Lecciones de Leila Guerriero sobre reporteo, mirada y estilo

Lecciones de Leila Guerriero sobre reporteo, mirada y estilo

Así fue el primer día del taller Periodismo narrativo: reporteo, mirada y estilo, con Leila Guerriero, en el marco de Centroamérica Cuenta.
Leila Guerriero conduce el taller Periodismo narrativo: reporteo, mirada y estilo. Foto: Cortesía Centroamérica Cuenta.
Sabrina Duque, relatora

Escribir es seducir. Deslumbrar. “El texto que usted escribe debe mostrarme que me desea. Esa prueba existe: es la escritura”, escribió Roland Barthes en ‘El placer del texto’. Ya Rodrigo Fresán dice que las partes de un texto son: principio, medio, fin y deslúmbrame.  Leila Guerriero citó a Barthes y a Fresán para empezar la reflexión sobre el reporteo, la mirada y el estilo con los dieciséis asistentes a su taller. No se produce un texto sin el encastre de esos elementos, dijo la maestra. “Lo que suelo decir es que sin reporteo no hay texto, si mirada no hay reporteo y sin estilo no tenemos texto. Son cosas unidas, una especie de víbora que se muerde la cola. Uno no puede separar la atmósfera, el clima, el tono, del contenido que tiene ese texto. Está tremendamente unido”.

Así comenzó el primer día de Periodismo narrativo: reporteo, mirada y estilo, que se desarrollará durante cinco días en Managua (Nicaragua). La ambición de la maestra es que en estos días se escriba mucho. Que los asistentes se arriesguen, pierdan el miedo a equivocarse. Que entiendan por qué los textos funcionan, detecten los problemas y sepan cómo solucionarlos.

Lo que importa en el periodismo literario, en el periodismo narrativo, en la crónica periodística, dice Guerriero, es la palabra periodismo. Un contenido periodístico que responda a las preguntas clásicas –qué, cómo, cuándo, dónde y por qué- pero no siguiendo la vieja regla de hacerlo en el primer párrafo.

La consigna es abordar la realidad de una forma más compleja y poliédrica. Abandonar el lugar común de un mundo dividido entre buenos y malos, víctimas y victimarios. A la maestra le parece mucho más interesante contar a los villanos facetados -un gran villano que resulta ser un gran abuelo- aunque nos cueste pensar que para algunas personas han sido seres menos siniestros. “Si me quedo con la parte buena del villano lo cuento mal. Si cuento sólo la parte mala, me quedo en el lugar común”.

A continuación, algunas de las lecciones de este primer día:

Sobre el estilo

Es un poco inevitable copiarse a uno mismo. Ya Cabrera Infante dijo que el estilo no es otra cosa que el descubrimiento del autor de su propia frontera.

-Una crónica no es distinta al montaje de las escenas de un documental. Un travelling. Un plano general. Luego uno más corto. La cámara va cerrando el foco cada vez más. Un rasgo de estilo de Leila Guerriero: presentar al personaje sin que el lector tenga idea de quién se trata.

-Tener control sobre el lenguaje. La única forma de lograrlo es leer mucho. Ficción, no ficción, historia, geografía. Buscar en la prosa recursos que no se aprenden leyendo el periódico. Aprender de la poesía la economía de recursos, alimentar el oído para luego desarrollar una voz propia.

Sobre el reporteo

 La instancia previa al reporteo es definir un tema. Siempre se sale a hacer un perfil o escribir una crónica con una idea definida.

-La primera instancia es encerrarse horas en el escritorio tratando de leer todo lo que se pueda encontrar. Luego, apoyarse en la generosidad de los periodistas especializados para armar mapa de entrevistados y para confrontar los resultados de nuestro reporteo con sus miradas, muchas veces esclarecedoras.  

-De eso pasamos al reporteo en sí: el encuentro con los protagonistas. No es ir a chequear un dato conocido, ni a confirmar un prejuicio. En ese encuentro empieza a mezclarse la mirada en el reporteo, y en el texto en sí.

-Si alguien me dice apaga el grabador, y lo hago, no lo cuento. Pero me siento con responsabilidad de dejarle un guiño a un lector inteligente.

-Reporteo, mirada y escritura están interconectados entre sí. No se puede ver el uno sin la otra.

Sobre la mirada

“Los textos que como lectora más me conmueven o me convocan, son los textos que me dejan con más dudas que respuestas. El autor fue libre de pensar, ser políticamente incorrecto, y que a mí como lectora me hace más libre”.

-No se puede pensar que no hay una mirada subjetiva en el perfil de un torturador. Pero el texto está apoyado en reporteo y datos duros.

-Los medios atacados desde el poder ofrecen flancos débiles a las críticas de los ministros y presidentes; más que presentar datos duros, se dice lo que el periodista quiere decir desde su opinión. No hay que editorializar la realidad.

-Un texto no tiene que ser nunca un veredicto, un juicio, no tenemos que decidir si son buenos, malos, más o menos, héroes o villanos.

-Es bueno  saber ante qué personalidad se está: un obsesivo, un psicópata –para saber cómo llegar a la información que queremos- pero no debe ser una obsesión.

- Si se sabe lo que se va a contar, si hay una mirada clara, esa mirada es como un imán que atrae lo útil y repele lo que no se necesita.

-Toda construcción de texto tiene tres momentos: reportero, selección, escritura. El momento de la selección es en el que se complica la vida: si el reporteo fue bien hecho, hay un 70% de material de más.

Sobre el taller

El taller se lleva a cabo del 22 al 26 de mayo en Managua, Nicaragua, en el marco de Centroamérica Cuenta, constituido desde 2012 en el evento literario más relevante de la región y organizado por Sergio Ramírez, miembro del Consejo Rector de la FNPI. Los aliados para este encuentro son la Cooperación Suiza para el Desarrollo (Cosude), Movistar y Agri-Corp.

Sobre la maestra

Leila Guerriero comenzó su carrera periodística en 1991, en la revista Página/30. Desde entonces sus textos han aparecido en La Nación y Rolling Stone, de Argentina; El País y Vanity Fair, de España; El Malpensante y SoHo, de Colombia; Gatopardo y El Universal, de México; Etiqueta Negra, de Perú; Paula y El Mercurio, de Chile; Granta, del Reino Unido; Lettre Internationale, de Alemania y Rumanía; L´Internazionale, de Italia, entre otros medios. Es editora para el Cono Sur de la revista mexicana Gatopardo. En 2005 publicó el libro Los suicidas del fin del mundo (Tusquets Argentina y España), traducido al portugués y el italiano. En 2009, publicó una recopilación de crónicas titulada Frutos extraños (Aguilar Colombia y Argentina) que, en 2012, editó Alfaguara en España. En 2010 su texto El rastro en los huesos, publicado en El País Semanal y Gatopardo, recibió el premio Cemex-FNPI. En 2013, publicó Plano americano (Ediciones Universidad Diego Portales, Chile), que reúne veintún perfiles de personalidades de la cultura de España y Latinoamérica. Su trabajo ha formado parte de antologías como Mejor que ficción (Anagrama, 2012) y Antología de crónica latinoamericana actual (Alfaguara, 2012). Desde enero de 2014 es columnista de la última página del diario El País, de España. En el año 2014 recibió un premio Konex en la categoría Crónica y testimonio. Desde 2016 dirige la Especialización en Periodismo de la Fundación Tomás Eloy Martínez, de Buenos Aires.

 

 

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