Cada tanto aparecen noticias sobre salud que bien podrían haber salido de un libro o una película de ciencia ficción. La tentación y facilidad de aprovechar estos temas en titulares llamativos y golpes de opinión siempre será alta. Pero, ya lo sabemos, la responsabilidad del periodista es balancear esta información, aunque eso implique perder algunos clics.
En las últimas horas, varios medios de comunicación han reportado el caso de una mujer en Estados Unidos, portadora de una bacteria resistente a todos los antibióticos, incluso a la colistina, fármaco usado como último recurso ante las bacterias resistentes. Ante esta información llega la primera tentación: una bacteria resistente a todos los antibióticos, ¡Apocalipsis! Si se ahonda más en la historia encontramos que dicha bacteria es una mutación de la escherichia coli. Mutación, la otra palabra que suele generar pánico entre las personas, ¿la sumamos al titular?.
Parte del trabajo de los periodistas, especialmente de los periodistas en salud, es balancear la información, encontrar el mejor modo para divulgarla, siempre pensando en no alarmar a la comunidad cuando no es necesario. En casos como este, donde todo está dado para hacer una noticia que seguramente será un éxito entre la audiencia, es importante detenerse y pensar.
Si la decisión es irse por el titular llamativo, este no debe ser amarillista; el contenido de la noticia debe ser lo suficientemente consistente y contextualizado para darle peso al titular y esto sólo se logra yendo a la fuente y leyendo con detenimiento lo que dice el estudio, en este caso La Sociedad Americana de Microbiología. Además es importante citar otros expertos, encontrarle más aristas a la historia: ¿Qué bacterias son super resistentes? ¿Cuál es el riesgo de que estas se conviertan en un peligro para la población en general? ¿Qué tipo de antibióticos para bacterias resistentes existen? ¿En qué van las investigaciones para nuevos antibióticos?
Es cierto que muchas veces la realidad supera la ficción, pero en casos como estos, el final apocalíptico es exclusivo de las películas.
Una nota que contextualiza y da la dimensión real del problema es esta: Lee la nota de El País de España
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