El lenguaje debe ser un vehículo para comunicar la verdad: Director de Fundéu

El lenguaje debe ser un vehículo para comunicar la verdad: Director de Fundéu

Joaquín Müller-Thyssen, periodista experto en usos idiomáticos, comparte su punto de vista sobre la relación existente entre la credibilidad de un periodista y el buen uso que éste le dé al lenguaje
Joaquín Müller-Thyssen

La preocupación por resolver rápidamente las dudas idiomáticas de los periodistas de su redacción, llevó a la agencia española EFE a crear en la década de 1980 el Departamento del Español Urgente. Con el paso de los años, la labor de este departamento se ha ido expandiendo, hasta convertirse en una fundación dedicada trabajar por el buen uso del lenguaje en los medios de comunicación de toda Iberoamérica.

Actualmente, la Fundación del Español Urgente (Fundéu) responde a centenares de preguntas anualmente, provenientes de periodistas de todos los países de habla hispana, y su página web www.Fundeu.es recibe miles de consultas a diario.

Su actual director es Joaquín Müller-Thyssen Bergareche, periodista encargado de coordinar a un equipo de profesionales y a una red mundial de colaboradores, que nutren constantemente a la fundación con respuestas oportunas sobre el dinámico uso que los periodistas le dan al español.

En entrevista telefónica concedida a Hernán Restrepo, gestor de contenidos de la Red Ética Segura de la FNPI, Joaquín comparte su punto de vista sobre la relación existente entre la credibilidad de un periodista y el buen uso que éste le dé al lenguaje. Además, ofrece detalles sobre la historia y la forma en que funciona actualmente la Fundéu.

“En el periodismo el lenguaje debe ser preciso para que no genere confusión, de tal forma que esté al servicio de una verdad no interesada. Es un asunto de honestidad. Una de las cuestiones esenciales para cualquier periodista debe ser el conocer perfectamente el lenguaje que utiliza”, dice Müller-Thyssen Bergareche en la entrevista que puede escuchar a continuación.

Hernán Restrepo (HR): Comencemos hablando un poco sobre la historia de la Fundéu y los objetivos que se han trazado como organización

Joaquín Müller-Thyssen Bergareche (JM): La Fundación es fruto de una iniciativa de la Agencia EFE que en el año 2005 creyó en la necesidad de convertir un departamento interno que tenía en una institución que estuviera al servicio de todos los periodistas que desarrollan su trabajo en español.

Cuando llegó el periodista Alex Grijelmo a la presidencia de EFE, conocía muy bien la existencia del DEU (Departamento del Español Urgente), quiso darle un nuevo impulso convirtiéndolo en fundación gracias al apoyo que recibió del banco BBVA y la propia agencia, con la idea de darle un despliegue más internacional, tener presencia en América y ocuparse no solo de los periodistas españoles, sino de todos aquellos que tienen el español como instrumento de trabajo.

HR: ¿Cómo funciona la Fundéu? ¿cuántas personas trabajan ahí y qué funciones desempeñan?

JM: La Fundéu tiene un equipo nuclear de 10 personas. Hay lexicógrafos, traductores, periodistas, filólogos y correctores. Ellos trabajan diariamente para dar un servicio de cerca de 12 horas y 365 días al año. Luego además dispone de una red de antenas observadoras, que son personas que van alertándonos sobre los problemas que detectan en los medios de comunicación de sus respectivos países.

Hemos ido creando apoyos informáticos que nos permiten detectar diariamente las palabras más repetidas en los medios de comunicación hispanohablantes, esto nos ayuda a anticiparnos a las dudas pueden surgir o a definir qué reglas conviene recordar dependiendo de la coyuntura.

En los últimos años las redes sociales nos han servido no solo como vías de difusión de nuestro trabajo, sino también como fuentes de información y laboratorios donde medimos la aceptación de nuestras propuestas.

Hay un Consejo Asesor formado por académicos, periodistas y economistas que nos ayudan a resolver dudas, independientemente de las reuniones que tenemos quincenalmente.

El equipo nuclear analiza todas esas fuentes de información, vamos viendo los problemas que existen. Tenemos la suerte de trabajar en el mismo espacio donde está la central de la Agencia EFE. Ese contacto diario con periodistas nos permite estar alerta a los temas de actualidad sobre los que pueden presentarse posibles dudas, como lo hicimos recientemente con los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi.

Con todo esto, elaboramos como mínimo una recomendación lingüística al día que compartimos a través de redes sociales, nuestra página web y la amplísima lista de correos que tenemos a través de la cual llegamos a cientos de miles de profesionales alrededor del mundo. Además respondemos en vivo a las preguntas que nos llegan a través de Facebook y Twitter. Estamos trabajando en una aplicación para dispositivos móviles a través de la cual se podrá consultar cualquier duda que uno tenga y conocer todas nuestras recomendaciones.

HR: ¿Cuáles son los errores idiomáticos que se están cometiendo con mayor frecuencia o las dudas sobre las que más los consultan?

JM: Hay muchísimos problemas. Uno de los principales es que nos encontramos con la incorporación permanente de términos nuevos que hay que ir adaptando. Hay una influencia evidente en todo el origen anglosajón de varias palabras, como no puede ser de otra manera porque el inglés es la lengua franca, la lengua del poder y del prestigio, eso genera muchos problemas a la hora de traducir. El inglés es un idioma que tiene mucha facilidad para crear palabras. Cuando llegan a España, lo hacen de una forma muy mediata, rápida y fuerte. La gente las incorpora y luego cuesta aceptar la palabra equivalente en español.

Luego tenemos problemas propios de nuestro idioma. Mucha gente nos pregunta sobre el adecuado uso de las mayúsculas y las minúsculas. Un tema sobre el que existen demasiadas reglas, demasiadas excepciones a esas reglas y una gran dosis de subjetividad. Ha habido muchos problemas con las preposiciones últimamente, pero lo que más nos preocupa son los extranjerismos que se presentan abundantemente en la redacción de noticias sobre economía o tecnología. Yo no soy nada beligerante con los anglicismos, pero hay que aceptar solo los neologismos necesarios, pues hay términos que bien podemos utilizar en nuestra propia lengua sin ningún complejo. Hay también un alto grado de esnobismo a la hora de aceptar con demasiada alegría las palabras que vienen de afuera. Esa es una de nuestras grandes batallas.

HR: ¿Qué implicaciones éticas ven ustedes en el buen uso del lenguaje en el periodismo?

JM: En torno al uso correcto del lenguaje siempre ha habido un debate. Sócrates y los sofistas ya debatían sobre si era un vehículo de la verdad o un instrumento para convencer. En el periodismo el lenguaje debe ser preciso para que no genere confusión, de tal forma que esté al servicio de una verdad no interesada. Es un asunto de honestidad. Una de las cuestiones esenciales para cualquier periodista debe ser el conocer perfectamente el lenguaje que utiliza, incluso para no dejarse engañar por el uso que del mismo lenguaje puedan hacer las fuentes a las que acuda.

Ser honesto significa tener un lenguaje honesto. El lenguaje es la vestimenta del pensamiento, por lo tanto hay una comunión sagrada entre ambos. Será limpio y honesto aquel que tenga la intención de serlo. Se hará un uso correcto del lenguaje cuando se responda a los principios que deben regir la acción de cualquier periodista. Es evidente que un uso correcto del lenguaje es elemental para esclarecer la verdad y aportar verdadera información al ciudadano.

HR: Hemos visto que en Fundéu tienen una preocupación especial por el buen uso del lenguaje en la prensa deportiva. ¿Por qué?

JM: Es cierto que existe por un lado una afortunada coincidencia de patrocinio, puesto que tanto la Fundéu como la Liga BBVA son patrocinadas por el mismo banco. Pero no es esa la razón primera de nuestra preocupación por el buen uso del lenguaje en el periodismo deportivo. Desde nuestro punto de vista, el periodismo deportivo merece especial atención porque es muy creativo, y tiene una enorme influencia en el habla de los ciudadanos.

También hay importantes batallas en cuanto a los extranjerismos en la prensa deportiva, en especial en la dedicada a los deportes a motor. Pero en general el periodismo deportivo ha funcionado con una libertad y proximidad al habla popular, que las demás ramas del periodismo no tienen, y también porque para narrar o describir un partido deben utilizar todo tipo de recursos y metáforas que no veremos en el periodismo político, las cuales reflejan una capacidad de creación brutal. Entonces nosotros estamos muy atentos a lo que ahí suceda, porque además se nota mucho cuando ocurren fallos, y esto puede influir en el lenguaje que usa la gente.

HR: ¿Ustedes desde Fundéu ven que internet le ha traído algún cambio a la forma en que los periodistas usamos el lenguaje?

JM: Internet es una nueva plataforma para los periodistas que impone nuevos códigos. Tomemos por ejemplo la forma en que ahora escribimos para ser referenciados por los buscadores. Esto nos obliga a adaptarnos a nuevas reglas. Internet es entonces un nuevo soporte que obliga al periodismo a adaptarse, como lo ha hecho a lo largo de los siglos. Pero lo esencial sigue siendo el lenguaje, y solo con un adecuado dominio del lenguaje será posible adaptarse a los nuevos medios. Uno solo podrá saltarse aquellas reglas del lenguaje que conozca bien.

HR: En la Red Ética de la FNPI hemos concluido que no hace falta una nueva ética para los nuevos medios. Pero vemos que ustedes han creado un Manual de Estilo para el periodismo de internet. ¿En qué consiste?

JM: Nosotros estamos plenamente de acuerdo con esa conclusión a la que han llegado en la FNPI. Evidentemente los principios del periodismo son los mismos, y se aplican tanto para internet, la radio, la prensa o internet. El rigor, la credibilidad, la corroboración de datos y de fuentes, la clara escritura y la dicción, son fundamentales para el desarrollo del periodismo con independencia del soporte. Ahora bien, los nuevos soportes obligan a nuevos recursos y adaptaciones, referentes a cómo presentar mejor las noticias en una pantalla, con todas las posibilidades que las tecnologías ahora ofrecen. De eso se trata el manual que hemos elaborado. Yo siempre digo que se está perdiendo la caligrafía, pero a cambio de esto, los jóvenes de hoy conocen mejor las cuestiones tipográficas y los tipos de letra que son mejores para leer en internet. Un poco de eso es lo que recoge nuestro manual.

HR: Finalmente, ¿han podido medir de alguna forma el impacto que el trabajo de la Fundéu ha tenido en el uso del lenguaje por parte de periodistas de toda Iberoamérica?

JM: Realmente esa es una asignatura pendiente. Ahora no hay un documento en el que nos podamos apoyar. Una de las ambiciones que tenemos es llegar a acuerdos con universidades de distintos países para potenciar trabajos de investigación que nos revelen qué tanto se está atendiendo a nuestro trabajo. Lo que sí sabemos es que cada día crece más el interés por Fundéu y que la gente acude a nosotros con mucho respeto. Esto denota que hay preocupación por el uso correcto de la lengua.

 

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