Relatoría del Seminario-taller de periodismo radial con Juan Gossaín

Relatoría del Seminario-taller de periodismo radial con Juan Gossaín

 

No hay noticia que valga más que una vidaLecciones sobre la cobertura radial en América Latina Cartagena de Indias, Colombia, 16 y 17 de marzo de 2013 Convocan: FNPI y Grupo Sura
Relatoría: Ana María Cuesta Rodríguez
Maestro: Juan Gossaín Abdala Nació en 1949 en San Bernardo del Viento, Córdoba (Colombia). Este contador público inició en el periodismo como redactor en el diario El Espectador y como jefe de información del diario El Heraldo. Confiesa que nunca se propuso trabajar en la radio, pues "eso de la vocación es mentira"; pero su vínculo con el oficio perduró casi 30 años que iniciaron en 1981, con su ingreso al equipo de la cadena básica de Caracol Radio bajo la dirección del periodista Yamid Amat. Y finaliza con su retiro de los micrófonos, en junio de 2010, tras dedicar 27 años a la dirección nacional de noticias en RCN Radio, para entregarse de lleno a la escritura y a "malcriar a sus nietos". Desde entonces, admite que no escucha radio y que no tiene de esos "aparatos" en casa. Ha publicado las novelas "La mala hierba", "Al final del sueño" y "La balada de María Abdala"; el libro de relatos "Puro cuento" y la antología de crónicas "La nostalgia del alcatraz". Su libro más reciente es "La Muerte de Bolatriste". Gossaín es miembro de la Academia Colombiana de la Lengua; Doctor Honoris Causa en Español y Literatura por el Consejo Superior de la Universidad de Córdoba, y en Administración de Empresas, por la Universidad Nueva Granada. Entre numerosos premios, ha recibido el Simón Bolívar y el C.P.B. a la vida y obra, y ha colaborado en los principales medios de comunicación escritos y audiovisuales del país. Palabras Clave: Radio, periodismo radial, Juan Gossaín, procesos de paz, cubrimiento de conflictos, ética periodística, sala de redacción. Introducción: "Yo no doy conversatorios". Con ese mandato caprichoso, el maestro Juan Gossaín marcó la pauta de lo que sería este Seminario-Taller. Temía que esa palabra "horrible" aburriera a los 14 editores, coordinadores y directores de medios radiales que se reunieron para compartir experiencias sobre el oficio. Rompió el hielo con una exposición sobre la condición ideal de una sala de redacción y sobre la importancia de la figura del 'jefe', ese que enlaza a directivos y periodistas. Habló de una relación que considera sumamente peligrosa: la de estos últimos y sus fuentes. Del compromiso sobre la distancia que debe existir entre unos y otros.   El auditorio generó un debate con relación al conflicto ético entre la prensa y la amenaza que representan políticos y anunciantes, con énfasis en el ejercicio que se hace en provincias.  Admitió que la radio está en desventaja en torno al análisis noticioso. "Esa tarea la están haciendo mejor los medios impresos". Reconociendo que, por las limitaciones -o el privilegio- de la inmediatez, lo importante es que todo el contenido sea verificado, imparcial y equilibrado, pues "no puedes hacerle creer a la gente que tu opinión es una noticia". En esta actividad celebrada en el Centro de Formación de la Cooperación Española, ubicado en el Centro Histórico de Cartagena, se despejaron dudas sobre el papel de las unidades investigativas; sobre la delgada y, según su criterio, prohibida línea entre la política y el periodismo; sobre los compromisos periodísticos que deben ser adecuadamente abordados "ante el peligro que supone que los noticieros se conviertan en juzgados"; y sobre los desafíos de las narrativas radiales. Finalmente, el maestro compartió algunas lecciones sobre el cubrimiento de conflictos o procesos de paz. "Para ello no existen recetas". Sin embargo, dio pautas a partir del fracaso del anterior proceso entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC-, en San Vicente del Caguán (Colombia), que le ayudan a analizar el proceso que actualmente se discute en La Habana (Cuba).  "No hay una sola noticia en el mundo, que valga más que una vida humana". Así las cosas, ¿cómo contar lo que pasa en un proceso de paz y en la vida misma? Gossaín se aparta de las lecciones técnicas y apuesta, por sobre todas las cosas, por una reivindicación de la ética.  No hay noticia que valga más que una vida Lecciones sobre la cobertura radial en América Latina

 

I. El tipo entre los genios que dirigen y los periodistas 

"Después de 40 años de periodismo por bruto que uno sea algo aprende, eso es lo que quiero compartir con ustedes", dice Gossaín, mientras acomoda sus gafas de carey e interrumpe una bienvenida pasada de elogios. "Lo primero que tenemos que cuestionar es para qué sirve una sala de redacción", sentencia, destacando un primer problema, pues no todas las emisoras -comunitarias, universitarias- necesitan una.   "La sala de redacción sirve para hacer una estructura vertical que indique jerarquías. Pero el primer contratiempo que se encuentra, sobre todo en la radio comercial, es quién debe ser elegido como jefe. Elegir a esta figura siempre será más difícil que a un director". Comparte una anécdota que hace parte de la historia del medio con el que trabaja, por lo menos, la tercera parte de este auditorio que ahora lo esculca. "Cuando llegué en el 84 a dirigir Radio Sucesos RCN  encontré que habían nombrado a un subdirector. Qué bueno, dije. Pero que demuestre que merece serlo. El tipo no funcionó y escogimos a Francisco Tulande. A él, todos los periodistas lo trataban como si fuera un papá. Era el único que en eventos de crisis no perdía los estribos".  Destacó su sentido de la disciplina y el orden; la confianza que despertaba. Tulande lo inspiró para definir lo que 'es' un jefe de redacción: "Es el enlace entre los genios que dirigen y los periodistas. Tiene un pie entre la genialidad, dicho sea irónicamente, y otro en el problema diario. Es el tipo que sabe si trabajas o no; es quien representa a los redactores ante la dirección, no solo como profesionales, sino como seres humanos".  A los periodistas los define como "escépticos bien informados". Gossaín advierte que como "trabajadores de noticias radiales" deberán comprender, como primer compromiso, que su materia prima es la entrevista. "Dios le dio al hombre dos oídos y una boca, el problema de los periodistas es que no sabemos oír. Las entrevistas no se hicieron para preguntar, ni para que nos aplaudan, sino para escuchar, y contrapreguntar cuando valga la pena". Entendido esto y después de encontrar un periodista sensato, ecuánime y sereno, como define el maestro a la figura del 'jefe', debe definirse cómo se organiza la redacción, pues "el problema de dirigir periodistas no es un asunto de meros conocimientos, sino de recto criterio, de buen juicio". 

II. El peligro entre el reportero y sus fuentes

Gossaín es partidario de que se personalicen responsabilidades organizando a los periodistas por fuentes. ¿Y cuál fuente conviene asignar? Ya es un problema del director. "Este, después de varios días, sabe quién merece confianza y quién no".  La experiencia le enseñó que a los novicios, o recién egresados, hay que permitirles explorar. "Dejarlos que actúen en libertad con sus fuentes, que se acerquen según sus criterios", dice, como preámbulo a un recuerdo sobre un 'novicio' que le pidió que le dejara cubrir la fuente militar. Inicialmente lo consideró una locura, en un país tan violento como este, pero el joven era primo del secretario general del Ministerio de Defensa. "Y me van a decir que por su parentesco no debía escogerlo, caramba, si esa era la principal razón. El periodista vive de su fuente, generalmente porque tiene vínculos con ella".  Y eso pasa con frecuencia. "Me da pena, pero cínicamente dicho, se trata de aprovechar el vínculo, que es utilísimo en materia informativa, a menos que el medio no esté interesado en obtener información". Y en este punto toca fibras, pues Juan Carlos Cerón, director de RCN La Radio en Bolívar, lo interpela, anotando cómo hizo un hombre como él, ícono de los micrófonos, para evitar señalamientos por tener un primo homónimo aspirando al poder. "Sería majadero el anhelo virginal de pretender que nadie tenga parientes en ninguna parte: el problema es de criterio. Aprovechar el vínculo no se trata de procurar que el funcionario tenga un vocero. El vínculo entre la fuente y el reportero es un tema sumamente peligroso", responde, pues "el periodista es corresponsable de lo que ellas dicen".  "Cuando usted habla con una fuente esta tiene dos caminos: autorizarla que la cite o no. El periodista tiene otro derecho, aceptar o no esa información. Hay fuentes mentirosas, que te pueden utilizar para contar lo que quieren, pues fuentes desinteresadas no hay, pero periodistas altruistas que renuncian a primicias tampoco. El periodista es quien tiene que entender que el equilibrio informativo exige que la distancia sea un compromiso". Amalia Londoño, periodista de Blu Radio en Medellín, le hace considerar que hay ciertas licencias que, una vez se asumen con las fuentes, son inquebrantables. Conversan sobre una reportera bogotana a la que el entonces ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, tildó sutilmente de traicionera durante una rueda de prensa. "Cuando uno se compromete a no preguntar una cosa, simplemente no lo hace. Hay que respetar a la fuente", dice Gossaín. Continúa anotando que lo contrario es que a veces "algunas fuentes no entienden que no hay un contrato simbólico para que no las toquen. No se imaginan cuántos amigos he perdido en 40 años porque no han logrado entender esa distancia. "No tiene que haber un tratamiento distinto al habitual con un gobernante. Recuérdenlo".

III. "El peor error es confundir la política con el periodismo" 

Bebe un café y asegura que la más envilecedora de todas las actividades humanas es la política, y la segunda, quizás en broma, el periodismo. Cuenta que el día en que a Campo Elías Terán le ofrecieron ser alcalde de Cartagena ambos se encontraban en RCN. "Le dije que no se metiera en eso. 'Yo no quiero pero la gente me obliga', me respondió". Desde ahí, cuenta que inició una distancia, pues "la política y el periodismo son términos rotunda y categóricamente excluyentes. El verdadero oficio de la prensa es controlar el poder".  La directora de la emisora UdeC Radio, Marta Amor Olaya, relata cómo parte de su familia se indispuso con ella en el momento en que comenzó a publicar columnas que cuestionaban la gestión de ese alcalde. Gossaín responde que "es el amigo quien tiene que entender que uno es periodista. Y es él quien se tiene que distanciar. La función de un periodista no es distinta que la de un fiscal ante la opinión pública". El auditorio habla sobre algunos espacios radiales auspiciados por conocidos políticos. Gossaín considera que los periodistas que trabajan para ese tipo de medios deberían respetarse más asímismos. "Y ese es el único capital verdadero del periodista, que además es curiosísimo, cómo termina la gente respetándote porque te cree". Jaime Abello Banfi, Director General de la FNPI, trae a colación una época del periodismo colombiano en el que la política era atenuada a través del humor, la ironía, la parodia. "El humor en el periodismo debe reivindicarse. Guillermo Cano y José 'el Mono' Salgar estimulaban la creación de buenos titulares. El humor desapareció un poco del periodismo como legado del narcotráfico. Nos volvimos tristes, melancólicos, trascendentales, solemnes", dice Gossaín. De vuelta al salón, el maestro recuerda una frase del estratega político y rumorólogo JJ. Rendón, "en política todo lo que no esté prohibido por la ley es válido", para indicar que lo que la política considera pragmático, el periodismo lo tilda de cínico. Por eso reprocha a aquellos que optan por vincularse indirectamente con ella, desde la otra orilla, como jefes de prensa. "¿Qué puede salir de ahí, elogiando al gobernante todos los días? El periodismo no debe perder su misión, que es vigilar y denunciar las cosas que pasan. En las regiones, la clase política sobrevive gracias a la pauta; porque los periodistas se dejan comprar". Y se preocupa sobre este punto, el de los pequeños empresarios radiales que negocian 'asesorías publicitarias':"El periodista vendiendo pauta es altamente nocivo".

IV. "No se puede hacer buen periodismo sin recursos económicos"

Cuenta que durante su última campaña política, un exalcalde de Cartagena, que hoy tiene casa por cárcel, repartió mensualmente a varios periodistas radiales 'bonificaciones' de 200 mil pesos. "Ese es el salario de la infamia. La corruptela periodística en todo el país es impresionante. El periodista que hoy se vende por $100 mil pesos porque su salario es de $500 mil, se venderá más adelante por cualquier otra millonada". Se abre un debate sobre los malos sueldos que pagan las empresas de medios. "Nunca he escuchado de agremiaciones de periodistas que clamen por un alza en sus sueldos, por la sencilla razón de que creen que su actividad es lo suficientemente intelectual para ello". -¿Y en el caso de que las únicas oportunidades laborales para un periodista estén en una emisora oficial?    (Pregunta Amalia Londoño) -Yo preferiría, y la vida me dio oportunidades amargas de demostrarlo, morir de hambre. Así, a secas, Gossaín insiste en que el periodismo no debe estar a favor del poder. "El problema no es el medio, es el periodista". No comparte las aspiraciones de quienes estudian comunicación corporativa u organizacional, o los que aceptan una jefatura de prensa por dinero. Se abre una discusión sobre una tendencia que están acogiendo algunas ciudades sobre la aparición de emisoras oficiales pro alcaldía y/o gobernación. "No todas las emisoras oficiales son igualmente indignas", dice, poniendo de ejemplo la excelencia del canal de televisión público Señal Colombia. Reconoce que la radio comercial también tiene formas sutiles, vituperables, de venderse.  Gilberto Buitrago, director de RCN La Radio en el Tolima, habla de las empresas mineras que tienen concesionado todo su departamento. Ilustra que existe una doble moral en los medios que callan atendiendo a la pauta. Gossaín coincide anotando que "el minero de la región está destruyendo el ecosistema, los pájaros, el aire, y sigue pautando". Manifiesta que un periodista tiene un deber ante su audiencia y es el de decir que 'no'. Expone que una emisora jamás debe tomar como prioridad las imposiciones arbitrarias de su departamento comercial,  arriesgándose a dejar a un lado la información porque algún horario esté comprometido para un anunciante, o acogiendo la venta de "noticias comerciales" -que no existen-, como 'la noticia de la construcción, la noticia del sector hotelero, etc'. "Cuando una empresa hace algo es porque un medio lo permite. Ellos son corresponsables de lo que divulgan en materia comercial. No pueden venir con el cuento de que 'yo no respondo por lo que dice el aviso'". Gossaín afirma que quien controla este tipo de situaciones, quien debe procurar la independencia del medio, es el jefe de redacción y/o el director. Y sentencia que es claro que "no se puede hacer buen periodismo sin recursos económicos", pero que por ello "una estación radial seria debe tener un gestor de publicidad serio".  "Las cuñas son imprescindibles. Un medio de comunicación es una unidad económica, periodística, publicitaria, administrativa. Una unidad donde cada cosa tiene su lugar". Finalmente, este tema incómodo solo pudo ser superado por un contagio de risas: "En materia de ética no se puede revolver la mierda con la pomada", sentenció.

  1. V. La estética de la ética: en honor a la verdad

"La base inamovible del periodismo es la verdad. Es lo que llaman la estética de la ética", y partiendo de la verdad 'bien contada', Gossaín insiste en que el mejor periodista que ha conocido Colombia es el compositor Rafael Escalona y que el mejor reportaje que se ha escrito en el mundo es el que hicieron los cuatro evangelistas. "Gabriel García Márquez dispone de 100 páginas para echar un cuento, Escalona lo hace en tres párrafos. Y la brevedad es su lección". De la Biblia exalta su lenguaje, que solo da cuenta de hechos, no de opiniones.  "La gente cree que escribir bien es 'echar paja', pero la estética no depende de los adjetivos sino del uso que se le dé a la palabra". Y con ello destaca un aspecto crucial: en la búsqueda de la verdad no deben cruzarse opiniones ni imposiciones desde un solo ángulo. "La verdad es un rompecabezas que se hace con otros pedazos de verdades. ¿Quién puede construir una consultando a los que piensan igual?". La opinión se ha vuelto un recurso común en muchos programas radiales de Colombia, pero Gossaín asegura que "no puedes hacerle creer a la gente que tu opinión es una noticia". Advierte que algunos noticieros se han convertido en juzgados "y ese no es nuestro oficio. Nos corresponde darle a la audiencia los suficientes elementos para que formen su propia opinión". Se generan apreciaciones diversas en el auditorio, pues muchos consideran que no están opinando desde sus espacios radiales, pero no advierten, como sugirió Ana María Cuesta, relatora de este taller, que frecuentemente se están utilizando algunos tiempos verbales condicionales como 'habría, existiría, podría, sucedería' en noticias que no se han verificado con el suficiente rigor o que atienden a meras especulaciones. Gossaín considera que no es serio utilizar este tipo de palabras con las que el periodista pretende blindarse jurídicamente sin advertir que desvirtúa la esencia de 'la noticia'.  Gossaín deja claro que la frontera entre la opinión y la noticia debe ser bien delimitada con espacios radiofónicos que claramente aludan a editoriales. "Opinión más noticia no es análisis. La opinión siempre va aparte. El comentario es libre, pero la información es sagrada". Asegura que en la radio es muy difícil hacer análisis pues "esta tarea la están haciendo mejor los medios impresos. En la radio es más imperiosa la simpleza del lenguaje, no podemos olvidar que no es repetible lo que acabas de oír pero sí es revisable lo que acabas de leer. El periodismo aporta exactitud a la literatura pero en la radio no es posible la exactitud". Indica que infortunadamente el tiempo en radio es escaso y que la duración de una nota dependerá de su importancia. "¿Se puede decir lo que uno quiera en una opinión?" Este tema genera un debate interesante. El maestro afirma que "el problema en Colombia es que no está claro qué cosas se pueden o qué otras no. Usted no puede considerar que alguien es asesino o ladrón solamente porque usted opine eso. Enséñeme hechos".  "Las noticias no tienen salsa ni condimento, las noticias son las noticias. Una cosa es el amor por el oficio, la pasión, el compromiso, pero no la opinión. Y que esta no se confunda con la ruptura de la objetividad, que tampoco existe. Yo nunca intenté ser objetivo, pero la imparcialidad y el equilibrio me comprometían a no tomar partido".  Gossaín manifiesta que la imparcialidad es un negocio. "Felipe López es exitoso porque su medio es imparcial. La libertad de prensa es un derecho que genera deberes. Y al frente suyo hay un ciudadano que está esperando que usted lo informe verazmente". Este principio es sumamente importante a la hora de hablar sobre paz.

VI. "La paz se construye con silencios, no con primicias"

"Nunca se ha dicho la última palabra sobre cómo cubrir un evento especial".  Cuenta Gossaín que el 6 de noviembre de 1985, un reportero lo llamó para ofrecerle una primicia sobre una delicada incursión militar en el Palacio de Justicia de Bogotá, Colombia. En ese momento, el emblemático lugar sufría una toma armada, violenta, por parte del entonces grupo guerrillero M-19. -"El ejército se va a tomar el Palacio, van a llegar por los techos". -"Déjeme pensar", dijo el director, que en esa coyuntura no podía más que confiar en su enviado. Y en la soledad de su decisión, horas después, respondió - "Si usted da esa noticia, habrá por lo menos 200 muertos. Ahora, arguménteme ¿qué pierde el ciudadano si le informan después de que ocurra la hecatombe? Mientras más silencio haya, mejor".   Al día siguiente, cuenta el maestro, el corresponsal se dirigió hacia él con un vaho de desconcierto -"Usted no me dejó echar la primicia y de todas formas hubo 200 muertos". Él solo pudo decirle -"Pero no son por cuenta nuestra". Gossaín manifiesta que el problema del Palacio de Justicia y cualquier otro proceso en el que se vea involucrada la paz, no es asunto para exclusivas. "Sobre el derecho a la información hay una cosa superior, y es la vida misma. No hay una sola noticia en el mundo, que valga más que una sola vida humana", dice, mientras reconoce que en estos tiempos muchos medios motivan a sus periodistas para que, en el caso hipotético de que deban enfrentarse a decidir entre ayudar a un hombre a que no salte al vacío o tomarle una foto en caída libre, estos opten por la 'amarilla' para tabloide.  Por eso insiste en la tarea primaria de elegir al 'enviado' indicado, que debe tener la plena confianza de su medio. "A un suceso como el que ocurre en La Habana hay que enviar a gente responsable. Si no confías en tu enviado mejor no lo mandes. Él es tu voz desde allá".  El maestro asegura que un proceso de paz merece mayores análisis que cantidades de noticias express. "El afán induce al error". Asegura que en este tipo de cubrimientos, los periodistas, que suelen trabajar en el fondo por los compromisos sociales/morales en los que creen, debe cuidarse en evitar imponer sus pasiones; evadir cualquier intento para ayudar con sus posturas a la resolución de los problemas, pues "solo deben mediar periodísticamente con la estricta responsabilidad del caso" y "no hay nada que merezca una mentira periodística. Ni si quiera los mejores propósitos merecen que se mienta por ellos". Gossaín apela a la prudencia. "Las cosas que oigo que se hablan en Cuba son tan importantes que es mejor no contarlas pues pueden estropear el proceso". El gobierno colombiano y las FARC tienen estilos diferentes sobre su relación con los periodistas que cubren el proceso de paz que adelantan en La Habana, pues hasta el momento, han utilizado ruedas de prensa y declaraciones oficiales en los casos estrictamente necesarios. Colombia no tiene noticias diarias de su proceso de paz, y Gossaín lo aplaude, pues considera que "ningún conflicto en el mundo se ha resuelto con los periodistas sentados allí". Por eso cree que a diferencia del anterior proceso en San Vicente del Caguán, las negociaciones en La Habana van por buen camino. "En el Caguán había un extra cada 10 minutos. En la Habana es mejor la discreción. La paz se construye con silencios, no con primicias". "El Caguán estaba condenado al fracaso desde el primer día porque podía más el espectáculo que el propósito. Fue un carnaval, si hasta llevaron a una cantante popular". Desde el punto de vista mediático, este proceso, que se extendió desde 1998 hasta 2002, no le pareció serio. Los periodistas pudieron estar expuestos a las presiones de este grupo insurgente. -Y si tú fueras el director de una emisora comunitaria, ¿cómo organizarías a tu equipo con temas como el proceso de paz? (Pregunta Jaime Abello) Gossaín responde atendiendo también a las inquietudes de Darío Sabogal, director de la Red Cundinamarquesa de Radios Comunitarias, que interpela pidiendo recomendaciones sobre cómo abordar problemáticas, como la escasez de agua en Yopal, que a pequeña escala pueden parecer más importantes que una paz que se negocia en Cuba.  -Primero recomiendo que el periodismo comunitario lo hagan los periodistas, pues me parece majadero eso del 'ciudadano reportero'. La radio comunitaria debe formar, y su primera formación debe ser en derechos. Sus líderes deben asumir un rol de apóstoles de cosas, adoctrinando a los oyentes en derechos que no se mendigan, se reclaman. Es que los periodistas no hemos enseñado correctamente a la gente a indignarse. Gossaín retoma en que ante el desconocimiento, apenas lógico, de cómo abordar la paz en un país que lleva medio siglo en conflicto, la ética debe ser la única protagonista en este tipo de cubrimientos; ella que "no es más que la relación entre el periodista y su conciencia. Ella que le hace tanto bien a la sociedad como daño le hace violarla"; cree que este principio le entregará al periodista el tesoro más preciado de su carrera: la credibilidad.  Inquieto por la fatiga, por las ganas de almorzar en su casa, el maestro advierte que acaba de resumir su  "cantaleta" de cuatro décadas de periodismo en este "conversatorio" que finalizó con la recomendación de varios principios: responsabilidad, cuidado y verificación.  Adenda: "No hay nada que justifique una violación ética"  Algunas recomendaciones de Gossaín en honor a ella. - "Una situación baja es poner al aire a una persona que no sepa que lo está: Siempre debe haber claridad." - "Ninguna unidad investigativa está por encima de los jueces, desconfío de ellas. El problema es que en muchos casos los periodistas 'investigan' no para descubrir la verdad, sino para descubrir sus sospechas." - "Los periodistas estamos convencidos de que somos otra especie de gente. Eso es una tontería, somos unos trabajadores de noticias que no estamos para que nos aplaudan." -"No hay que descuidar el lenguaje, es importantísimo, pues la radio hace pedagogía, educa para bien o para mal. Si en un noticiero dicen 'hubieron', toda la gente termina repitiéndolo." -"Las ruedas de prensa no sirven para nada. Las convocan quienes están interesados en que se diga lo que ellos quieren y acuden quienes creen que tienen las preguntas más brillantes." -"No me fío de la dictadura de las encuestas. Son, como dijo Álvaro Gómez Hurtado, como el chorizo español: "una delicia, pero no averigüen cómo las hacen"- "El sagrado derecho a renunciar es lo más valioso que hay en la vida de un periodista. Es su último recurso".  -"La chiva es tan irracional, el afán obsesivo es tan irracional, que la chiva tiene nombre de animal". - "La radio es un festival infinito: todo lo que procura se hace posible. No hay otro medio que permita una gran interacción con el público. Pero también peligra en su propia naturaleza, en su falta de autocontrol" -"En Colombia, en materia periodística, la responsabilidad es sinónimo de ética. Lo que no significa que baste con ser responsable para ser ético." *** A las doce, se acabó el café de la mesa y con ello el taller. 

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