Esta semana tuve la oportunidad de asistir a una conferencia de prensa del Ministerio de la Mujer del Perú. Era un evento especialmente importante, pues en un hecho histórico se instaló una mesa de trabajo para promover los derechos de las personas lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales (LGTBI).
Me llamó la atención la escasa información que manejaban los reporteros asistentes a la conferencia, y también su nula prudencia a la hora de abordar el tema.
Una activista me miraba con cara de espanto y molestia. Sentí vergüenza ajena. Sí, mis colegas estaban haciendo el ridículo.
Y llegué a la redacción con unas ideas que me apuré en escribir.
1. El reportero debe tratar de informarse, al menos en lo básico antes de ir a una conferencia de prensa. El editor debería ayudarlo o darle pistas si no tiene idea, por ejemplo, del significado de LGTBI. Llegar al lugar y preguntar, casi en tono de burla, qué diablos era la T, la B y la I es una falta de respeto para los presentes.
2. El periodista debe abandonar sus prejuicios a la hora de informar. Si eres homofóbico, a tus lectores no les interesa. Limítate a informar.
3. El periodista debe respetar a los que se encuentran en el lugar. Escuché susurros lamentables entre algunos camarógrafos y reporteros. Recuerdo uno muy claro: “No parecen maricones”. Tuve ganas de preguntarle cómo debían vestir las y los activistas para encajar en la imagen que tenía del ‘maricón’ o la ‘lesbiana’.
4. No comprendo la audacia de preguntar cuando no se tiene idea de lo que se está hablando. Y esto aplica no solo para temáticas como la que menciona. En cualquier caso, un periodista desinformado es mejor mudo que hablando.
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