Como sucede con todos los temas de la agenda periodística, con este hay que comenzar preguntándose el para qué. Se trata de tener claro que uno no trabaja para vender periódicos, ni para obtener fama con noticias de escándalo, sino para beneficio de los que recibirán información.
¿Es ético recurrir a disfraces, cámaras o micrófonos ocultos para acceder a una noticia? ¿Es correcto que un periodista utilice prendas de la policía o del ejército para acompañarlos en sus operativos? ¿Está bien que una periodista se disfrace de prostituta para poder conocer una historia que le interesará a la ciudadanía?