Generalmente los periodistas se aproximan a las historias de las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex (LGBTI) a través de sus luchas y relatos dolorosos, o desde la rareza. Suelen ser historias sobre la transición o salida del clóset de un personaje, que cuanto más extraño más atractivo, escritas con un tono solemne.
La tercera sesión del taller ‘Otros periodismos posibles desde el enfoque étnico, antirracista y diverso’, dirigido por Ómar Rincón, giró en torno a la forma en que los periodistas narran la diversidad sexual y de género. La conversación se dio a través de preguntas formuladas por los asistentes y dirigidas a Maria Mercedes Acosta, directora de Sentiido, medio enfocado en género, diversidad sexual y cambio social.
¿Qué ha aprendido sobre el tratamiento de temas de género y LGBTI en el trabajo con Sentiido?
Que frente a la injusticia y la desigualdad, el desequilibrio y la discriminación, el periodismo no puede ser indiferente. No hay neutralidad posible. Y que cuando ves la realidad con todas las poblaciones, con toda la diversidad, empiezas a pensar también en nuevos futuros posibles.
Durante mucho tiempo estuvo esta idea de la prensa como un cuarto poder y se dejó de reconocer toda la diversidad que existía. No es que las personas indígenas, LGBTI o afro no tengan voz, sino que no estaban incluidas en los contenidos. El contexto es fundamental al narrar estos temas. En cualquier tema es clave, pero en temas de diversidad es particularmente importante entender cómo hay unas desigualdades históricas y cómo afectan ese presente, porque dar contexto es dar sentido.
¿Qué es la ‘identidad de género’ y qué la ‘orientación sexual’?
La identidad de género es una relación del ‘Yo’ con ‘Yo’ ¿Cómo me identifico: como una mujer o como un hombre? La orientación es el ‘Yo’ con respecto a otros ¿Cómo me gustan los otros?
En el periodismo se usa mucho la idea de “comunidad LGBTI” y como que ahí se mezcla todo. Pero no es una comunidad. No existe una “comunidad LGBTI”, no viven bajo las mismas normas, no están compartiendo techo todos. Lo único que a veces comparte es una orientación sexual o identidad de género, pero no una procedencia, edad, color de piel, contexto, nacionalidad… Eso marca diferencias en la forma de aproximarse a las historias.
¿Qué otras miradas podemos mostrar de las personas LGBTI más allá de contar “sus luchas”?
Primero habría que preguntarse: “¿Qué tan útil es esto que estoy contando?”, teniendo en cuenta el contexto. “¿Por qué me parece importante contar esta historia?”. Las personas trans están particularmente cansadas de que los periodistas llegan y les preguntan, y eso puede tener efectos en su vida. Hay que tener cuidado con la visibilidad. También es necesario preguntarse: “¿Por qué quiero hacer visibles estas historias?”.
Por otro lado, los periodistas solo nos centramos en historias de desigualdad, de miseria, de dificultades. Obviamente son cosas que están, pero a veces nos quedamos solo ahí, cuando hay otras historias que no se están contando.
También es común que los periodistas buscan al personaje trans, con una discapacidad, viviendo con VIH y se vuelve esto un checklist. Normalmente hay una interseccionalidad que atraviesa a la mayoría de personas. Pero creo que es más importante tener un objetivo un poco más claro de qué es lo que yo realmente busco a la hora de acercarme a unas personas trans. Qué es lo que realmente quiero contar o si es que estoy buscando lo más “exótico”. Son cuestiones editoriales que uno debe resolver antes de empezar a buscar los temas. Y a veces no es cuestión de buscar lo más raro, sino revisar la cotidianidad de una persona, cómo es su vida espiritual, cómo es la convivencia en su mismo entorno. Nos enfocamos o tratamos de ver lo más raro, y a veces en esa cotidianidad hay una historia.
Hacer seguimiento de los acontecimientos también puede ser un camino para narrar, por ejemplo. Qué va a pasar con esta persona, cómo las organizaciones competentes están respondiendo, qué implica una situación en la cotidianidad de las personas, son miradas que casi nunca se ven.
¿Cómo usar otros tonos, como el humor, para narrar historias de personas LGBTI?
Lamentablemente el humor no ha sido una apuesta, ni tampoco el arte u otras maneras de ver. El humor puede ser una apuesta interesante, mientras no vaya a denigrar de otra persona, ni vaya a hacer una burla. Alguna vez entrevistamos a una mujer activista que usaba el humor como estrategia para romper con los roles de género y una de sus frases favoritas era la consigna de Mujeres Creando, organización de Bolivia, que dice: “Nuestra venganza es ser felices”
La voz, por ejemplo, es muy representativa en las mujeres trans y ahí puede estar una forma de narrar, a través de su voz. Darle voz literalmente a esas historias. El humor y el arte son algo novedoso.
¿Cómo trascender el uso de palabras como “empoderamiento” o “resiliencia”, que son comunes en estos temas, pero que se quedan como adornos en el texto?
Más que el ejercicio de poner estas palabras, uno debe contar una historia y evidenciar por qué hay un empoderamiento, sin necesidad de decirlo, si es que en realidad lo hay.
Contar los hechos como son, con un contexto, cómo se relaciona un hecho con otro, creo que ahí está uno mostrando si hay un empoderamiento. Si ese es el objetivo de la historia. Si eso es lo que quieres mostrar. Pero sí creo que muchas veces esto se queda en la superficie con esas palabras.
¿Cómo usar el lenguaje inclusivo?
Nuestra audiencia en Sentiido es amplia, no solo son personas LGBTI. Nos consumen mucho papás y mamás y docentes. Y casi siempre cuando hacemos esos contenidos no utilizamos el “todes” porque queremos llegar a una audiencia y sabemos que puede ser un obstáculo para que ese contenido lo consuma esa audiencia particular.
Eso no quiere decir que desconozcamos la identidad de género o los pronombres de las personas. Si una persona nos pide que utilicemos un pronombre determinado lo vamos a usar. Pero usamos más palabras como “ciudadanía”, “personas”, “infancias”, que nos permiten englobar a todas las personas sin utilizar particularmente el “todes”.
Palabras como “cisheteronormatividad”... Hay poblaciones a las que queremos llegar que no las entienden, no las conocen y el contenido se va a perder porque es para llegar a esas personas. Es tratar de jugar con palabras más incluyentes, que cobijen a todas las personas, pero que puedan llegarle a la audiencia específica a la que queremos llegar.
Sobre María Mercedes Acosta
Comunicadora social y periodista, magíster en Periodismo Digital. Ha trabajado, entre otros medios, en Revista Diners, Editorial Televisa Colombia y Revista Semana. Es cofundadora y editora general en Sentiido, organización enfocada en aportar conocimiento e información sobre género, diversidad sexual y cambio social.
Sobre Ómar Rincón
Académico, artista, ensayista y periodista colombiano en temas de medios y entornos digitales, cultura, entretenimiento y comunicación política. Profesor titular de la Universidad de los Andes (Colombia). Crítico de tv de El Tiempo. Ensayista y consultor de la revista digital 070. Escribe de vez en vez en Anfibia. Últimamente hace proyectos de arte en estéticas narcos, está pensando las culturas bastardas y las narrativas indígenas.
Sobre el taller ‘Otros periodismos posibles desde el enfoque étnico, antirracista y diverso’
Del 3 de octubre al 13 de octubre de 2022, 18 periodistas participaron en el taller virtual ‘Otros periodismos posibles desde el enfoque étnico, antirracista y diverso’, bajo la dirección de Omar Rincón. El taller es realizado por la Fundación Gabo y el clúster EUNIC Colombia (European Union National Institutes for Culture), en el marco de la iniciativa EULAT 4 Culture.