Periodismo LGBT+: 7 claves para tus trabajos periodísticos

Periodismo LGBT+: 7 claves para tus trabajos periodísticos

Durante el seminario web ‘Periodismo fuera del clóset’, Wilson Castañeda y Ana Fornaro compartieron recomendaciones y reflexiones sobre cómo narrar temas LGBT desde un enfoque interseccional y de derechos humanos.
Foto: The Gender Spectrum Collection
Kirvin Larios

Latinoamérica es hoy día uno de los epicentros donde más se dinamizan los derechos de las personas LGBT+. En eso concuerdan Wilson Castañeda, director de la ONG colombiana Caribe Afirmativo, y Ana Fornaro, codirectora de Agencia Presentes, de Argentina. Desde el activismo y el periodismo, ambos se han dedicado a defender y visibilizar los temas de la diversidad sexual en nuestra región, una de las más desiguales del mundo y donde, paralelo a leyes pioneras e importantes cambios legislativos, persisten los casos de violencia que hacen de Latinoamérica un lugar hostil para las personas LGBT+.

“A mayor visibilidad, mayor riesgo”, sintetiza Castañeda la situación en el continente, donde el activismo ha crecido y los medios de comunicación han tenido un papel fundamental tanto en la agendas de reconocimiento como en la representación prejuiciosa o errónea de las realidades LGBT+. “América Latina es una región diversa” pero “muy desigual”, sostiene Fornaro.

De estos aspectos ineludibles para el movimiento LGBT+, así como de retos y recomendaciones para el desarrollo de las agendas periodísticas, los invitados reflexionaron en el seminario online ‘Periodismo fuera del clóset’, cuarto encuentro del ciclo ‘Escenarios posibles para un periodismo diverso e inclusivo’, convocado por la Fundación Gabo y el clúster EUNIC Colombia (European Union National Institutes for Culture), en el marco de la iniciativa EULAT 4 Culture.

Recomendaciones

1. Conocer el contexto

“Para hacer periodismo, sobre todo periodismo desde una perspectiva de derechos humanos, es necesario conocer el marco legislativo legal y social”, sostiene Fornaro, que advierte que el continente latinoamericano está lleno de contrastes. Mientras que en un país como Argentina existe una Ley de Identidad de Género pionera en el mundo, en otros persiste un rezago legislativo aupado por políticas de gobiernos antiderechos, al tiempo que reverberan las luchas activistas.

Para Castañeda, el “progreso de los derechos LGBT” es evidente: en el continente, contando las naciones del norte, hay 10 países donde se reconoce el matrimonio igualitario (Argentina, Uruguay, Brasil, Ecuador, Colombia, Costa Rica, México (en casi todos sus estados), Estados Unidos, Canadá…); además existen leyes antidiscriminación y figuras como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que desde hace una década cuenta con una relatoría sobre asuntos LGBT+ y produce informes regionales.

Adicionalmente, “es una región donde hay un gran florecimiento del activismo LGBT+”, afirma Castañeda, con “procesos organizativos en resistencia, investigaciones y movilización social”. A esto se añaden ejemplos de “buenas prácticas” como el enfoque de género en el proceso de paz en Colombia y el reconocimiento LGBT+ en el ejercicio constituyente chileno.

A la vez, el panorama es “muy peligroso”. Brasil, México y Colombia sumaron más de 1.000 homicidios contra personas LGBT+ solo en 2021. Según Castañeda, están creciendo también las llamadas agendas “antitrans”; y en países de Centroamérica como El Salvador y Nicaragua se han incrementado en el campo político los discursos de odio contra la diversidad sexual.

En conclusión, Castañeda dice que a raíz de la “dinamicidad en la región” es que “a mayor visibilidad obtenida en los últimos años, hay también mayor riesgo en mantener las agendas de derechos humanos de personas LGBT+”.

2. Seguir haciendo visible la agenda LGBT+

“Creo que el rol que tienen las, los y les periodistas es asumir el papel que históricamente el Estado y la sociedad y sus instituciones han dejado pendiente, que es el reconocimiento de los derechos LGBT+”, dice Castañeda. En un mundo en el que las decisiones políticas no van a la vanguardia de los derechos y el reconocimiento LGBT+, el trabajo de los medios y periodistas es más necesario. “La sociedad no está preparada, hay agendas más importantes”, es una máxima de algunos gobiernos que evitan legislar a favor de la diversidad sexual. De ahí que el periodismo deba “asumir un rol de liderazgo” y ayudar a “transitar de la invisibilidad —a la que nos ha condenado el ejercicio político y cultural— a la visibilidad”.

3. Señalar errores y malas prácticas

Muchos medios de comunicación persiguen las tendencias de sectores del capitalismo que acostumbran a mostrar a las personas LGBT+ como consumidores que solo les gusta pasear, viajar y gastar en bienes y servicios más que las personas heterosexuales; omitiendo el hecho de que en Latinoamérica “las personas LGBT+ son mayoritariamente pobres” y tienen una gran dificultad en acceder a empleos. Entonces se trata de una falacia, dice Castañeda.

Por otro lado, según Fornaro, es cuestionable la postura de algunas empresas que se amparan en el llamado pinkwashing o lavado rosa. “Es un lavado de cara que se hacen las empresas, pero también los medios de comunicación, diciendo que tratemos este tema pero desde un punto de vista mercantil, pensando en las personas LGBT+”, que son vistas como una “porción del mercado”. Así que hay que “tener cuidado”, pues aunque no se criminalice o se trate con “morbo” a la población LGBT+, están siendo estereotipadas en las secciones de tendencia, moda u ocio de los medios.

Otra práctica errónea consiste en relacionar a las personas LGBT+ con “asuntos enfermizos, inmorales” o señalarlos como culpables de las violencias que reciben, como ha sucedido con grupos afroamericanos y afrodescendientes, a quienes se revictimiza al ser responsabilizados de ataques y agresiones racistas. “Es una tarea pendiente de la que esperamos una gran ayuda de los medios de comunicación, pues lo que recibimos es una violencia motivada por prejuicios relacionados con nuestra orientación sexual, identidad y expresión de género. Por eso es tan contundente hablar de crímenes de odio y feminicidios”, dice Castañeda.

4. Ampliar el concepto de lo LGBT+

Según Castañeda, en el continente se ha creado un concepto “más gay” o de hombres gays que LGBT+, y “más urbano que rural, más clase media que de pobreza e inequidad, más de juventud que adultos mayores”, lo que ha generado “un nicho LGBT+”. Este enfoque ha sido explotado en los medios de comunicación, permeados por las políticas de cooperación de Estados Unidos, las cámaras de comercio y las marchas del Orgullo LGBT+; pero hay que entender que todo ello constituyen sólo una “mínima expresión de lo LGBT+”.

5. Garantizar el reconocimiento (más que la inclusión) en empresas y redacciones

¿Qué hay de la diversidad en las redacciones? ¿Qué entendemos por una redacción diversa?, ¿qué pasa con los cupos en las empresas?, se pregunta Ana Fornaro. Al respecto, Castañeda prefiere hablar de reconocimiento y no solo de inclusión. “La expresión inclusión tiene un problema conceptual: nunca desacomoda a quien incluye; y como somos una región tan religiosa, creemos que incluir es una obra de caridad. Decimos ‘voy a tener una buena práctica y lo voy a incluir’, sin cuestionar nuestras prácticas patriarcales, misóginas”.

En tal sentido, Castañeda prefiere el término reconocimiento, entendido como una articulación con el otro que implica una transformación personal. “En América Latina tenemos un reto de reconocimiento; la cultura, la política, la economía le sacaron el cuerpo al reconocimiento. Por eso el periodismo tiene hoy en día ese reto”, señala.

Para Castañeda, el reconocimiento tiene que ver con tres puntos:

  •  Las acciones afirmativas, que propenden a visibilizar a quienes han sido invisibilizados históricamente y a darles la atención social que requieren como ciudadanos.
  • Generar oportunidades, lo que implica producir cambios estructurales, ya que si hay cupos laborales en el ámbito profesional para personas LGBT+, antes se deben atender y considerar asuntos educativos y de necesidades básicas insatisfechas, como vivienda y alimentación para las personas LGBT+.
  • En los medios de comunicación y redacciones surge una pregunta que compete a todas las empresas. “¿Cómo lograr transformar el escenario de trabajo para que las personas lesbianas, bisexuales, trans, queer y no binarias que lleguen se sientan seguras y no tengan que ocultar su orientación, expresión o identidad de género por temor a perder el trabajo? Si una persona quiere hacerlo menos visible está en su derecho, pero que no sea que el espacio le genere riesgo”, dice Castañeda.

6. Perder el miedo y hacerse todas las preguntas

Con frecuencia hay periodistas que preguntan en talleres de periodismo cómo abordar temas LGBT+, cómo acercarse a ellos y realizar buenas coberturas. Lo primero que hay que hacer, considera Ana Fornaro, “es perder el temor de acercarnos a una temática si no estamos familiarizados”, además de acercarse “de manera respetuosa en derechos humanos” y proponiendo “agendas interesantes”.

Antes de cubrir un asunto LGBT+, Castañeda recomienda preguntarse qué es la realidad LGBT+ y qué particularidades tiene esa realidad que se va a cubrir. Además, usar los pronombres según corresponda, preguntándoles a las fuentes de noticias cómo prefieren ser nombradas.

7. Entender que cada caso es distinto

Por último, es necesario entender los diversos factores que atraviesan los temas LGBT+ y evitar ver las siglas como un “monolítico”, como algo fijo. Wilson Castañeda recomienda entender la interseccionalidad de los casos cuando se trata de una mujer trans, o de una campesina; de si el entorno de vida es rural, si se trata de una persona afrodescendiente o en situación de calle, etcétera.

Sobre el ciclo de seminarios web ‘Escenarios posibles para un periodismo diverso e inclusivo’

Cada jueves de septiembre, la Fundación Gabo y el clúster EUNIC Colombia (European Union National Institutes for Culture), en el marco de la iniciativa EULAT 4 Culture, convocan a este ciclo de seminarios web sobre diversidad cultural, que busca propiciar la reflexión sobre las posibilidades de un periodismo más inclusivo. 

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