Así funciona Chequeado, el verificador argentino de información

Así funciona Chequeado, el verificador argentino de información

Olivia Sohr, coordinadora de proyectos en Chequeado, es entrevistada por Marcela Madrid de la FNPI para conocer más de cerca Chequeado.com, el primer proyecto digital de América Latina dedicado a la verificación del discurso público.
Olivia Sohr
Red Ética FNPI

Creado en 2010 por la abogada y periodista Laura ZommerChequeado.com es el primer proyecto digital de América Latina dedicado a la verificación del discurso público. Se enmarca en la línea de trabajo de portales como como FactCheck.org y Politifact de los Estados Unidos, y Les Décodeurs de Francia.

Su método de verificación de información ha ayudado a poner en marcha otros verificadores como el Detector de mentiras de mentiras de La Silla Vacía en Colombia,  Truco de Agencia Pública y Preto no Branco de O Globo en Brasil, UYCheck y Verdadero o Falso de El Observador en Uruguay, el Politígrafo de El Faro en El Salvador, El Sabueso Verificador de Animal Político en México, y en Perú con Ojo Biónico de Ojo Público.

Olivia Sohr, coordinadora de proyectos de Chequeado, fue una de las invitadas al Encuentro de Periodismo Joven y Emprendedor realizado durante el XXII Foro Euroamericano de la Comunicación en la ciudad de Cartagena de Indias. Allí, explicó en entrevista concedida a la FNPI cómo funciona la iniciativa, cuáles han sido sus principales aprendizajes hasta el momento, y qué experimentos informativos han realizado hasta el momento.

“Nosotros no podemos creernos los dueños de la verdad revelada. Lo que hacemos es estudiar la información y exponer de manera clara cuáles son los argumentos que nos permiten calificarla como verdadera o falsa… Nosotros no tenemos la última palabra. Lo que hacemos es poner a los datos en el centro de la escena, para que sean los datos quienes puedan hablar por sí mismos”, afirma Sohr en la entrevista cuya versión completa se puede leer a continuación.

¿Cómo funciona Chequeado? ¿De qué forma está compuesto el equipo y cómo se financian?

Hoy somos trece personas trabajando. De ellos, seis somos periodistas en la redacción encargados de la producción de notas. Hay una persona encargada de la dirección de innovación, que trabaja cerca de la redacción, pero está más cerca de aspectos de tecnología y producto. Con él trabajan un programador, y un grupo de diseñadores y desarrolladores que se contratan por proyectos. Después tenemos un área de educación, dedicados a todos los cursos y talleres que dictamos. Y una parte de desarrollo institucional que busca todas las fuentes de financiamiento, además de nuestra directora ejecutiva.

Nuestra estrategia para conseguir fondos ha sido durante todos estos años tratar de mantenerla de la manera más diversificada posible. Tenemos una parte importante de individuos que nos donan anualmente. Otra parte viene de empresas, principalmente de la cena anual donde recaudamos buena parte de los ingresos del año mediante la venta de mesas. También contamos con organismos de cooperación internacional como Omidyar, Open Society o Naciones Unidas, que nos dan fondos para proyectos específicos que desarrollamos con ellos. Y finalmente, los cursos o talleres que damos para hacer verificación de historias, o periodismo de datos, además de los aportes que hacemos como columnistas en diarios o analistas en programas de televisión y radio.

¿Cómo hacen cuando surgen conflictos de intereses con empresas o individuos que los patrocinan, pero que ustedes están chequeando?

Cada vez que tenemos que chequear cosas que involucran empresas, lo manejamos de la forma más transparente posible. Ahora mismo estamos llevando a cabo investigaciones que involucran a empresas que fueron o son donantes de Chequeado. Lo que hacemos es llamarlos, como lo haríamos con cualquier fuente, y les decimos que estamos llevando a cabo un chequeo. Pero no hacemos nada fuera de lo común con ellos, porque en ambos lados entendemos que eso es parte de nuestro método de verificación de la información. Al fin y al cabo, la razón precisamente por la que nos financian, es porque saben que somos así, y que vamos a tratarlos igual que al resto.

Hablas del método de Chequeado. ¿Podrías explicárnoslo punto por punto?

Es un método que contempla ocho pasos. El primero es seleccionar la frase, definir que se trata de una frase chequeable. Parece algo simple, pero no es así, pues lleva un tiempo diferenciar qué es una creencia de la persona de aquello que realmente es un dato que se está citando como un hecho de la realidad. Después ponderamos qué tan relevante es la frase. Eso lo hacemos en nuestra reunión semanal de redacción, en la cual definimos cuáles frases vale la pena chequear. Aquí contemplamos qué tan importante es la persona que dijo la frase, y qué tan coyuntural es el tema del que se habla.

El tercer paso es preguntarle a la persona por qué dijo esa frase, cuál es su fuente y cuáles son sus datos. Es una manera de darle voz a la persona dentro del chequeo, y no necesariamente esperar a publicarlo para escuchar sus opiniones. Después consultamos con las fuentes oficiales, que son los organismos del Estado que puedan producir información o datos sobre el tema que estamos investigando. También acudimos a fuentes alternativas, que son todas aquellas ONGs, consultoras, universidades o centros de estudio que también pueden producir información pertinente para el tema que estamos investigando.

Es entonces cuando llegamos a uno de los pasos más importantes para nosotros, que es poner la información en contexto. Creemos que lo que estamos haciendo es periodismo, y el periodismo es contar buenas historias. Para poder contar buenas historias, tienen que ser relevantes, interesantes y entenderse por qué es importante lo que estamos diciendo en un contexto histórico. Aquí acudimos a especialistas en distintas áreas que nos ayudan a entender con qué debe ser comparada una información y cuál es el contexto que debemos aportar en cada caso.

Por último, con toda esta información lista, ponemos una calificación que desmiente o ratifica la afirmación que analizamos, aclarándoles así a nuestros lectores si se trata de una frase verdadera, falsa, engañosa, exagerada, insostenible, entre otros calificativos.

¿Cómo cambia este método cuando chequean en vivo?

Claro. En estas ocasiones no tenemos la oportunidad de preguntarle a quien dijo la frase por qué hizo tal afirmación. Entonces, lo que hacemos es contactarnos previamente con los equipos de prensa para avisarles que vamos a estar chequeando, y pedirles información antes sobre los datos que se vayan a usar. También tenemos notas más cortas y tenemos menos fuentes. Pero lo que sí tratamos de hacer es tener a los especialistas en el mismo lugar, a los que podemos contactar al instante.

¿Cómo es la participación de los lectores en Chequeado?

Tenemos un montón de vías a través de las cuales trabajamos con ellos. La más tradicional es el e-mail, al cual los lectores pueden escribirnos para proponernos temas que deberían ser chequeados. También está nuestra plataforma de chequeo colectivo, donde los lectores pueden subir directamente ahí los temas, ver qué han propuesto otros lectores, y comprobar en qué fase el chequeo van. Y después están las redes sociales, Twitter y Facebook, por donde también recibimos un montón de propuestas de nuestros lectores para chequear frases. En nuestra reunión semanal de redacción procuramos incluir al menos una de las propuestas de nuestros lectores, porque esto ayuda a que nuestra comunidad sea de ida y vuelta, y nos brinda un muy buen termómetro de lo que está pasando en el momento.

Tenemos un montón de eventos en los que invitamos a nuestros lectores. En nuestros chequeos en vivo invitamos a nuestra comunidad para participar como voluntarios. Hace poco hicimos un proyecto de investigación en cinco ciudades de Argentina, en el que trabajamos con comunidades locales para realizar una hackatón en donde produjimos datos relevantes para el chequeo.

¿De qué manera verifican también la información que publican los medios?

Es algo que hacemos porque creemos que los medios son un actor muy relevante en el discurso público. Empezamos en 2009, la época cuando se estaba presentando la pelea entre el Grupo Clarín y Cristina Fernández de Kirchner. Nos parecía que concentrarnos solo en los políticos y dejar por fuera al mundo de los medios, era quedarnos con una visión parcial del debate público. Nos costó bastante tomar la decisión, porque teníamos miedo de que a los medios les molestara que los chequeáramos, y que no nos dieran difusión, nos terminaran aislando y esto nos terminase perjudicando en términos de difusión. Por suerte no fue así.

En general nos han tratado muy bien, tuvimos muy buena recepción por parte de la mayoría de los medios. De hecho, hay medios a los que chequeamos, al mismo tiempo que trabajamos en conjunto y tenemos acuerdos para hacer columnas con ellos.

Univisión creó hace poco su fact-checker. ¿Te parece que veremos crecer esta tendencia de medios latinoamericanos creando sus propios verificadores?

Sí. Es una tendencia ya bastante fuerte. Nosotros en 2010 fuimos el primer sitio en Latinoamérica dedicado exclusivamente a hacer fact-checking. Hemos trabajado con medios como Ojo Público en Perú, La Silla Vacía en Colombia, Animal Político en México, El Faro en El Salvador y Plaza Pública en Guatemala. Con ellos hemos compartido nuestra experiencia y nuestro método de verificación de datos. Hay una red internacional de fact-checking, y nosotros hacemos parte de la red latinoamericana de verificadores de información que surgió en 2014. Esto sucede porque hay una cantidad enorme de información circulando, y la gente necesita tener referencias que les permitan tener información concreta sobre qué datos son ciertos, para poder tomar así decisiones respecto a un tema.

Esto me lleva a hablar de un aspecto muy importante de Chequeado, y del fact-checking en general. Nosotros no podemos creernos los dueños de la verdad revelada. Lo que hacemos es estudiar la información y exponer de manera clara cuáles son los argumentos que nos permiten calificarla como verdadera o falsa. Es algo que nuestros lectores agradecen mucho, la transparencia en el proceso. Nosotros no tenemos la última palabra. Lo que hacemos es poner a los datos en el centro de la escena, para que sean los datos quienes puedan hablar por sí mismos.

¿Qué hacen cuando se enfrentan a instituciones que no colaboran a la hora de compartir información pública?

Argentina no es precisamente el mejor ejemplo. Hasta hace poco tuvimos una agencia de estadística nacional que estaba intervenida, que publicaba datos que no reflejaban la realidad sobre problemas como la inflación y la pobreza. Solo hasta este año se promulgó una ley de acceso a la información pública. En parte la razón por la que el método de Chequeado puede servirle a otros periodistas en el resto de América Latina, es que no dependemos solamente de la información que publique la página web de gobierno abierto. Sé que en otros lugares la situación es peor. Pero así no haya datos abiertos, es posible hacer periodismo de verificación de datos acudiendo a otras fuentes.

¿En qué va el proyecto de hacerle seguimiento a las promesas de los candidatos políticos?

Tuvimos un problema en la última campaña presidencial. Las promesas eran tan vagas, que tuvimos que crear un índice para calificar cuán concretos eran los candidatos, y castigar a aquellos que eran más vagos en sus afirmaciones. Estamos trabajando en la metodología para medir el avance de cada una de las promesas de campaña hechas por el ahora presidente Mauricio Macri en su primer año de gobierno.

Finalmente, ¿qué consejo le darías a las empresas periodísticas que quieren empezar a hacer fact-checking?

Sean lo más transparentes posibles siempre. No solo en su método, sino en cuanto a su financiamiento. Mientras más terreno le dejes a las dudas, más difícil será que tu audiencia te crea. Si te vas a dedicar al fact-checking, debes ser terriblemente serio. Básicamente vivimos de no poder cometer errores. Para eso, privilegiamos la solidez de las fuentes sobre la rapidez para publicar la información.

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