La forma en que las emociones del periodista afectan a sus compañeros, a su audiencia, al medio donde trabaja y a sí mismo es el asunto analizado en el libro ‘La Ventana Interior, inteligencia emocional aplicada al periodismo’.
Escrito por el periodista español Óscar Herrero Conde, quien trabaja desde hace ocho años como presentador en Televisión Española, el libro logra establecer relaciones por primera vez entre las veinte competencias de la inteligencia emocional formuladas por Daniel Goleman, y el periodismo.
“A los periodistas nos faltan muchas de las cualidades que se proyectan hacia uno mismo, las que enmarco dentro de los principios íntimos. En general, tenemos poca autoestima, nos dejamos llevar fácilmente por el pesimismo, somos poco creativos y estamos muy desmotivados. Es cierto que la situación actual de la profesión no ayuda, pero no podemos acomodarnos utilizando ese argumento como coartada”, afirma Herrero Conde en entrevista concedida a Hernán Restrepo, gestor de contenidos de la Red Ética Segura.
El libro, que será presentado en Valladolid a principios de octubre, fue publicado por Editorial La Fragua y es posible adquirirlo a través de Amazon.
Red Ética Segura (RE): ¿De dónde surge su interés por la relación entre la inteligencia emocional y el periodismo?
Óscar Herrero Conde (OH): Hace cinco años encontré en Internet una conferencia que hablaba de Inteligencia Emocional y aquello me pareció fascinante. Empecé a leer sobre esa materia y me di cuenta de que se abría ante mí un campo amplísimo. Había mucha bibliografía sobre periodismo y, también, mucha sobre Inteligencia Emocional… pero no había nada sobre emociones aplicadas al periodismo. Así que me puse a ello y éste es el resultado. “La ventana interior” es la primera obra que aborda, desde una perspectiva global, la aplicación de la Inteligencia Emocional a la práctica profesional del periodismo. No intenta ser un Credo a seguir al pie de la letra. Más bien es un catálogo de ideas que nos ayudan a acercarnos a la excelencia profesional.
RE: Vemos que el cine ha sido una de sus fuentes de inspiración y reflexión para escribir el libro. ¿Cuáles son las tres películas sobre periodistas que todo periodista debería ver y qué enseñanzas se pueden extraer de ellas?
OH: No es fácil quedarse con tres… “Spotlight”, porque ilustra muy bien cómo ejercer el liderazgo a pesar de las presiones; “Todos los hombres del presidente”, porque demuestra la eficacia que reporta la cooperación y el trabajo en equipo y “El honor perdido de Katharina Blum”, porque invita a reflexionar sobre la responsabilidad social de los periodistas, la importancia del rigor en el trabajo diario y las consecuencias de una mala praxis.
RE: ¿Cómo llegó al listado de las 20 competencias emocionales que todo periodista debería dominar?
OH: En el libro propongo un modelo que es el que da título al libro. Lo he llamado “La ventana interior” porque, gráficamente, tiene esa forma: la de una ventana con 4 cuadrantes. Ahí se agrupan las competencias emocionales que el periodista debe proyectar sobre sí mismo, sobre la empresa para la que trabaja, sobre sus compañeros y sobre la audiencia que recibe el mensaje informativo elaborado. En total, son 20 competencias emocionales que toman como referencia las que, en su día, clasificó Daniel Goleman. Lo que hago es adaptarlas a las peculiaridades de la actividad periodística y ordenarlas para completar el modelo que propongo.
RE: Dice usted en su libro que “no se puede establecer un ranking que determine la importancia de unos principios sobre otros”, pero ¿por qué son tan importantes para usted la motivación y la autoestima?
OH: Si entendemos la trayectoria profesional como una carretera, la autoestima es el coche y la motivación es la gasolina. Sin esos dos elementos, no hay viaje… independientemente de que circules por una pequeña carretera comarcal o por una autopista de 10 carriles. Traducido al periodismo… no importa si trabajas en un pequeño periódico local o en una gran cadena de televisión internacional. La autoestima es el vehículo que te lleva a afrontar nuevos retos y la motivación te aporta el combustible necesario para superarlos. Sin eso, no hay viaje.
RE: De los cuatro grupos de principios que usted formula (íntimos, corporativos, sociales y públicos), ¿en cuál de ellos identifica usted que hay más falencias en el periodismo actual?
OH: Creo que los periodistas nos castigamos mucho a nosotros mismos innecesariamente. Nos faltan muchas de las cualidades que se proyectan hacia uno mismo, las que enmarco dentro de los principios íntimos. En general, tenemos poca autoestima, nos dejamos llevar fácilmente por el pesimismo, somos poco creativos y estamos muy desmotivados. Es cierto que la situación actual de la profesión no ayuda, pero no podemos acomodarnos utilizando ese argumento como coartada. En cambio creo que, como colectivo, nos esforzamos mucho más por cumplir con los principios públicos: ser rigurosos, prestar un servicio a la sociedad, actuar con responsabilidad profesional…
RE: ¿Podría explicarnos mejor de qué forma las competencias emocionales pueden afectar los mensajes que los medios transmiten a sus audiencias?
OH: Creo que, sobre todo, nos ayudan a elaborar informaciones más cercanas. Así, la integridad nos impulsa a ser rigurosos con los datos; la empatía nos ayuda a identificar las inquietudes de otros; la previsión nos permite optimizar los recursos con los que contamos; la ciudadanía nos lleva a abordar asuntos que tengan verdadera relevancia social; el perfeccionismo nos anima a pulir cada detalle de nuestros artículos, como en el fondo como en la forma… Cada competencia es una pieza del puzle que nos lleva a la excelencia.
RE: ¿Le parece válido culpar del distanciamiento entre los medios y sus audiencias a la falta de inteligencia emocional de los periodistas?
OH: Puede ser una causa pero sería injusto pensar que es la única. Estamos en un momento de muchos cambios, que conllevan transformaciones intensas. Es cierto que, quizá, el periodismo haya olvidado en parte su papel de perro guardián del poder pero eso ha coincidido con una relajación que se percibe en el conjunto de la sociedad. El entretenimiento le ha comido terreno a la información y, cuando ésta encuentra un espacio, casi siempre es de consumo rápido. La evasión prima sobre la reflexión. En ese contexto no es fácil aportar información de calidad y trabajada en profundidad. Aún así debemos seguir apostando por contenidos que no se consuman en 30 segundos y que sean más que un número interesante de “clics”.
RE: ¿Encuentra usted que existe una relación entre inteligencia emocional y un ejercicio más ético del periodismo?
OH: Hay competencias emocionales que tienen que ver, directamente, con la ética. La integridad nos lleva a ser rigurosos; la responsabilidad nos obliga a asumir y rectificar los errores; la ciudadanía se traduce en una sensibilidad prioritaria con los temas que tienen relevancia social… Todo eso desemboca en un periodismo más ético.
RE: Luego de escribir el libro, ¿cómo ha afectado lo que ahí propone en su labor diaria como periodista en TVE?
OH: Dedicar tiempo a reflexionar sobre estos aspectos te hace ser más consciente de lo que estás haciendo bien y, sobre todo, de lo que están haciendo mal. Una vez que detectas una carencia, buscas soluciones y tratas de aplicarlas. Creo que el periodismo solo puede entenderse como un proceso de mejora constante en el que siempre tenemos algo nuevo que aprender. Y deberíamos entender eso como un privilegio.
RE: ¿Qué pretende usted con este libro? ¿Tal vez que en las escuelas de periodismo se incluya una cátedra sobre competencias emocionales?
OH: El libro solo lleva unos meses en la calle y ya está presente en varias facultades de periodismo españolas. Es una materia que interesa porque cubre un espacio que, hasta ahora, estaba vacío. Lo que se cuenta en él es interesante para cualquier profesional en activo pero, sobre todo, para los estudiantes que se están formando. Creo que sería una excelente iniciativa llevar estos contenidos a las escuelas y universidades donde se imparte periodismo. Junto a los conocimientos teóricos, la aptitud, los futuros periodistas trabajarían también la actitud. Con actitud y aptitud, los resultados suelen ser insuperables.
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Es posible conocer más sobre los principios propuestos en el libro siguiendo al blog o las cuentas en redes sociales creadas para mantener viva la discusión sobre sus ideas en Facebook, Twitter e Instagram.