Foto: Rodrigo Contreras
“Hay una cantidad de cosas que las mujeres debemos aprender en el liderazgo, pero quizás la primera es asumir que hay que ser líder en la información. Nunca serán buenas directoras si no se preocupan por tener dominio de la pauta, si no saben por qué se produce algún hecho, si no se ocupan en entender y estudiar las realidades de sus países”. Con esa frase, Mónica González inició la segunda jornada del taller Mujeres líderes en la sala de redacción, para conversar sobre la relación entre el poder femenino y la toma de decisiones en las empresas periodísticas.
Desde el papel que juegan las participantes en distintos contextos latinoamericanos y desde sus experiencias y comportamientos, el debate tuvo un objetivo concreto: visibilizar las barreras y los obstáculos que deben sortear en la discusión de la pauta diaria, para ser mejores directoras o editoras. Estas son algunas de las lecciones:
Repartir las cargas
Trabajar en equipo es clave, insiste la maestra. No hay manera de producir una buena historia, con contexto, buen enfoque y personajes definidos, si no se discute con otros. Con más razón si se trata de un caso grande o importante: “Un periodista no puede hacer todo siempre, necesita que su jefe reparta las responsabilidades y beneficios entre varios. A mí me pasa siempre y lo veo en mis reporteros: hay temas que fascinan, otros no tanto, pero esos también hay que hacerlos, repartir la carga entre el equipo y hacer el trabajo entre todos. Entonces ahí saben que es un privilegio estar en este equipo y no en otro”.
Apropiarse del sistema
Lo más importante alrededor las decisiones que afectan la vida de los ciudadanos pasa por las leyes. Cuando se trata de nuevas decisiones que vienen desde los congresos y se generan revuelos en torno a esas nuevas medidas, lo primero que debe hacer una buena editora o jefa de redacción, por recomendación de González, es entender por qué esas leyes no son aplicables o atendibles, saber quién las votaron, por qué, qué hay detrás, para luego poder contarlo bien.
Es un error limitarse al titular, a la noticia, a informar que determinada ley se aprobó y pasar la página. Lo necesario para el día siguiente es proponer la investigación y contagiar de ese espíritu a todo el equipo. Apropiarse del sistema significa también entender y hacer entender a los otros, de buena manera, que lo atractivo, que esa pauta que será leída, vista, escuchada, es aquella que da cuenta de una realidad que está invisible, y es en esas historias ocultas, pero que a la vez están a la vista de todos, donde está nuestro trabajo. “Cuando no lo vemos así, estamos haciéndolo mal y eso también hay que asumirlo, reconocerlo y enmendarlo”.
Saber decir “no sé”
Las mujeres que ocupan cargos gerenciales en medios deben ser capaces de plantear la realidad que hay que contar a diario y para eso es necesario estudiar, indagar, leer. El trabajo se vuelve mucho más demandante, no solo en horas, sino en complejidad, porque apropiarse del sistema necesita estudio.
Eso hay que hacerlo todos los días, para poder llegar a la reunión de pauta y proponer lo que hay que proponer, con argumentos. “Nunca es bueno llegar a dar órdenes porque sí, porque esta es la realidad y punto. Tu gente va a notar que no sabes por qué propones tal o cual cosa. En cambio, cuando explicas cualquier hecho a tu equipo con razones, lo agradecen, porque los estás guiando. Y también ocurre cuando eres capaz de reconocer que no sabes algo”, explica desde su experiencia. “Decir ‘no sé’ nos cuesta muchísimo, pero un periodista que lo asume es mucho más de fiar que otro que asume que lo sabe todo”.
Crear complicidad
“En periodismo, el mejor liderazgo no se ejerce a través del miedo. Es muy grave que tu equipo te mire como una bruja y no como una cómplice”, asegura González. En ese sentido, así como una jefa de redacción debe ser capaz de sacar las mejores notas de su equipo, también debe saber cuándo brindar más apoyo, y eso pasa por conocer a la gente con la que trabaja, aprender leerles la mente, el cuerpo y el comportamiento: “Si alguno está pasando por un mal momento, es poco probable que te lo venga a decir. Es ahí cuando tienes que ser capaz de intuirlo y decirle, si es necesario, que se tome la tarde y se vaya a descansar”. Son gestos que van desarrollando lazos de confianza y complicidad.
Controlar la majadería
Para González, muchas mujeres son expertas en ser “majaderas, necias e insoportables” y si no aprenden a controlar esas emociones cuando dirigen un equipo, pierden. Hay momentos para discutir y hay que saber cuándo dejar de insistir con algo, con un dato que no encontramos, con un testimonio que no aparece. Ahí toca decidir, plantear otra estrategia, sacar la información lo mejor que se pueda y seguir con el trabajo diario.
Saber qué decir en privado y qué decir en público
“En público, nunca debemos decir nada delicado a uno de nuestros periodistas”, afirma González. Lo plantea como una regla de oro que ayudará a mantener la mística en la redacción y que a ella le ha funcionado: “Toda conversación, cuando es delicada, es privada. Ya sea para hablar de un caso, cuestionar una información, o discutir diferencias. Delante de todo un equipo, nunca cuestiono nada a una sola persona, aunque esté muy enojada. Pero cuando alguien hizo algo bien, eso sí lo digo y lo celebro delante de todos”.
Sobre el taller
El taller Mujeres líderes en las salas de redacción, en el que participaron 16 editoras y reporteras de América Latina, tuvo lugar en Santiago de Chile del 14 al 17 de marzo de 2017. Esta actividad fue organizada por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI- y CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, con el apoyo de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Condujo Mónica González, directora del Ciper y miembro del Consejo Rector de la FNPI.