Es viernes y la hora de cierre está casi lista. El nerviosismo llega, faltan algunos datos para terminar la nota, se busca una buena foto o falta revisar la infografía. Todos debe estar bien para finalizar la doble página.
La publicación será el trabajo de una investigación de más de un mes. Un reportaje que consulta las fuentes y realiza el trabajo de acuerdo a como lo establece el método periodístico.
Llega el lunes y lo primero que busco es el diario impreso. Es un nerviosismo inexplicable y la emoción de ver tu nota publicada. Quienes lo han vivido sabrán a lo que me refiero y seguramente al leer esto lo imaginarán, hasta sentirán el olor a tinta y papel.
Lo anterior es algo que vivimos al ver publicado nuestro texto en una edición impresa, algo que se ve cada vez menos y en unos años podría ser parte de la historia, pues los medios en papel desaparecen en casi todo el mundo de forma acelerada.
Con el boom de los medios digitales muchas cosas han cambiado, pero sobre todo ha variado la dinámica de hacer y ejercer el periodismo.
Podrá leerse pesado, pero es la realidad. Ahora con un teléfono inteligente cualquiera se hace llamar periodista simplemente porque transmite un video o pone un tuit. No señores, eso no es hacer periodismo, nuestra profesión tiene un alto compromiso con la sociedad.
Lo he conversado con muchos colegas con quienes he compartido redacciones y con muchos otros en diferentes espacios. En la mayoría de casos coincidimos en que estamos ante una grave crisis en el periodismo por diversos motivos y uno de ellos es la falta de profundidad.
Muchos medios digitales ya no respetan la rigurosidad, el cruce de fuentes, el equilibrio, la buena redacción, y menos la verdad. La superficialidad es el día a día, mienten desde sus titulares: los textos no tienen nada que ver con lo aseverado al principio.
Ello no quiere decir que este fenómeno no se viviera hace algunos años, pero ahora se ha convertido en una práctica común y lo peor del caso es que se hace sin empacho y sin ningún remordimiento, porque al final de cuentas parecen importar más los clics y el tráfico en las páginas.
Lo viral de mala calidad es la regla. Hace poco hasta escuché a alguien decir que los “gifs” son un nuevo género periodístico. Por favor, dejemos de hablar tonterías. Es cierto, sirven para comunicar una idea y demás, pero jamás reemplazarán a una noticia, una crónica o un reportaje. Además, muchos los utilizan como una forma de burla, discriminación e insulto. Mucho cuidado con eso, colegas.
Un cambio de rumbo
En 2016 dejé de laborar para un medio de comunicación digital en Guatemala porque pese a estar a cargo de la edición web de noticias, era claro que en ese espacio prefirieron apostarle a lo viral, sin que la calidad importara en lo más mínimo.
Las visitas de lectores a los medios digitales son la base de la medición del número de lecturas. Además, tanto la venta de publicidad como las donaciones exigen tráfico, pues es obvio que nadie va a invertir en una página que no es leída. Pero se debe cuidar la precisión del periodismo que aprendimos en las aulas universitarias.
De ser necesario debemos volver a leer, leer, leer y leer los mandamientos del buen periodismo, que no por viejos resultan obsoletos. Por eso digo que no a cualquiera se le puede llamar periodista, es una profesión que debe ser respetada.
Si usted se convirtió en periodista en el camino y viene de otra rama profesional, lo invito a apoyarse en colegas experimentados, o bien, a estudiar sobre la profesión.
Una columna del colega colombiano Nicolás Samper titulada Clic, Clic, Clic, publicada precisamente por la FNPI, resalta la importancia de poner énfasis en cómo se cuentan las historias y hace una fuerte crítica al indicar que “algunos medios acuden a premisas falsas o erradas para que la gente abra sus links o cuando aluden a llamaradas desinformativas de 140 caracteres con tal de generar una reacción en el que lee”.
A eso me refiero. Debemos poner retomar la senda del buen periodismo.
Pero hay buena noticia. Muchos medios de comunicación digitales hacen periodismo de calidad, pues saben que es vital para nuestras sociedades. Ejemplos hay para citar incluso en Guatemala, como el caso de Nómada, portal finalista del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo 2017 en la categoría de Cobertura.
Se debe dejar atrás la mediocridad de lanzar una noticia solo por ganar la primicia y hacerla viral en redes sociales. Lo más relevante debe ser hacerlo, pero hacerlo bien. Reportear como lo hacíamos hace unos años y retomar el buen método periodístico. Lo digital no debe ser sinónimo de mala calidad ni mucho menos. La web nos da infinidad de recursos y es necesario aprovecharlos adecuadamente.
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