Un reciente documental en el circuito del festival de cine ofrece un homenaje a la vibrante cultura de conservación y reutilización que ha florecido en Madagascar como consecuencia de la crisis económica mundial. La película, Ady Gasy, toma su nombre de una expresión malgache común que significa “encontrar una manera” – una referencia al espíritu inventivo e ingenioso que está en el corazón de esta cultura de autosuficiencia.
En un clima de creciente inseguridad, tanto financiera como física, los periodistas también se han tornado muy hábiles en encontrar una manera. Encontrar una manera de reducir su vulnerabilidad. Encontrar una manera de evitar a los censores con el fin de publicar material sensible. Encontrar una manera de sacar noticias cuando los gobiernos controlan el acceso al papel, imprentas o redes de distribución. Encontrar una manera de eludir cortafuegos para acceder a información en línea.
El tema del Día Mundial de la Libertad de Prensa de este año: “¡Que prospere el periodismo!”, nos invita a pensar en qué elementos se necesitan para apoyar una prensa sana, libre e independiente. Uno de los más cruciales es una sociedad civil vibrante, que defienda y promueva estas libertades. Organizaciones como las de la red IFEX proporcionan una voz para los trabajadores de medios vulnerables de todo el mundo, mediante la exposición de violaciones de la libertad de expresión y reuniendo llamados mundiales por justicia.
Pero incluso con estos defensores, ¿cómo puede florecer una prensa libre en un ambiente de gobierno autocrático, corrupción endémica, y vulnerabilidad financiera?
Una razón por la que el periodismo sigue prosperando en condiciones tan difíciles es la inventiva y el ingenio demostrado por los propios periodistas.
Los reporteros explotan grietas en el sistema para permanecer un paso adelante de los que buscan silenciarlos. Ya sea para eludir la censura, las barreras de acceso, o las leyes establecidas para proteger a los corruptos, los que trabajan para investigar historias y compartir información de interés público tienen que avanzar de puntas de pie. Su creatividad va mucho más allá de tener facilidad de palabra y sus acciones los ponen a menudo en un riesgo considerable.
Estas personas son admirables, valientes, a veces francamente impresionantes, pero no podemos hacer de ellos la base de la libertad de prensa. No son un sustituto para el tipo de sistema fuerte y comprensivo que permite que una prensa libre florezca. Un clima en el que la libertad de prensa pueda florecer verdaderamente es uno en el que todos nosotros – la gente común – podamos hacer nuestro trabajo.
Así que en el Día Mundial de la Libertad de Prensa, honremos la valentía, el ingenio y la capacidad de resiliencia de los periodistas de todo el mundo que continúan buscando maneras de traernos historias cruciales. Es importante reconocer los valientes esfuerzos de los defensores de derechos humanos y libertad de prensa. Pero trabajemos en pos de un clima en el que el periodismo pueda prosperar sin depender de estos héroes y heroínas, y sin crear tantos mártires de la causa. Les debemos mucho.