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Para los defensores de la tradición el periodismo es uno solo. No debería tener apellidos. A pesar de esto, es habitual escuchar expresiones como “periodismo cultural”, “periodismo de salud”, “periodismo político”, “periodismo digital”, e incluso extremos como “periodismo de marca” o “periodismo institucional”.
“No me gustan los apellidos en el periodismo. El periodismo cultural no existe. Los mejores periodistas culturales son aquellos que pueden escribir sobre cualquier cosa”, afirmó Leila Guerrero en uno de los talleres realizados por la FNPI.
Por su parte Miguel Ángel Bastenier también ha expresado su desacuerdo con estos apellidos que se le quieren dar al periodismo en un tono igual de contundente: “A mí alguien me dice ‘soy periodista cultural’ y no lo contrato. Hay que ser periodistas íntegros…”.
¿Es válido ponerle apellidos al periodismo? ¿Los periodistas que se especializan en cubrir fuentes como la cultural o científica deberían usar estos apellidos? ¿El periodista debería ser integral y estar preparado para cubrir cualquier fuente? ¿O debería especializarse en cubrir una fuente específica? ¿Qué decir sobre la diferencia entre periodistas digitales y aquellos que no lo son? ¿O más bien todos los periodistas hoy en día deberían ser digitales? ¿Es coherente hablar de periodismo de marca? ¿Existe el periodismo institucional o es una contradicción?
Para responder a estas y otras preguntas, los seguidores de la cuenta @EticaSegura participaron en uno más de nuestros tuitdebates usando la etiqueta #ÉticaEnRed. Los mejores trinos producidos durante la hora del debate fueron recopilados en el siguiente Storify:
La Red Ética Segura hace parte de la alianza Ética Segura, de la FNPI y el Grupo SURA, que propone un espacio de reflexión y debate acerca de los cambiantes desafíos éticos del oficio.