La reportería gráfica tiene una misión muy clara, la de mostrar la realidad de situaciones para que los videntes se informen por medio de los ojos sobre lo que pasa. Muchas veces se define la misión del reportero como “ser objetivo” frente a los temas y sujetos retratados. Pero la fotografía es a la vez un vehículo potente para la expresión personal y creativa de quien la practique. Con una alquimia misteriosa, la fotografía de no ficción a veces logra unir la misión del reportero con la creatividad de artista, lo objetivo con lo subjetivo, lo publico con lo interior.
Me alegro cuando la gente me dice que vio una foto mía publicada en la prensa y que sabía que era mía sin ver el crédito. Y creo que es una preocupación general, ya que muchas veces los fotógrafos en formación me preguntan sobre cómo se desarrolla un estilo personal dentro de la reportería gráfica.
Creería que la respuesta reside en el hecho que los buenos fotógrafos tienen tal manejo de las cámaras que ellas terminan siendo trasparentes, una extensión natural de sus cuerpos. Es algo que se logra con mucha devoción y esfuerzo, y con un respeto enorme para los materiales de trabajo. Que esos mismos materiales se permeen del espíritu de uno. Para desarrollar un estilo personal es necesario practicar tanto con el equipo hasta que su uso sea totalmente natural.
Pero también es importante que el fotógrafo decida desarrollar su propio estilo y tome medidas conscientes para lograrlo. Es cuestión de mirar y reflexionar sobre el propio trabajo que uno va produciendo.
Por ejemplo, cuando yo empecé mi carrera a mediados de los 80 en Nueva York, solía trabajar en equipo con una amiga, Ricki Rosen. Yo trabajaba para la agencia Gamma-Liaison y ella para Sipa, así que técnicamente fuimos competidores. Pero como nos tocaban los mismos temas y la logística era a veces compleja, solíamos compartir recursos, información y transporte.
Lo que me pareció increíble es que aunque trabajamos los temas más rutinarios – conferencias de prensa, las actividades de celebridades, noticias policiales – Ricki siempre logró ponerle su propio sello a sus fotografías. Fueron no solo buenas sino definitivamente suyas; mientras las mías eran competentes, pero no más, sin identidad personal. Así que un día le pregunté a Ricki cómo lo hacía, y me respondió: “hay que ver qué es lo que te gusta de tus fotos e insistir en eso.” Me pareció bien interesante la frase, ya que implicaba tener la capacidad de desarrollar algo propio, y que la vía no era tan compleja. Uno sencillamente tiene que dirigirse por sus propios gustos, por lo que le da placer a la hora de revisar sus propias fotos.
Otro fotógrafo que ha sido claro a la hora de desarrollar un estilo propio es Chris Morris, de la Agencia VII. Cuando le conocí, a finales de los 80, Chris manejaba un estilo basado mas en el uso del flash, con velocidades lentas, lo que se llama en inglés open flash (flash abierto). Recientemente, él ha desarrollado otra forma de trabajar, con un estilo nítido, casi clínico. Chris trabaja la política norteamericana con un punto de vista tan pulido que parece que estuviera estudiando con detenimiento a criaturas de otro planeta.
Morris cuenta en su pagina web que cubría la Casa Blanca durante la presidencia de George W. Bush, y que todos sus movimientos fueron controlados por los operativos políticos. La situación llevó su fotografía a “un nuevo sentido. Un sentido donde la imagen está muy controlada, muy estéril, donde todo está en su lugar”. En este caso, el fotógrafo respondió a las circunstancias en las que trabajaba para desarrollar su estilo. Fue una forma de convertir lo que podría haber sido fatal a la hora de trabajar con visión personal – el control de los demás sobre sus movimientos – en una forma personal de comentar sobre ese mismo control y por ende sobre la mentalidad que él observó en los seguidores del presidente Bush. Ese trabajo se publicó en un libro influyente, My America, publicado por Steidl en 2006.
También es clave que el fotógrafo escoja concentrarse en los temas que más convengan al desarrollo de sí mismo. Obviamente, por razones laborales y del mercado, muy pocas veces tenemos un control absoluto sobre cuáles temas nos tocan. Pero aún en los periódicos, donde los fotógrafos suelen tener que ser toderos (retratos, deportes, y noticias, todo revuelto), hay la posibilidad de ejercer cierto poder de elección. Y es importante ejercerlo si uno quiere personalizar su obra, ya que son los temas que apasionan, importan o enfurecen los que sacan lo mejor de uno.
++
Otras entradas de Stephen Ferry