Cuando Lina Rodríguez, la Gerente General de la Corporación Festival de Cine de Cartagena hace esa especie de ondulación de sus dedos, moviéndolos de arriba abajo como el pianista que ejecuta un trémolo, los que la conocen bien saben lo que eso significa: “no hay que hablar más”, “no hay tiempo para discutir”, “parece difícil pero hay que hacerlo”, “resuélvanlo ya”. Mil órdenes dadas en un par de segundos, sin que haya que levantar la voz ni dar miradas delatoras. Los envidiosos llaman a eso poder. Los justos, liderazgo.