Durante el cuarto día del taller de crónica Contar la ciudad, el maestro Cristian Alarcón trató de ayudar a los participantes a desarrollar una estructura narrativa acorde con la historia que aspiraban a contar. No fue tarea fácil. Unos no encontraban el tono propicio, como es el caso de la periodista venezolana Mirelis Morales, de Citylab Latino, a quien Alarcón recomendó abandonar la formalidad en el lenguaje y adoptar un tono “más urbano, más sucio, más caótico”. Lee: 10 reflexiones de Cristian Alarcón para contar la ciudad.
Otros, como el es caso del cronista Daniel Molina, de La Estrella de Panamá, no terminaban de jalonar el hilo narrativo. El maestro sugirió presentar el tema principal desde el segundo párrafo y no esperar hasta el sexto para “clavar el aguijón”.
La periodista panameña Irlanda Sotillo, de La Prensa, contó la cotidianidad de varios salones de belleza en la ciudad capital. Con una sonrisa en los labios y agitando las manos, habló sobre sus personajes, sobre aquel con quien arrancará y cerrará el relato. “Si no logro aterrizar el tema, el mismo puede quedar muy abajo en el iceberg de la historia”, advirtió Alarcón. Lee: La ciudad como pregunta, la crónica como respuesta.
María Gabriela Biagorria, periodista de Argentina, se adentró en el trauma colectivo que dejó la invasión estadounidense. El maestro le señaló que debe evitar que su narración sea gobernada por los testimonios, los cuales deben estar supeditados a la estrategia narrativa. Para entender mejor cuál debe ser el uso que se le debe dar a los testimonios, Alarcón recomendó la lectura de su libro Si me querés, quereme transa y Hasta no verte Jesús mío de Elena Poniatowska.
El maestro guardó silencio mientras el periodista colombiano Iván Bernal Marín relató los afanes de pescadores que “ven pasar buques que parecen edificios gigantes” en la bahía de Panamá. Una vez finalizó su exposición, comenzó la del maestro: “Tienes una morosidad a la hora de contar tu historia, tienes el imperativo de explicar, es como un mandato inconsciente”.
El periodista panameño Jorge Enrique Quirós fue otro en someterse al proceso de formación narrativa. Pugnó para que aflorara el narrador que hay en él, pero era evidente su falta de experiencia. Al percatarse de que asistía al debut de un cronista, Alarcón trató de alentarlo. Le recetó los clásicos: Dostoievski, los autores ingleses, los del sur de Estados Unidos, etc.
A la periodista colombiana Natalia Guerrero, cuya crónica utiliza como detonante el caso de una presentadora de televisión que fue acosada por un grupo de fanáticos de fútbol, Alarcón le aconsejó recurrir a su propia indignación para hacer más efectivo el relato. “Vos sos la que tiene la toma de posición más clara, porque te sentiste observada en la calle”.
La sesión finalizó con un experimento narrativo: escribir tres frases cuyo sujeto fuera Panamá. Sobre la mesa quedaron reflexiones relacionadas con la distribución de la riqueza, la autoestima nacional, la diversidad racial, el calor, los Diablos Rojos, el Canal, el silencio, los negocios, la pérdida de la memoria histórica, etc. De esta forma concluyó la ceremonia de escritura en la que 14 jóvenes periodistas de América Latina profundizaron su conocimiento acerca del país que cuentan.
Sobre el taller
El taller de crónica Contar la ciudad es organizado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano y Concolón, con el apoyo del Fondo Panamá Ciudad de 500 años, la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP), Copa Airlines, el Centro Cultural de España y la Fundación Eleta. Esta actividad tiene lugar del lunes 4 al viernes 8 de diciembre de 2017.