Un par de preguntas aparentemente tan simples como "¿qué nos gusta y por qué?" pueden ser la clave para orientar el desarrollo de un artículo cultural. De esta manera comenzó la segunda sesión del Módulo de Música de la Beca Gabriel García Márquez de periodismo cultural. Becarios y maestros volvieron sobre el concierto Música Sagrada de Nápoles, que tuvo lugar la noche anterior, para intentar descifrar con la mayor precisión posible sus impresiones del recital en el que se interpretaron piezas de Giovanni Batista Pergolesi. Algunos enfocaron su atención en el amplio rango de variaciones de voz de la contralto Sara Mingardo; varios prefirieron la presencia escénica, las expresiones faciales y la proyección de la voz de la soprano Valentina Varriale; y otros apuntaron a la debilidad del grupo de cuerdas, la atmósfera del teatro, los zapatos de la soprano o el desinterés por parte de la audiencia -unos dormitando, otros más concentrados en las pantallas de sus teléfonos que en el concierto-. Para los talleristas es un ejercicio que les permite confrontar sus impresiones inmediatas, buscar las razones de aquello que no deja de pertenecer al terreno del gusto pero que puede argumentarse, y reconsiderar la importancia de aspectos no necesariamente musicales y técnicos pero que aportan al enriquecimiento de la experiencia. Para los maestros es la oportunidad de subrayar una verdad que no por sencilla debe dejar de estar presente en el ejercicio de esta profesión: "No es una ciencia. No existen respuestas correctas ni equivocadas; y a veces los comentarios previos, que podrían sesgar la opinión y generar prejuicios, son refutados por la experiencia frente al escenario. La diversidad de opiniones confirma que la subjetividad es un componente esencial del periodismo cultural". Después de este ejercicio inicial, los becarios retomaron los artículos que están escribiendo. Algunos hicieron cambios importantes en la forma y la estructura, tras la retroalimentación durante la primera sesión. Otros, afectados por alguno de los conciertos, decidieron cambiar el rumbo y comenzar de cero enfocándose en temas más específicos. No es fácil escoger un camino central y descartar otros aspectos atractivos de un tema, pero es necesario hacerlo para ahondar en lugar de quedar en la superficie por pretender abarcarlo todo. Sobre esta elección, la importancia de buscar lo excepcional fue reiterada como una clave para atrapar al lector. En palabras de Jonathan Levi: "Lo esperado no es lo sorprendente. La buena historia no es: 'Perro muerde a un hombre', sino: '¡Hombre muerde a un perro!' ". También en esa dirección de seducir a la audiencia y convertir el texto en una lectura magnética de principio a fin, los datos excesivos e insustanciales fueron cuestionados nuevamente. ¿Cómo discriminar si para un artículo tienen más pertinencia los zapatos de la soprano que todos los premios que ha acumulado? La respuesta depende de cada caso particular y está ligada a la motivación del periodista al momento de escoger el tema. Sentir la obligación de saturar los textos con información accesoria no es un capricho de los periodistas, es un hábito de cierto tipo de prensa y una exigencia de algunos editores. De acuerdo con los maestros, esa es la razón de ser de este espacio: "La idea de este taller es revolucionar esos hábitos y atreverse a escribir lo que el editor dudaría publicar". Revolucionar una profesión no supone mover también los pilares que le dan solidez, como la investigación y la argumentación. En ese sentido, algunos juicios de valor lanzados airadamente en los textos de los becarios fueron confrontados por escasez de argumentos o total carencia de fuentes. Las opiniones sueltas sobre la calidad de la interpretación de un músico, sin razones técnicas claramente expresadas o referencias a críticos expertos quedan en el terreno de lo estrictamente personal. Y este es un margen muy delicado para definir lo que significa la subjetividad en el periodismo cultural: una cosa es la argumentación inteligente soportada por las opiniones de críticos calificados y otra los comentarios aventurados de un periodista poco conocedor. El de la cultura es un mundo de los gustos, pero la oportunidad que ofrece el periodismo de liderar la opinión alrededor de esos gustos requiere una responsabilidad adicional por parte de quienes firman las páginas que muchos leen con confianza.