La libertad de expresión amparaba a Charlie Hebdo y ese es un bien supremo: Bastenier

La libertad de expresión amparaba a Charlie Hebdo y ese es un bien supremo: Bastenier

Miguel Ángel Bastenier, periodista y analista experto en temas internacionales nos comparte su visión acerca de las implicaciones que la masacre contra el semanario Charlie Hebdo tiene para el periodismo y la libertad de expresión.
Miguel Ángel Bastenier / Fotografía: Joaquín Sarmiento/ Archivo FNPI
Red Etica

Miguel Ángel Bastenier, periodista y analista experto en temas internacionales nos comparte su visión acerca de las implicaciones que la masacre contra el semanario Charlie Hebdo tiene para el periodismo y la libertad de expresión.

– El blanco directo fue la revista satírica Charlie Hebdo, pero, ¿fue este un ataque específico contra el periodismo y la libertad de expresión o se trata de un ataque más amplio que abarca temas culturales, religiosos y políticos?

Es un tema de toda la amplitud que quepa imaginar, es un ataque a Occidente en uno de sus grandes centros intelectuales como París, y no por casualidad tomando como objetivo el ejercicio de la libertad de expresión.

Pero no olvidemos que en lo formal, y es importante, es también una represalia que consideran los agresores justificada por los insultos, las blasfemias y la burla inmisericorde de una religión, por otra parte, perfectamente respetable. Porque el Islam no comete asesinatos, son personas que se reclaman de esa religión las que los cometen.

– Nada justifica un acto terrorista, pero ¿hasta que punto puede considerarse que las caricaturas de Charlie fueron una provocación a grupos extremistas?

No acepto, como justificante, la idea de la provocación porque, guste o no, el oficio de Charlie Hebdo es la sátira, que está plenamente cubierta por el derecho a la libertad de expresión; ahora, bien sacar a Mahoma en pelotas y, peor aún, decir que ‘el Corán es la mierda’ es una muestra de un mal gusto sin límites, una expresión tan soez como injusta y el que crea que eso es buen periodismo en mi opinión se equivoca gravemente.

Yo jamás publicaría en mi periódico esas viñetas, salvo ahora, a toro pasado como prueba documental de la historia, lo que no es lo mismo que hacerlo para ofender o criticar. Pero, repito, está permitido todo lo que no esté sancionado en el ordenamiento jurídico de un país democrático y Francia lo es. Una cosa es no querer publicar y otra muy distinta que esté prohibido.

– ¿Cuáles la función de la sátira en conflictos complejos como el que se vive entre el Islam y el mundo occidental?

Los límites legales, ya lo he dicho, están en el ordenamiento jurídico. En cuanto a la moral y las buenas costumbres cada publicación ha de decidir y fijar sus propios límites. Yo opino que ofender deliberadamente, insultar, hacer escarnio de personas e instituciones sin las pruebas de que lo que se dice, no tiene justificación alguna, me parece fuera de lugar. E insisto, el Islam no ha matado a nadie, han sido los que dicen representarlo. Si Mahoma estuviera hoy en alguna parte lamentaría el atentado. Como dijo sabiamente el imán de París ‘a las viñetas se responde con viñetas, no a tiros’.

– Se supone que informar, opinar y caricaturizar deben ser vías para crear un mejor entendimiento entre las sociedades, pero, ¿qué pasa cuando el resultado no es una mejor convivencia si no una masacre como la de Charlie?, ¿Qué reflexiones implica esta tragedia para los periodistas, los opinadores y los caricaturistas?

Informar y opinar se supone que tienen como objetivo dar al ciudadano un mejor conocimiento de la sociedad y el mundo que le rodea, que eso lleve a un mejor entendimiento es discutible, aunque a la larga seguramente puede ser así, porque ciudadanos bien informados debieran ser mejores ciudadanos.

Pero no hay una ley de hierro que conecte la práctica del periodismo con el Bien Común, que se puede definir de formas muy diversas, ni con el mejoramiento de las relaciones sociales. Y mi reflexión es doble: debe caer sobre los criminales todo el peso de la ley, sin excluir a sus instigadores, sean quienes sean y estén donde estén, pero el periodista no es Dios y aunque en su encarnación de caricaturista comprendemos que goza de una libertad que no se le toleraría al que solo escribe, y no esté vulnerando ninguna ley positiva, el respeto al prójimo y sus creencias es la mejor guía para su trabajo.

Se puede hacer sátira de cualquier religión con elegancia. Pero que se entienda  bien lo que digo: la libertad de expresión amparaba a Charlie Hebdo y ese es un bien supremo, aunque no siempre sepamos darle la mejor aplicación.

 

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