¿Quién decide que alguien ha muerto? ¿Los medios?

¿Quién decide que alguien ha muerto? ¿Los medios?

Nuestro trabajo es buscar los datos que permitan construir el mensaje. La verdad, no la noticia deseada.
Fotografía: Unsplash en Pixabay | Usada bajo licencia Creative Commons
Lyuba Yez

No son pocos los casos de celebridades y figuras públicas que han sido dadas por muertas equivocadamente. Hace pocos días las redes sociales fueron el escenario de diversas especulaciones respecto del fallecimiento de la cantante australiana Olivia Newton-John, algo que a mi juicio ocurrió por una falta de paciencia y rigurosidad de las personas, que no exigía mucho más que entrar a Google y tipear el nombre de la actriz. “Es que era trending topic”. Sí, lo era, pero por su presentación en el Festival de la Canción de Viña del Mar en Chile ese día y no por su deceso.

Más grave me parece, sin embargo, cuando un medio informativo- y con esto subrayo que Twitter no lo es– es el que da a alguien por muerto. Por error, claro, sin prueba alguna, motivado en muchos casos por la ansiedad y el rumor. Es el caso de hoy en mi país, por una “noticia” que en realidad no es tal: la muerte de Agustín Edwards Eastman, dueño del diario El Mercurio y una figura pública sumamente influyente en las comunicaciones y también en lo político por el papel que cumplió su diario en la dictadura de Augusto Pinochet y el apoyo que siempre le dio. Lo cierto es que, hasta este momento, él no está muerto y se encuentra en su casa, acompañado por sus familiares y con coma inducido.

Más allá de las especulaciones y rumores que anuncian que Edwards ya ha muerto y que su familia está escondiendo el hecho, a los periodistas no nos corresponde suponer algo o intuirlo, lo que nos compete es verificarlo y una vez hecho eso, publicar. Nuevamente, el rumor nos puede distraer y alejarnos del foco de lo importante: la verdad.

Una radio chilena publicó esta mañana que Agustín Edwards había muerto. Cuatro horas después pidió disculpas a sus familiares por haber publicado algo que no estaba confirmado (y mientras escribo esto, insisto, esa muerte no ha ocurrido), y aclaró que el empresario de 89 años sufre de un delicado estado de salud, algo bastante distinto a la muerte, ¿no?

Recuerdo un capítulo de la serie The Newsroom, que en su primera temporada funcionó perfecto como una clase de ética periodísitica para quien pudiera interesarse. En el capítulo al que me refiero, una mujer del mundo de la política tenía un accidente grave y dentro del medio existía la necesidad de entregar la noticia sobre su muerte, porque había fuentes que lo confirmaban, aunque nada oficial. En la discusión entre el conductor del noticiero y el productor ejecutivo, uno de los personajes decía algo así como: “La muerte no la deciden las noticias, no es nuestra decisión”.

No lo es, claramente. Nuestro trabajo es buscar los datos que permitan construir el mensaje. La verdad, no la noticia deseada.

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* Lyuba Yez es periodista de la Universidad Católica de Chile y se ha especializado en el estudio de la ética aplicada a las comunicaciones y en la investigación de cobertura de tragedias. Actualmente es docente de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica y de la Escuelas de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado.

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