No es novedad para nadie que Brasil está experimentando una severa crisis política y económica. La aprobación por la Cámara de Diputados de un proceso de impeachment a la presidente Dilma Rousseff es uno de los aspectos más destacados de estos elementos narrativos que traen malos recuerdos a toda América Latina: nuestro pasado marcado por los golpes de Estado, dictaduras y trastornos políticos. Como en otros momentos de la historia de Brasil, las fuerzas conservadoras hacen alianza con la élite, con el escudo de los medios de comunicación y una cobertura parcial y desequilibrada.
El Observatorio de Ética Periodística (objETHOS) iniciativa de la Universidad Federal de Santa Catarina, ha hecho seguimiento a la prensa brasileña desde 2009. En los últimos meses, los análisis apuntan a un amplio conjunto de maniobras que contribuyen a la manipulación de la información, la polarización política, la falta de información general, y las incitaciones al odio y la intolerancia. El escenario resulta más complejo con la concentración de los medios, la proximidad entre los políticos y los medios de comunicación, y la disposición de las grandes empresas a interferir en el destino de la política nacional.
Las formas de manipulación son variadas, y una mirada a los últimos 40 días pone en relieve al menos siete tipos de faltas éticas de los medios de comunicación de Brasil (enlaces en portugués):
1. Moralismo en el discurso periodístico: la profesora Sylvia Moretzsohn demuestra cómo una investigación policial sirve como pretexto para que los medios de comunicación mantengan su autoritarismo.
2. La especulación: el investigador Dairan Paul presenta cómo un desfile de desinformación da lugar al festival de la especulación.
3. Los silencios: la investigadora Mariana da Rosa señala que cuando no se informa, también se está diciendo algo, y la manipulación de la información también pasa por la imposición de algunos silencios.
4. La selectividad: Elegir algunos datos a la noticia y no tocar otros revela más una forma de manipulación de la prensa brasileña, señaló el investigador Leonel Camasão.
5. La parcialidad: como lo muestra el profesor Samuel Lima, el principal periódico del país – Folha de S. Paulo – distorsiona tanto la noticia en la primera página, que no se reconoce en el reportaje original.
6. La ficcion: narrar hechos sin fuentes de apoyo crea la necesidad de que el lector tenga que creer simplemente en los periodistas. ¿Qué pasa cuando los hechos no corresponden con la realidad?, se pregunta el profesor Roger Christofoletti.
7. Sin contrapuntos: la investigadora Amanda Souza presenta narrativas donde los hechos se presentan sin otros elementos esenciales para ser comprendidos.
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