En una charla informal con community manager de América Latina, la mayoría coincidía en que los peores comentarios en las publicaciones que llevaban a sus redes sociales eran aquellos que transmitían odio, homofobia, racismo y en general una intolerancia e irracionalidad capaz de hacernos pensar que esta sociedad está muy lejos de una convivencia armoniosa.
Con motivo de la Navidad, Buzz Feed publicó un artículo titulado “Hemos convertido los comentarios más ofensivos de nuestros lectores en tarjetas de Navidad”. Me llamó la atención por varias razones: La idea en sí era buenísima, pero lo más curioso es que si el diario donde laboro hacía algo similar las tarjetas podrían ser simplemente de terror.
Así que trabajamos el tema y citamos que nos inspiramos en Buzz Feed. Diego Pereira y Kevin Morán pusieron manos a la obra, y la selección que hicieron revela que un grupo importante de la audiencia de Perú21 es confrontacional, capaz de insultar y ofender, exaltar el odio hacia lo gay y burlarse -sí, burlarse- de los feminicidios. Sería injusto generalizar. Pero hay un grupo de lectores, que no siempre se abraza del anonimato, para ofender y desatar una guerra de ataques, a veces solitaria.
También hemos notado que muchas veces los propios lectores los hacen entender en razón, y que antes temas considerablemente sensibles o polémicos, los periodistas a cargo de la gestión de las redes sociales debemos intervenir para frenar estos insultos, y no precisamente para inflamar los ánimos.
El titular de este artículo es simple: la audiencia nos enseña. Claro que sí. Nos enseña a ser mejores periodistas, a pensar en el tráfico sí, pero sobre todo en la calidad del contenido, y en la necesidad de invitar a la gente a la reflexión.
No sé si las tarjetas con los comentarios más desagradables hayan llevado a la reflexión, pero sí he recibido comentarios y sugerencias.
Por ejemplo, llegamos a la conclusión de que esos mensajes no tenían que ser firmados porque sería alentar el linchamiento virtual, tan a la mano, a un clic.
También entendimos que hay una voraz necesidad de comentar, incluso sin leer el artículo, por lo cual nuestros titulares y copi (en caso de Facebook) deben ser elaborados con cuidado, inteligencia y un llamado a la acción: abre el link, por favor.
Y comprendemos que esos temas polémicos -claro que nos dan clics-, pero debemos hacer esfuerzos para mejorar su tratamiento día a día. No basta regodearse con un aluvión de clics. Un mal editor, de esos que se cruzan por la vida de uno, me dijo cierta vez que no importaba el contenido sino que la aguja (del tráfico) suba. No olvidaré sus palabras porque demuestran hasta qué punto podemos caer en esta competencia brutal por no ser el último de la fila.
Finalmente, el artículo fue una terapia gratuita. Creo que a menudo los editores debemos poner el ojo en lo que la gente comenta.
Les dejo el artículo aquí
– –
Más entradas en el blog de Esther Vargas
– –
Las opiniones expresadas en nuestra sección de blogs reflejan el punto de vista de los autores invitados, y no representan la posición de la FNPI y los patrocinadores de este proyecto respecto a los temas aquí abordados.