunicación más estándar”, asegura el docente.
Además de dar significado a palabras y expresiones como birria, fara, por carita, pantalloso, chorote, mojoso, los participantes de Cronicando ilustraron con dibujos cada uno de estos términos. Las ilustraciones, así como una de las fotografías tomadas durante una entrevista, sirvieron de insumos para que Julio Villadiego, coordinador de diseño e innovación de la Fundación Gabo, creara un diseño para el mural.
El dibujo representa a Cronicando y a Nelson Mandela, a sus ‘mandelemas’. “Pantalloso es es aquella persona que le gusta aparentar; por carita es ese al que prefieren porque es bonito o tiene buena pinta; chorote es alguien desarreglado”, cuenta Andrés Rodríguez Patrón, otro alumno del taller, quien también se ha unido, con pincel en mano, a plasmar las expresiones del barrio en una de sus paredes, en una jornada iniciada temprano y se que ha extendido hasta la tarde.
Kali Cali, una artista plástica y muralista bogotana, radicada hace cinco años en Cartagena, es quien lidera esa jornada, donde participan todos por igual y cuyo resultado busca también cambiar la perspectiva de la zona.
“Nelson Mandela es un barrio que la gente conoce como muy peligroso, pero la verdad es que aquí hay mucho talento entre nosotros. Me gusta Cronicando, en el sentido de que los jóvenes podemos pasar un tiempo provechoso, ocupar la mente en algo productivo”, dice la joven Paula Andrea. Ahora, todos tienen la expectativa de seguir contando su barrio con las nuevas herramientas comunicativas con las que cuentan y de contribuir a que tenga un futuro prometedor.