Este 31 de mayo, Día Mundial Sin Tabaco
Uno de los primeros escándalos para el periodismo de salud en Estados Unidos ocurrió empezando el 2016. Consistió en la malinterpretación de un estudio científico que, según algunos medios, indicaba de los cigarrillos electrónicos eran igual de tóxicos a los tradicionales.
Se trataba de un artículo publicado por la revista de Oncología Oral, y realizado por investigadores de la Universidad de San Diego. Medios como el Daily Telegraph titularon “Cigarrillos electrónicos no son más seguros que fumar tabaco, advierten científicos”. Decenas de medios replicaron la historia.
Pero como lo explicó posteriormente el diario The San Diego Union Tribune, el estudio fue malinterpretado. Aunque los científicos hallaron que la exposición al vapor de los cigarrillos electrónicos puede causar daños en el ADN de las células, el cual las hace potencialmente vulnerables al cáncer, el nivel de toxicidad y daño causado no es comparable al del humo de tabaco.
Tabla de salvación
De todas formas, los cigarrillos electrónicos son una nueva tecnología cuyo impacto merece ser seguido de cerca por la prensa, como se advirtió en un debate realizado por la Asociación de Periodistas de Salud de los Estados Unidos, (AHCJ, por sus siglas en inglés).
Estos nuevos dispositivos representan la tabla de salvación para la industria tabacalera, que produce 35 billones de dólares y mata a más de 6 millones de personas anualmente en el mundo entero, según la OMS. Las restricciones a la publicidad de cigarrillos, el aumento en los impuestos y las restricciones a los fumadores en lugares abiertos han conseguido disminuir ligeramente el consumo de tabaco en algunos países.
Son varios los motivos por los que la prensa de varias naciones desarrolladas ha sido escéptica respecto ante esta nueva versión electrónica de los cigarrillos. Corea del Sur es uno de los ejemplos más destacados. Allí, las preocupaciones sobre los efectos en la salud, la falta de regulación y el potencial adictivo que tienen han sido temas predominantes.
¿Adictivos?
Precisamente un artículo de The Daily Beast alerta sobre lo adictivas que pueden ser estas máquinas de vapor. El reportaje cuenta la historia de Eli Lake, un periodista que trató de superar su adicción a la nicotina sustituyendo los Marlboro Light por estas nuevas versiones electrónicas traídas de China. Luego de realizar un poco de investigación, encontró datos alarmantes sobre la toxicidad del propilenglicol, uno de sus componentes.
Por ahora los estudios científicos son escasos, las regulaciones vagas, y las advertencias de la Organización Mundial de la Salud, cautelosas. Por ejemplo, la propia OMS invitó recientemente a las tabacaleras a dejar de promover los “efectos terapéuticos” de estos cigarrillos electrónicos. La prensa debe prestar atención a estas advertencias.
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