Monterrey, México, 31 de agosto y 1° de septiembre de 2009
Organizado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) y la Corporación Andina de Fomento (CAF), con el apoyo de CEMEX.
Relator: Franco Piccato
Editor: Carlos Serrano
INTRODUCCIÓN
Los medios de comunicación y los periodistas enfrentan las turbulencias de la era digital en medio de tensiones y nuevos desafíos. El monopolio sobre la información se escurre como arena entre las manos en las redes digitales y los modelos de negocio tambalean, mientras la audiencia se apropia del nuevo medio con una velocidad que puede dejar a los periodistas fuera de carrera.
Mientras los editores de prensa europeos reclaman a Google por los derechos sobre la distribución de las noticias, y sus pares estadounidenses organizan reuniones secretas para acordar estrategias de cobro por contenidos, la audiencia los produce y los comparte libremente, en redes y medios sociales, cada vez más alejada de los modelos de difusión tradicionales.
Es una época de metamorfosis en el ecosistema de medios que está modificando las variables tradicionales del oficio y el negocio periodístico, y que conjuga de manera simultánea transformaciones culturales, cambios en los comportamientos de las audiencias y convergencia de medios y redacciones. La tecnología plantea, además, nuevas fronteras a la escritura y a los cánones de la narrativa periodística.
Más de 80 periodistas iberoamericanos se reunieron en Monterrey en septiembre de 2009 para debatir sobre el periodismo de calidad y su futuro en radio, televisión e internet. El debate estuvo cruzado transversalmente por el impacto de la Red y los móviles en la sociedad y en los medios. Tras dos jornadas en las que se expusieron fuertes disputas y paradojas sobre el nuevo rol de la audiencia, emergió un enfático llamado a reinventar el oficio sobre la base de principios que le permitan sostener su relevancia social.
Este escenario, especialmente grave en Estados Unidos, se complejiza aún más por los efectos de la crisis económica global y, en América Latina, por la creciente polarización política y el ascenso de liderazgos carismáticos que buscan presionar a la prensa para perpetuarse en el poder. Un contexto adverso que requiere mayores esfuerzos por revitalizar el periodismo de investigación como contrapreso democrático.La siguiente relatoría retoma y profundiza en ocho capítulos la cobertura en tiempo real que se realizó a través del blog del Seminario de Calidad Periodística y Twitter. Aquí se resumen los valiosos aportes de los panelistas y los apasionantes debates que se vivieron en Monterrey. Estas páginas no pretenden arribar a conclusiones cerradas, sino dar el puntapié inicial para una conversación con la comunidad de FNPI.org.
¡Bienvenidos!
1. ANNUS HORRIBILIS PARA AMÉRICA LATINA
La crisis económica más severa que enfrenta el mundo desde la Gran Depresión encuentra a América Latina en mejores condiciones que hace una década. Sin embargo, debido a una creciente radicalización política e ideológica, la región corre el riesgo de postergar el debate sobre temas cruciales de largo plazo. Allí donde ocurre, la consolidación de “caudillismos democráticos” no sólo está tensionando al límite la capacidad del sistema político para dar respuestas sociales. También amenaza la libertad de expresión y condiciona la actividad periodística.
En 2009, los medios de comunicación y los periodistas enfrentan un annus horribilis. Por varias razones. Al golpe de la crisis global se suman los cambios tecnológicos y sociológicos que están alterando la esfera de relación mediosperiodismo-audiencias. La industria asiste no sólo a una fuerte disminución de la inversión publicitaria, el combustible de los medios de comunicación, sino también a cambios profundos en el modelo de negocio, particularmente para los medios tradicionales, describe el Director General de la FNPI, Jaime Abello Banfi.
La buena noticia: América Latina aprendió las lecciones del pasado. Favorecidos por el viento de cola de la economía mundial, los gobiernos de la región desecharon políticas macroeconómicas aplicadas en crisis anteriores, actuaron con independencia de las ideologías de turno e impulsaron medidas “muy razonables”, según evalúa el presidente de la Corporación Andina de Fomento (CAF), Enrique García.
Pero el rezago latinoamericano en el contexto internacional es todavía preocupante, incluso más que hace 25 años2. La región está a las puertas de perderse la oportunidad de proyectar soluciones a temas estructurales, como la elevada dependencia de las exportaciones, los bajos niveles de ahorro interno y la desigual distribución de la riqueza, una de las peores del mundo, según García. “Se está entrando en un debate ideológico que puede distraer la atención”, advierte.
Se trata de una discusión que permea otros ámbitos además del económico, por ejemplo, el de la lucha contra la inseguridad y el narcotráfico. “Se vuelve un debate ideológico vano” que impide elaborar una agenda de soluciones, agrega el mexicano Jorge Fernández Méndez, director periodístico del Grupo Imagen, en alusión al debate que se ha dado en países como México y Colombia “sobre si estamos en una guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado, o si éstos son simplemente una expresión de la pobreza y la desigualdad”.
El presidente de la CAF pone sobre la mesa además el hecho de que los esquemas de integración en América Latina atraviesan por una fuerte crisis, en gran parte debido a las diferencias políticas surgidas en el seno de bloques regionales como la Comunidad Andina, Unasur y Mercosur. La integración se advierte compleja porque los países de la región tienen poco en común, según analiza el politólogo venezolano Rafael Arraíz, director de la
Fundación para la Cultura Urbana. “¿Somos realmente un continente en el que podemos hablar de una unidad? Pienso que no. Por eso el trabajo de la integración es tan interesante, porque se trata de integrar a países que no son iguales”, afirma.
“El consenso es una práctica que no se está aplicando debidamente.
Consecuentemente, los temas centrales (educación, tecnología, infraestructura, profundización de los mercados financieros y mejoramiento de la calidad institucional) se están postergando en el debate”, alerta García, de la CAF. Desde su perspectiva, la integración es una tarea eminentemente política que debe fundarse en un enfoque “pragmático” que respete libertades y diferencias intrarregionales.
Pero eso no parece una tarea fácil. Para Arraíz, los países latinoamericanos apenas si tienen en común la debilidad de sus instituciones y partidos políticos. “Vamos a elecciones y votamos. La mayoría de los países son democráticos, pero en la mayoría los partidos políticos son débiles”, enfatiza.
“DESENCANTO DEMOCRÁTICO”, CAUDILLISMO Y PRENSA
Las democracias de América Latina están en peligro. Incapaces de lograr las transformaciones políticas y económicas que prometían cuando iniciaron la transición desde los regímenes militares en la década del 70, han perdido el encanto de otras épocas. Y están siendo empujadas al límite de su autodestrucción por caudillos carismáticos que, pese a haber sido elegidos por vías democráticas, atacan a los otros poderes del Estado, polarizan el discurso político y presionan a la prensa en búsqueda de reformas legales que les permitan perpetuarse en el poder.
El desencanto democrático, tal como asegura el ensayista y escritor mexicano Jorge Volpi, se propaga por la región sin distinguir ideologías políticas, desde Venezuela hasta Colombia, pasando por Bolivia y México. “Estos autoritarismos no tienen por qué identificarse como de derecha o de izquierda, son lisa y llanamente movimientos autoritarios”, coincide Fernández Menéndez.
El fenómeno revela múltiples desafíos para el periodismo. “Tenemos más libertad de expresión y de prensa que nunca, y sin embargo la lista de periodistas amenazados o asesinados no hace sino aumentar. Y mientras la profesionalización de la prensa es cada vez mayor, hay menos medios de comunicación que se consideren relevantes”, sostiene Volpi, director de Canal 22.
“En términos de libertad de expresión en buena parte del continente estamos en un retroceso acelerado”, concuerda su compatriota Fernández Menéndez. Y recuerda recientes acusaciones del Presidente ecuatoriano Rafael Correa, quien tildó a la prensa de su país de corrupta, mezquina y mediocre; así como el cierre de canales de televisión, radios y medios impresos en Venezuela. “La intolerancia contra las críticas es la norma”, asegura. El venezolano Arraíz lo ratifica. Señala que frente a la pérdida de credibilidad de instituciones como la Iglesia o el Ejército, y el debilitamiento de los partidos, en su país sólo van quedando los medios en la mira del poder Ejecutivo. “Por eso el presidente Hugo Chávez cerró la planta de Radio Caracas Televisión (RCTV), está cerca de cerrar otra y las persecuciones a los periodistas son a diario y terribles”, subraya.
Camino hacia la autodestrucción. La verdadera paradoja es que el camino hacia la “destrucción de las democracias desde dentro”, como describe Volpi, se inicia con su propio desencanto. Aprovechando justamente esa fragilidad, los líderes caudillistas se presentan como los únicos capaces de salvar a las democracias de la ineficacia o la corrupción de la política tradicional. Luego, intentan “controlar, pactar o amenazar a los medios de comunicación que les pueden ser críticos”, afirma Volpi. Y por último, se busca refundar la legalidad democrática a través de mecanismos de democracia participativa, con la intención específica de mantenerse en el poder.
Pero, ¿a qué “pactos” entre el poder y los medios se refiere Volpi? Para responder esta pregunta de Sergio Muñoz, periodista y columnista mexicano y maestro de la FNPI, el director de Canal 22 menciona dos: un discutido encuentro en Venezuela entre el Presidente Hugo Chávez y el presidente de Venevisión, propiciado por el ex Presidente estadounidense Jimmy Carter; y la aprobación de la llamada “Ley Televisa” en México, que concedió a dos empresas ya existentes la posibilidad de explotar licencias de televisión. “La aprobación de esa ley fue un caso en que los políticos y los dueños de los medios se pusieron de acuerdo casi sin que los diputados se dieran cuenta de lo que estaban aprobado”, dijo Volpi.
Pese a todo, Rafael Arraíz conserva cierto optimismo. Si bien coincide con Volpi en que el virus por perpetuarse en el poder se propaga entre algunos mandatarios latinoamericanos, también encuentra que van emergiendo algunas vacunas. “En
Bolivia redujeron la intención de reelección indefinida a un período; en Brasil, el Presidente Luiz Inácio Lula Da Silva ha dicho muy claramente que no va a modificar la Constitución”, sin embargo, matiza y avizora que “mientras los partidos políticos no se recuperen, vamos a tener esta ola reeleccionista de manera permanente”.
Ante el vacío institucional que, según los panelistas, ha generado la debilidad de los partidos políticos, el moderador de la mesa, Roberto Pombo, director del diario El Tiempo (Colombia), propone debatir sobre la posibilidad de que los medios de comunicación terminen convirtiéndose, equivocadamente, en voceros de la voluntad popular. “Las dos soluciones extremas son terribles para la democracia – responde Volpi- el control absoluto de un sistema democrático a manos de los partidos políticos no es una democracia. Pero que esos partidos terminen por diluirse y que su lugar sea llenado por los medios de comunicación, también es algo profundamente negativo”.
Así, el rol de los medios en el contexto democrático de América Latina no está exento de ambigüedades, tensiones y paradojas. Sea porque tratan de influir directamente con sus propias agendas, como según Volpi ocurre en México, o bien porque sirven “como vehículos casi exclusivos de comunicación por parte del caudillo democrático, que es el caso de Venezuela y otros países”, añade. De esta manera, el rating se vuelve “en la medida constante de la popularidad del político” y las acciones a largo plazo, que reclamaba el presidente de la CAF para solucionar los graves problemas latinoamericanos, están quedando ausentes del debate. “Rige la misma lógica de un productor de telenovelas, que necesita el rating a cada momento”, concluye el periodista mexicano.
VIOLENCIA, INSEGURIDAD Y CRIMEN ORGANIZADO
Al tiempo que el narcotráfico y el crimen organizado se asientan como grupos de poder creciente, los periodistas deben ejercer su oficio en el peor momento de inseguridad y violencia de América Latina. El cubrimiento de estos temas, en particular en países de Centroamérica, México y Colombia, pone a profesionales y medios ante el riesgo de trabajar “sin protección y sin saber dónde está el enemigo”, afirma el mexicano Jorge Fernández Menéndez.
Narcotráfico y crimen organizado representan un negocio de 60.000 millones de dólares de utilidades, según la cifra más conservadora en Estados Unidos. En México, los números de la violencia son escalofriantes: unos 30 periodistas han muerto en hechos relacionados con el narcotráfico y por lo menos 60 han sufrido amenazas. Pero estos datos palidecen frente a otra cifra brutal: 11.000 personas han muerto en los últimos tres años por el conflicto entre cárteles de la droga. El panorama de medios atacados con explosivos o armas y reporteros cercados conduce a “un ejercicio recurrente de la autocensura, la manipulación y, en ocasiones, las mentiras”, dice el panelista mexicano.
La vida de los periodistas corre peligro cuando, en la lucha por el control territorial, los cárteles de la droga instrumentan estrategias de manipulación de la prensa que buscan influir explícitamente para controlar la información. “Al narcotráfico no le afecta en absoluto que salga una noticia hablando de que mataron 10 personas en México u ocho jóvenes en Sinaloa. Al contrario, es parte de su estrategia. Para eso se hacen ese tipo de acciones”, dice Fernández Menéndez. De hecho, sostiene que al menos dos periodistas fueron asesinados debido a información aparentemente sembrada por alguna de las organizaciones en contra de la otra.
Asimismo, estos grupos en pugna instrumentan tácticas de guerra de guerrillas y de ideología, como es el caso de las FARC en Colombia. Esto, sostiene, “choca con el trabajo periodístico independiente, particularmente con el trabajo de investigación periodística”. Las trabas aparecen precisamente cuando se quiere investigar quiénes son los grupos y personajes detrás de las organizaciones.
“No tenemos la suficiente preparación profesional para abordar estos temas”, sostiene Fernández Menéndez, y menciona en particular el insuficiente abordaje periodístico de temas como el mercado interno de drogas en países de la región (Brasil, Colombia y Argentina en particular) que registran mayores niveles de consumo, adicciones e impunidad. “La creciente intolerancia de distintos gobiernos de cualquier signo y la participación del narcotráfico y el crimen organizado como grupos de poder, nos dan el peor panorama posible para el ejercicio del periodismo en América Latina”, añade.
Las estadísticas en México sobre el decomiso de armamentos en los últimos tres años no dejan dudas sobre la magnitud del problema. Pero lo más preocupante quizá sea otro dato que proviene de la realidad social: el 25% de los jóvenes mexicanos de entre 15 y 25 años ni estudia ni trabaja, y según Fernández Menéndez “ese es el verdadero sustento de la inseguridad, la violencia y el crimen”.
2. “LA CARPINTERÍA DEL OFICIO”, SEGÚN MIGUEL ÁNGEL GRANADOS CHAPA Al ganador del Premio Nuevo Periodismo CEMEX+FNPI en la modalidad Homenaje, Miguel Ángel Granados Chapa, le importa especialmente que su trabajo contribuya a resolver dos de los más graves problemas de la sociedad mexicana: la inequidad y el incumplimiento de la ley. “Escojo los temas en función de estas dos grandes vertientes”, asegura cuando Alma Guillermoprieto, maestra de la FNPI e integrante del Consejo Rector, le pregunta sobre la “carpintería” de su oficio.
Desde hace más de tres décadas el homenajeado publica con perseverancia y tenacidad una columna diaria en Reforma y otros diarios de su país. A la hora de describir cómo escoge el tema que encabezará su columna, Granados Chapa parafrasea a Gabriel García Márquez, para quien las novelas se “imponen” al autor.
Aunque pueda sorprender, hace 25 años a Granados Chapa le resultaba difícil encontrar el tema. Pero en el tránsito de una sociedad mexicana quieta, donde “no pasaba nada”, a otra bulliciosa y agitada como la actual, asegura que las cosas han cambiado: si antes su columna diaria se podía escribir con una semana de anticipación, casi sin necesidad de modificarla antes de ser publicada, “hoy eso es imposible, porque los hechos se suceden vertiginosamente”. Con satisfacción advierte además que en el México de hoy se ha “ensanchado el sector participante de la sociedad”, y es precisamente a esos lectores a quienes dedica su trabajo.
Para desarrollar sus artículos no se limita a la lectura de diarios. Si bien trabaja con fuentes documentales y personales (cultivadas a lo largo de los años gracias a que ha rehusado el género del “chismorreo” político), asegura que su mayor aliada es la memoria, de la cual es guardián fervoroso. “Constantemente estoy formando un archivo mental. He estado entrenado desde el principio de mi trabajo para conservar la memoria de los hechos”.
Granados Chapa concibe la práctica periodística con el mismo rigor que la investigación social en el ámbito de la ciencia, pero sin descuidar el acto de transmitir lo averiguado y pensado. En ese sentido, está convencido de que las dos destrezas principales de un periodista deben ser: su capacidad de aprehender los hechos, hacerse de ellos, y de exponerlos al auditorio.
Llegado el momento de encontrar los argumentos y ponerlos en palabras, el escritor dice que toma dictado de algo que ya está escrito en su mente. Según ilustra, es capaz de “ver” la cuartilla escrita en su interior, una reminiscencia de los tiempos en que escribía en máquina de escribir. “Ya no tengo el síndrome de la hoja en blanco, está casi siempre comenzada a escribir”, reflexiona con picardía.
Contra su voluntad, aún mantiene la tendencia a los párrafos largos, de entre siete y ochos líneas, una manera de argumentar que no ha podido eliminar. “Quiero que las frases se hagan más cortas, pero con más frecuencia que la deseable para mí, se me impone esa manera de argumentar”, admite.
Crítico de los medios electrónicos, porque desde su perspectiva tienden a la trivialización de la información cada vez más limitada entre los grandes espacios dedicados al entretenimiento, Granados Chapa sostiene que los diarios están obligados a ofrecer un producto interesante ya que “antes tenían un lector favorito que era el gobierno, pero ahora deben competir por los lectores”.
Por último, considera que la riña entre los medios tradicionales e internet no es un duelo a muerte, y que ambos pueden convivir pacíficamente. “Creo que el periodismo ha mejorado, porque la Red ofrece posibilidades de información innegables”, dice. Encuentra que el ensanchamiento de fuentes y la diversidad de archivos online son dos instrumentos al servicio del periodismo, y no sustitutos. “El periodismo empeora para quien supone que la Red le puede hacer la tarea”, concluye.
3. CONVERGENCIA: PALABRA MÁGICA
“Convergencia” es una palabra mágica para la prensa en este momento y parece haber sido elevada a categoría ritual. Este acelerado proceso de fusión de redacciones, medios y contenidos, iniciado ya hace tiempo en buena parte de la prensa mundial, se presenta como la gran solución para los graves problemas por los que atraviesa la industria periodística.
Pero antes de discutir la validez y el alcance de la convergencia, es necesario analizar el escenario de la prensa y el impacto de la revolución tecnológica. Internet ha provocado un cambio radical en las formas de producir, distribuir y rentabilizar las noticias, y ha puesto a los medios en un momento de “dificultad tremenda”, dice el maestro de la FNPI Jean-François Fogel (Francia). “Este nuevo medio fue tomado por la audiencia”, sostiene, al tiempo que advierte sobre la ínfima relevancia de la prensa en la web en comparación con otros medios sociales.
En ese sentido, Fogel recuerda que de los 10 sitios más grandes del mundo, siete ofrecen contenidos creados por la audiencia, como Wikipedia, Hi5, Facebook o MySpace, espacios donde la prensa prácticamente está ausente. “En Estados Unidos, la parte de páginas vistas que corresponde a la prensa es de 0,69%”, señala. Pero no se trata sólo de la pérdida de centralidad informativa: por primera vez los contenidos y las herramientas están afuera de la Redacción, con herramientas como YouTube y Google Earth, añade.
Benjamín Lana, Director de Innovación y Desarrollo Editorial de Vocento (España), coincide con el diagnóstico: dice que el acceso a las audiencias, que era monopolio de los diarios, se ha quebrado y “el negocio que se había montado sobre eso ha fracasado”. De hecho, si bien en España la crisis de los diarios no alcanza los niveles de Estados Unidos, el modelo empresarial en el que se sustentan ha comenzado a mostrar fisuras.
En este marco, la preocupación principal para los ejecutivos de medios reunidos en Monterrey es cerrar el círculo de la rentabilidad online. Como relata Alejandro Urbina, director del diario La Nación de Costa Rica, si por cada mil lectores del diario de papel la empresa obtiene 250 dólares, en internet esa cifra es de apenas 10 dólares.
¿Es la convergencia de redacciones la solución “mágica” a estos problemas? Como primera reflexión, Benjamín Lana cuestiona cierto planteo de inevitabilidad que supone la idea de la convergencia, y critica la carrera alocada que se inició en Estados Unidos en ese sentido, ante la supuesta inminencia de la muerte de los diarios. Fogel, por su parte, opina que para la audiencia el hecho de que “una redacción sea convergente, divergente o centrífuga no tiene sentido”. Remarca que a la hora de encontrar soluciones, hay que saber que la audiencia “lo único que tiene es una experiencia, y si la experiencia es buena, la solución es buena para los medios”.
“Nadie compra una redacción. El público compra un producto creíble y de calidad, no una redacción multimedia”, asiente Marcelo Rech, director general de Productos del grupo multimedia RBS en Brasil. Para él, la solución de la convergencia, que no es nueva ni original, debe apuntar a mejorar los procesos de producción periodística. Por eso prefiere hablar de “post convergencia”, un camino para ampliar los espacios más que un fin en sí mismo.
En esa línea, Rech considera que la reducción de costos es uno de los varios “mitos” que rodean la idea de la convergencia. Si bien admite que la fusión de redacciones puede racionalizar algunos gastos, tampoco oculta que la fusión plantea nuevas necesidades de software y entrenamientos adicionales. Pese a esto, sostiene que se trata de un camino “inexorable y también deseable”, porque está produciendo mejores medios.
Lana está de acuerdo. “La web va a ser mejor si hacemos la integración, también el periódico va a ser mejor. Creemos en la convivencia entre ambos medios, sabiendo que el peso de cada uno va a ir cambiando con el tiempo”, pronostica. Pero aclara que no hay que subirse al tren de la convergencia a toda marcha: “Tan malo es llegar demasiado tarde como llegar demasiado pronto”.
REINGENIERÍA DEL NEGOCIO
En Costa Rica, por ejemplo, la reingeniería de la redacción de La Nación prevé unificar los procesos de coordinación y planificación informativa, en un esquema que cuenta con una mesa central, una mesa de información continua para atender el medio online, otra de servicios en la Red y la restante a cargo del jefe de noticias de la radio perteneciente al grupo empresario. “La convergencia es un modelo de negocio, no una religión”, considera Lana, jurado de esta edición del Premio Nuevo Periodismo CEMEX+FNPI en la categoría internet. Por esa razón, antes de iniciar la carrera por la convergencia, en la red de diarios regionales de Vocento apostaron por mejorar y adaptar los productos estrella como la mejor estrategia. “Llegamos a la conclusión de que antes de matarlos había que transformarlos”, dice, y en ese camino el grupo de comunicaciones ha puesto en marcha la reformulación de 13 diarios regionales y sus sitios web.
Para ello, el ejecutivo español explica que es necesario:
- Rediseñar las estructuras empresariales
- Corregir las expectativas de rentabilidad
- Convertir las redacciones en factorías informativas, con unos mismos valores y un mismo know-how
“Si queremos que los sitios asociados a los diarios mantengan su potencia, no pueden seguir peleando por el último momento. La web no puede ser algo de consumo rápido y de mala calidad. La gran diferencia va a estar en el enfoque y la diferenciación de los contenidos”, anticipa el Director de Innovación de Vocento.
Desde el punto de vista del negocio, Alejandro Urbina, de La Nación, también considera necesaria una reformulación de los productos digitales e impresos, que persiga una mejor integración de los contenidos periodísticos con los anuncios publicitarios. Mejorar la efectividad publicitaria, con una mayor simpleza visual en ambas plataformas, y aprovechar los recursos interactivos en el digital, deberían agregar valor tanto a lectores como a anunciantes.
Un mayor acercamiento al mercado, acciones tendientes a seducir a quienes toman decisiones publicitarias sobre el mundo online, y diseñar campañas integradas en varios medios para mejorar la inversión publicitaria son otros caminos que, según Urbina, pueden maximizar oportunidades. La clave, dice, radica en sacar ventaja al multiconsumo de medios que hace la audiencia (que pasa de los móviles a la radio, la red, el diario y las publicaciones especializadas). “Si vemos que la audiencia se mueve en ese sentido, tenemos que hacer que el dinero también se mueva en ese sentido”, afirma.
EL PERIODISTA “ORQUESTA” Y LA CAPACITACIÓN DE DOBLE VÍA
Para los periodistas, la convergencia multimedia supone desarrollar un oficio nuevo, un conjunto de habilidades multimedia que les permita convertirse “en señores que lo hacen todo y tienen un saber universal”, ironiza el maestro de la FNPI Jean-François Fogel. No sólo se trata de manejar el texto, que todavía reina en los medios digitales, sino también otras narrativas audiovisuales ante el enorme crecimiento del video en la red.
La conversión digital del periodista “es la parte más sensible de la convergencia”, afirma Rech de RBS, quien considera que la extendida idea del periodista orquesta es otro aspecto mitológico. En todo caso, el ejecutivo brasileño asegura que la atención debe estar puesta en “el planeamiento coordinado de qué y cómo será cubierto, de manera de explotar mejor las características de cada medio y producir más impacto”.
Para Lana, si bien la multifunción debe decidirse según el caso y la circunstancia,
“aferrarse a un único modelo en el que todo el mundo hace de todo” ha fracasado. Está convencido además de que los periodistas del papel y de la web tienen mucho que aprender unos de otros. Por eso, propone hablar de un proceso distinto: “ósmosis”, término que refiere al fenómeno físico-químico en el cual “hay dos fluidos con una membrana y el intercambio se produce en las dos direcciones”. El desafío radica así en capacitar a las dos generaciones de reporteros que conviven en la redacción en las habilidades que les son complementarias: reportería de calidad y capacidades tecnológicas.
También las coberturas multimedia deben medirse cuidadosamente, y planificarse con inteligencia para no producir distorsiones. “Si las coberturas convergentes (de forma simultánea en radio, televisión, diarios e internet) no son complementarias, pueden producir un impacto exagerado” en el público, alerta Rech, quien rechaza la fusión completa de todos los medios y apuesta en su lugar por la diversidad, sacando lo mejor que cada uno ofrece:
- Radio: intimidad, inmediatez y vínculo emocional
- Móviles: instantaneidad y movilidad
- Televisión: imagen y agilidad
- Diarios: interpretación, profundidad, jerarquización y creación de agenda
- Internet: todas las anteriores, más la interactividad
En relación a este último punto, Fogel añade que un desafío adicional radica en los nuevos modos de relación y gestión de la audiencia, ya que surgen nuevos roles y perfiles profesionales. Los nuevos “editores de la audiencia”, como suele llamar Fogel a los periodistas que se ocupan de gestionar y animar el criterio social de la información, deben valorar los aportes de los usuarios.
Todo un desafío que es conveniente analizar, interviene Jade Ramírez, nominada al Premio Nuevo Periodismo CEMEX+FNPI y reportera de Radio Universidad de Guadalajara. ¿Cómo debemos tratar los contenidos que produce la audiencia? Sobre este punto, Rech opina que “el fin de todo es la credibilidad, la calidad de la información. Tenemos que aplicar al user generated content (UGC, Contenido Generado por el Usuario, en inglés) el mismo criterio periodístico que a toda la información”.
Escéptico sobre las bondades que, se suponía, el periodismo ciudadano traería a los medios de comunicación, el español Lana dice: “era como la gran revolución que nos iba a mandar a todos a nuestras casas. Pero terminó siendo otro espejismo fantasmagórico”.
PISTAS PARA EL FUTURO
Ubicar a la convergencia como un medio para hacer mejor periodismo y no como fin en sí mismo; revalorizar el valor de las marcas y consolidar el vínculo con los lectores forjado a través de décadas; renovar la apuesta por la calidad de los contenidos y la agenda propia; coordinar los procesos periodísticos para aprovechar las ventajas de cada medio y capacitar a los periodistas por la doble vía de las competencias tecnológicas y los principios del oficio, parecen ser las claves para la transformación de las empresas periodísticas de hoy.
Frente a lo anterior, en el marco del achicamiento de la inversión publicitaria y la necesaria corrección de las expectativas de rentabilidad de las empresas periodísticas, es imperativo reconstruir el “ADN” del negocio periodístico y recuperar el “átomo informativo”, como denomina Lana al conjunto de electrones y protones constituido por la realidad, el conocimiento experto, la credibilidad y la sorpresa, insumos básicos de la profesión periodística.
Estos elementos, conjugados, “liberan una energía, que es la influencia en una comunidad”, afirma, para sintetizar la misión principal de los medios en la era de la información digital: sostener y consolidar la influencia social. “Cualquier producto que consiga eso tiene garantizado su futuro”, concluye.
4. ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE CALIDAD EN PERIODISMO DIGITAL? El debate sobre la calidad en periodismo digital supone incorporar nuevas categorías de análisis, asociadas con la naturaleza de un medio en proceso de maduración antes que con las formas tradicionales del pensamiento periodístico. En el contexto de culturas y medios convergentes, surgen nuevos interrogantes sobre la relación entre los periodistas y sus audiencias; la tecnología y el rol profesional; la construcción de nuevas narrativas; y la inserción de los periodistas en las redes sociales.
Guillermo Culell (Argentina), maestro de la FNPI, considera que sería un error analizar la calidad periodística en medios digitales aplicando los mismos conceptos de la prensa tradicional. Al contrario, recomienda orientar el debate en torno a nuevas premisas. Entre ellas, el moderador de la mesa destaca:
- La influencia de la audiencia y la mayor necesidad de interactividad.
- La compulsión del tiempo real, que impuso la velocidad como valor supremo de la producción informativa.
- Los nuevos formatos de narrativa periodística digital.
- La “muerte de la jerarquía”, ya que desde la perspectiva de Culell internet terminó con el dominio del criterio editorial de los periodistas, ahora desplazado por la hegemonía de la actualización permanente.
“A este paso, los medios digitales de los diarios van a morir antes que los diarios de papel. La velocidad de innovación que propone internet es tan fuerte que es muy difícil para los diarios entrar a ese ritmo. La adopción de nuevas tecnologías por parte de la audiencia les deja poco tiempo de consumo informativo a los medios de referencia”, profetiza Culell. “Cada día que pasa, la audiencia se nos aleja más”, agrega, y renueva su llamado por impulsar la innovación.
Sobre la interactividad con los usuarios y el auge de las redes sociales, el fundador de Coberturadigital.com, Cristian Espinosa (Ecuador), sostiene que “es importante tener una presencia de calidad en las redes sociales”, como Facebook o Twitter. No como una moda, reproduciendo los titulares de los medios de forma automática, sino con aportes de calidad.
PERIODISMO EN LAS REDES SOCIALES
Entre las numerosas experiencias que compartió con los participantes del
Seminario, Espinosa menciona el proceso de reingeniería en el diario El Mercurio (Cuenca), donde los periodistas armaron la primera red social de un medio impreso en el país. Ello permitió abrir un nuevo canal de conversación con la audiencia, la cual alimenta a la redacción de nuevos temas. “Se trata de una evangelización digital lúdica, de fácil adaptación”, dice Espinosa. Con esta plataforma los editores del diario impreso se han convertido en community managers (gestores de comunidad).
La segunda experiencia reside en la utilización de la red social más popular del momento, Facebook. Allí, la ecuatoriana Revista Líderes, que nació con una redacción integrada, se planteó la utilización de redes sociales como fuente de temas (www.facebook.com/revistalideres). “Se permite que la gente pueda aportar temas a la Redacción, y se publica la pauta de la revista para enriquecerla con las recomendaciones de los lectores”, explica el panelista ecuatoriano. “Los lectores quieren relacionarse con personas”, dice.
El diario Hoy utiliza Twitter en el mismo sentido. A través del microblogging se realiza una reunión de cierre del diario en formato 2.0: los lectores pueden unirse a esa reunión con mensajes de 140 caracteres. Lejos de una reunión cerrada, se trata de un proceso abierto y transparente, destaca Espinosa. “Me pareció también interesante lo que está haciendo Día a Día en Argentina, porque están consiguiendo temas a partir de las comunidades de vecinos, una agenda que va más allá de lo que los periodistas consideramos que debe tomarse”, destaca.
La utilización de Twitter como plataforma de coberturas en tiempo real también debe considerarse dentro de las estrategias de calidad periodística en la web, ya que su fácil integración con dispositivos móviles permite realizar crónicas participativas, desde el lugar de los hechos, cuando la información no puede esperar hasta el día siguiente.
Eso quedó demostrado en Quito cuando, en oportunidad de un reciente colapso masivo del tránsito en la ciudad, la gente común y corriente comenzó a transmitir desde sus celulares. “Los periodistas digitales estaban buscando información de cables y los periodistas de prensa estaban trabajando en la edición del siguiente día, no habían pasado en ese instante al digital. Sólo en Twitter se empezó a encontrar información”, ilustra Espinosa18.
El panelista ecuatoriano enumera también una serie de herramientas de la web social que permiten a medios y periodistas interactuar con las audiencias y distribuir contenidos multimedia de manera sencilla y a bajo costo.
Plataformas de transmisión móvil en vivo como UStream, Bambuser, Livecast o
Qik permiten ampliar las coberturas e integrarlas a las redes sociales. El propio Espinosa hizo la prueba de correr una maratón y la transmitió en vivo a través de su celular, integrado a Google Maps. “Un Forrest Gump 2.0”, bromeó Culell.
“Internet ha terminado con la superioridad que los periodistas tenían frente a las audiencias. Esta relación es horizontal, por eso es necesario que los periodistas se liberen de su ego y aprendan a valorar la participación de las audiencias”, concluye Espinosa.
CONVERGENCIA POR LA CALIDAD: EL CASO DE CLARIN.COM
El paradigma del tiempo real ha puesto a los periodistas digitales en una verdadera carrera por la velocidad y la innovación tecnológica. Pero, ¿es posible la calidad periodística en un entorno de aceleración constante, que en ocasiones puede hacer saltar por los aires los controles editoriales de la prensa tradicional?
María Arce, Coordinadora editorial de Clarín.com en Argentina y coautora del trabajo ganador del Premio CEMEX+FNPI en la categoría Internet, cree que sí. No sólo asegura que es algo deseable, sino que ya es una realidad.
“Las mayores críticas que escuchamos sobre el periodismo en internet son que se publica cualquier cosa, que no se verifican las fuentes, que no hay producción propia o investigación periodística. Quiero refutar rotundamente todo eso”, enfatiza la periodista argentina.
Arce señala que a ningún medio de comunicación se le exigen tantas cosas como a internet: la inmediatez de la radio, el despliegue visual de la televisión, la interactividad propia del medio y la calidad y la profundidad del papel. “Somos un medio que está naciendo, que tiene apenas 15 años, es un adolescente con cambios hormonales terribles. Se está modificando todo el tiempo”, sostiene.
Una forma de conciliar el desafío de la calidad con las condiciones de producción que impone el nuevo medio digital ha sido la integración de redacciones, estrategia que en el caso de Clarín comenzó en julio de 2008. Desde entonces, progresivamente el sitio ha conseguido una mayor colaboración de los colegas del impreso, y por ende acceso a mejores fuentes y análisis.
Si antes de la fusión apenas unos pocos editores colaboraban esporádicamente
con el medio digital, tras la integración los intercambios crecieron exponencialmente, merced a un “efecto contagio” que ayuda a mejorar el producto, dice Arce. En la actualidad, unos 80 periodistas del diario colaboran todos los días con el sitio. ¿Cómo lo hicieron? “Cuando los jefes se empezaron a sumar y a enviar contenidos propios, eso impulsó a muchos otros periodistas a participar en la web”, explica.
La fusión de redacciones ha posibilitado también reaprovechar cientos de fotografías que por restricciones de espacio antes quedaban descartadas de la edición impresa, y los fotógrafos comenzaron además a gestionar los videos del sitio, con los estándares necesarios para la web. Los periodistas del impreso también participan con cápsulas de análisis en formato de video, o llevan cámaras para determinadas coberturas.
En ese sentido, Edwin Cabrera de Radio Panamá (Grupo Prisa), preguntó sobre las implicaciones administrativas y laborales que supone la convergencia, toda vez que se pide a los periodistas que publiquen su trabajo en diferentes soportes aunque por ello no reciban un pago adicional. “Somos sastres, hacemos camisas y faldas. Tenemos que tener la capacidad de poder hacer todo. No significa trabajar 20 horas diarias, pero tenemos que tener la capacidad de concebir producciones multimedia distinguiendo qué formato es mejor para cada historia”, responde Arce. “Un periodista digital no se hace de un día para el otro, hay que capacitarlo”, agrega.
Informes multimedia, enviados especiales, equipos en la calle, reportajes audiovisuales y la búsqueda de una narrativa propia que conjugue los diferentes formatos, han sido los principales avances hacia la calidad desde la perspectiva de Arce. Un proceso que se inició hace 13 años cuando Clarín entró a internet, que mejoró tras la convergencia, y ha permitido que algunas producciones periodísticas del sitio terminaran en la primera plana de la edición impresa del diario.
¿Cuáles deberían ser las narrativas propias del periodismo digital de calidad? Ante la pregunta de Juan Carlos Simo, periodista de La Voz del Interior de Argentina y finalista en el Premio CEMEX+FNPI en la categoría de internet, su compatriota parafraseó a Miguel Ángel Granados Chapa señalando que “hay formatos que se imponen, pero eso depende de cada caso”. En ocasiones será necesario valorar más la imagen y el video, en otros el audio o los documentos. Pero lo importante, según Arce, es que el formato sea adecuado al contenido que se ofrece a la audiencia.
Espinosa, por su lado, considera que los blogs fueron el primer ejemplo de una nueva narrativa digital auténtica, caracterizada por el uso del lenguaje hipertextual. “La narración no era un video por acá y un audio por allá, sino una sola historia que cuenta un hecho, combinando los formatos multimedia que resulten apropiados”.
Fernando Irigaray, de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina) y también finalista de la octava edición del Premio en la categoría internet, coincide en que se trata de un nuevo lenguaje, propio de un nuevo medio, que se encuentra en permanente construcción y que incluye a audiencias, tecnología y periodistas. “Nosotros somos parte de la construcción del propio lenguaje. El lenguaje multimedia se construye en función de la historia que vamos a contar. Obviamente siempre un medio se nutre del lenguaje de los medios anteriores”.
Además de la integración, otra clave que Arce destaca como estrategia de calidad es la formación de los periodistas en nuevas herramientas multimedia. “La capacitación permite tener periodismo de calidad”, dice. “Hace falta exprimir las neuronas, no sólo en internet sino en todo el periodismo en general. Las redacciones están aletargadas, no quieren salir a la calle. Y las historias están en la calle”, concluye la autora de Ruta 66.
CONTROL VERSUS LIBERTAD: HACIA NUEVAS CATEGORÍAS DE PENSAMIENTO
En el espacio destinado al debate, posterior a las ponencias, Ignacio Gómez,
Subdirector del noticiero Noticias Uno (Colombia) y uno de los ganadores del Premio CEMEX+FNPI en la categoría Televisión, cuestionó el excesivo énfasis que los panelistas pusieron en las herramientas y las tecnologías, en detrimento de los contenidos. En ese sentido, llamó la atención sobre la necesidad de distinguir entre el medio y el mensaje. “No podemos confundir la profesión del periodista con la del adicto a las redes sociales, cada cosa en su lugar”, dijo el periodista colombiano.
“Sé cómo funciona un satélite, pero no me imagino dónde ponerle el cable a la microonda. Ni creo que ese sea mi problema. El periodismo es una profesión consolidada que tiene sus especialidades y disciplinas específicas. Hay otras cosas que son de aficionados, que las hace un niño en internet, tal vez con más destreza y habilidad que nosotros”, sostuvo.
Para responderle, Espinosa hizo hincapié en su preocupación por que los periodistas no sepan utilizar las mismas herramientas que las audiencias ya están utilizando. “¿Cómo es posible que ocurra un hecho como el golpe de Estado en Honduras, y los periodistas estén pegando cables mientras la gente en Twitter se está moviendo por sus propios medios?”, reclamó. “Hace falta periodismo de calidad en este tipo de soportes, hacen falta periodistas que sepan manejarse en estos medios y con estos lenguajes”, remató.
María Arce replicó a su turno que “se desprecian las últimas tecnologías simplemente porque son nuevas y se les desconfía”. Resaltó que en su medio “todo el tiempo pensamos en el contenido. No dibujamos casitas ni ponemos florecitas. El contenido que estamos publicando tiene valor agregado”, sostuvo.
El argentino Irigaray, en tanto, propuso renovar las categorías de pensamiento y ponerlas en el contexto del profundo cambio que se opera a partir de la convergencia cultural y el consumo transmediático, del que habla Henry Jenkins.“Estamos haciendo un análisis de un medio con categorías de un siglo atrás. Es como querer analizar la imprenta y el periodismo moderno con categorías previas a la imprenta”, intervino. “Somos audiencias múltiples en distintos soportes y formatos, y buscamos distintas cosas en distintos medios. Si no entendemos eso es muy difícil entender los cambios en el periodismo, los lenguajes y las narrativas”, replicó.
Posteriormente, surgieron preguntas y fuertes cuestionamientos sobre los desafíos éticos de los profesionales en los nuevos medios a partir de la irrupción de la audiencia y la necesidad de moderar los aportes a veces desbocados e ilimitados de los usuarios. En ese sentido, Arce recomendó tratar esos contenidos con apertura en tanto comentarios de opinión, y con procedimientos de validación y verificación propios del periodismo cuando se trata de información. Pero, sobre todo, aprovechando la arquitectura horizontal de la web para facilitar la participación de la audiencia en calidad de fuente, algo que fuera de internet sería más complicado conseguir.
Para concluir, en la línea de otros panelistas, Guillermo Culell propuso repensar el nuevo escenario desde el presupuesto de la libertad, y no del control. “Al venir de medios instituidos que tienen mecanismos de funcionamiento industriales, tenemos incorporadas las normas de los procesos para saber si algo tiene valor o no lo tiene”, reflexionó. “En un medio nuevo, esas normas todavía no existen, las estamos construyendo. Sería sano que incorporemos el mecanismo de la libertad y no el del control para poder avanzar y no quedarnos atrás”, alegó.
NARRATIVAS DIGITALES, PRIMERA NECESIDAD DE FORMACIÓN
No sorprende en el marco del debate sobre calidad que la mayor necesidad en términos de formación para los creadores de contenido web en América Latina sea “aprender a contar historias en video y otras formas complejas”, según revela un sondeo de la FNPI y la Asociación Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), diseñado por Guillermo Franco y presentado durante el Seminario por Fernando Alonso, Director ejecutivo de la Fundación.
Los participantes en el estudio (588 consultados de toda la región en una encuesta online entre el 5 de junio y el 20 de julio de 2009), identifican como su mayor problema la generación de ingresos para financiar el sitio o medio en internet (en el 59% de los casos), pero “paradójicamente tienen muchísimo menor interés en aprender sobre modelos de negocios o venta de publicidad”, dice el informe.
Respecto de las necesidades de formación en diferentes medios, el estudio destaca que:
- Para aquellos sitios que provienen de un medio tradicional (diario, radio o televisión), la integración de operaciones/redacciones encabeza la lista de sus necesidades.
- Para blogueros individuales (que constituyen el 60% de la muestra), la prioridad es aprender a mantener y atraer nuevas audiencias y darle visibilidad a sus sitios a través de la optimización para buscadores.
- En tanto, organizaciones sociales (sindicatos, ONG, y grupos políticos), centros de investigación y empresas comparten un gran interés por aprender a crear sitios de internet fáciles de usar para mejorar la experiencia del usuario (usabilidad).
Según Alonso, uno de los resultados más llamativos del estudio es que la mayoría de los consultados forma parte de sitios o blogs creados entre 2005 y 2009. “La mayor parte son sitios nuevos, es increíble la cantidad de sitios no vinculados a medios tradicionales que se han creado”, dice. Además, destaca que en la mayoría de los casos se trata de operaciones pequeñas, manejadas por equipos de entre 1 y 5 personas.
Ausencia de ofertas de formación. Otro dato que llama la atención es que, si bien el 94% de los consultados dijo tener formación en periodismo, de ellos apenas el 34% afirmó tener alguna formación adicional en periodismo digital. El 48% ha aprendido por cuenta propia; el 14% señala que le ha enseñado otro colega; sólo el 11% ha recibido capacitación en el medio en el que trabaja y una minoría recibió formación en la carrera de pregrado (7,5%). “Me impresiona la ausencia de las universidades en la formación de pregrado, la formación en ese sentido parece estar ausente”, dice Alonso.
Respecto de las condiciones laborales en que realizan su trabajo, sólo el 35% de los casos reciben un salario y están contratados formalmente. En el resto de los casos, no se remunera o se paga por pieza producida, dijo Alonso.
El uso de las posibilidades multimedia para la producción periodística también es bajo. El 46% de los participantes dice no usar o usar muy pocos contenidos en video, audio, presentaciones multimedia e infografías. Algo similar ocurre respecto a la interacción con usuarios, que en la mayoría de las veces está restringida a comentar o calificar los contenidos. “No hay claridad sobre cómo interactuar con los usuarios”, evaluó Alonso.
5. EXPERIENCIAS DE INVESTIGACIÓN PERIODÍSTICA EN TELEVISIÓN
El legado del productor televisivo Don Hewitt, influyente figura del periodismo estadounidense y creador del legendario 60 Minutes, sienta las bases del debate sobre las experiencias de investigación en televisión en América Latina. El maestro de la FNPI, Sergio Muñoz, señala que la fórmula del éxito de Hewitt fue haber logrado convencer a la emisora CBS de asegurar las siguientes condiciones para sostener la rentabilidad del programa:
- Presupuesto para contratar periodistas talentosos.
- Tiempo necesario para la investigación.
- Independencia total del gobierno, las empresas privadas y los anunciantes.
¿Se cumplen esas condiciones en América Latina, no sólo en la retórica sino también en los hechos? ¿Se alienta verdaderamente el periodismo investigativo de calidad? ¿Cómo ven los panelistas el futuro de su actividad y el impacto de las nuevas tecnologías?
Para responder a este último interrogante, Ignacio Gómez, subdirector del noticiero Noticias Uno en Colombia, relata una experiencia reciente sobre una investigación de ocho minutos preparada por su equipo. El equipo obtuvo en internet una resolución oficial que analizaba evidencias del anterior Procurador colombiano contra un ministro del Gobierno. Los reporteros revisaron las modificaciones previas que había sufrido ese archivo electrónico, y descubrieron que la mayoría de las pruebas contra el ministro habían sido suprimidas del texto por el nuevo Procurador de la Nación.
¿Estamos haciendo algo nuevo con las nuevas tecnologías?, se preguntó Gómez. La respuesta: “Hoy en día estamos haciendo exactamente lo mismo que los watchdogs hacían hace ya un siglo: recorrer las cámaras de comercio, los registros mercantiles e inmobiliarios, en busca de datos para denunciar prácticas irregulares”.
Según Gómez, el periodismo investigativo de hoy mantiene los mismos principios que ayer, aunque ahora asistido por la computadora. “Yo comencé a hacerlo con los listados y la libreta, sacando números y mirando el expediente. Es lo mismo que hoy hacen los niños con Google”, dice. “Yo no creo que haya cosas por inventar en el periodismo investigativo, pero sí hay tecnologías nuevas que cambian la forma de contar el discurso. Existen temas que son más fáciles de narrar en uno que en otro medio”, añade.
En ese sentido, sostiene que no hay una investigación específica para prensa, otra distinta para radio, televisión o internet. “Hay temas, y sobre todo hay historias, que en un momento dado son más visuales, tienen más movimiento o pueden basarse en una sola fotografía, como lo hacía el argentino José Luis Cabezas. Pero básicamente el modelo investigativo es el mismo que hace 100 años”.
No obstante, el subdirector del noticiero colombiano considera que la llegada de internet a la esfera de la información pública en los sitios web oficiales ha producido “daños colaterales”, centralizando y –en ocasiones- limitando el acceso a la información oficial. “La página web de la entidad pública se ha convertido en su Secretaría General. El funcionario pone allí lo que se le da la gana. El funcionario se cree dueño de los documentos, hace difícil el camino y crea enredos legales para acceder a la información”, asegura.
Gómez analiza también la relación del periodismo investigativo con el poder, cuando en los países de la región se advierte la emergencia de nuevos liderazgos caudillistas. “Existe un ánimo para un periodismo genuflexo, sobre todo cuando los caudillos están haciendo sus propios shows de televisión, pasando a sustituir el papel de los medios. El presidente maltrata a la prensa frente a toda la audiencia nacional”, dice. Por esta razón, para Gómez “las condiciones para hacer periodismo investigativo están empeorando, no solamente en Colombia sino también en toda América Latina”.
DEMAGOGIA, COMPROMISO Y LO POLÍTICAMENTE CORRECTO
En Argentina se observa una situación similar, dice Carlos De Elía, Gerente de Noticias de Canal 13. “Estamos viviendo un momento particular por la relación de los gobiernos con los periodistas. Los gobiernos desean que los medios dejen de ser medios, pretenden saltearse a los medios y ser ellos quienes comuniquen la única verdad”, señala. A principios de septiembre de 2009, el gobierno argentino se encontraba enfrentado con el grupo Clarín, propietario del canal, e intentaba aprobar una ley de medios que según De Elía “perjudica a algunos medios, entre ellos a nosotros”.
De Elía cuestiona cierto tipo de investigación periodística que llama “demagógica”, desarrollada con el objetivo de conformar a la audiencia, la cual ubica a la prensa en la posición de fiscales de los poderes públicos. “No es el rol que nos corresponde, pero a veces nos gusta. Son experiencias gratas para los periodistas, y que nos ponen en un lugar agradable. Pero no es donde debemos estar”, reflexiona.
Como un ejemplo de esa “luna de miel” entre el periodismo y el público, De Elía recuerda una investigación de Canal 13 que puso en evidencia el incumplimiento de una ley nacional que obliga a los concesionarios de estaciones de peaje a levantar las barreras y permitir el paso de los automovilistas una vez superados los 30 segundos de espera. Luego de la difusión del informe, las rutas argentinas se poblaron de protestas y bocinazos de los ciudadanos reclamando por las demoras.
Este tipo de investigaciones, dice De Elía, ubican a los periodistas en un lugar “muy agradable”, pero tienen un doble efecto: por un lado, provocan “un corrimiento del lugar donde debemos estar” los periodistas, y por el otro, generan una corriente de colegas que –con buenas o malas intenciones- empiezan a repetir el mismo esquema, en búsqueda de réditos de audiencia.
“El rating permite que nuestros programas tengan suficientes anunciantes, que a su vez nos permitan tener suficiente presupuesto para investigar con independencia los temas que luego molestan a esos mismos auspiciantes”, sostiene.
También están las investigaciones comprometidas, que ponen en juego un valor de producción mayor y un fuerte compromiso con temas sociales relevantes. De Elía recuerda en particular un trabajo de investigación de Canal 13 que descubrió que una sustancia refrigerante utilizada en transformadores de electricidad era cancerígena y estaba afectando a los ciudadanos. La investigación sacó a la luz la responsabilidad de las dos principales empresas de electricidad de Argentina. “Temimos por la vida del programa, no eran anunciantes tradicionales pero tenían un peso específico, ya que manejaban el mercado eléctrico argentino”, rememora. “Son estas investigaciones las que nos exponen a ataques y persecuciones”, añade.
Desde la perspectiva de este periodista argentino, existe un tercer tipo de investigaciones que “no son políticamente correctas” y resultan revulsivas, producen un estado de shock en la sociedad por las temáticas o personajes abordados. En esa línea, recuerda una investigación que expuso una denuncia contra un sacerdote católico, muy popular en su país, por supuesta pederastia. En estos casos, “el trabajo se vuelve en contra de los periodistas”.
“RATING”: DESAFÍO Y VICTIMARIO
Según De Elía, la medición de audiencias se ha convertido al mismo tiempo en un desafío por atraer a las audiencias y sostener la rentabilidad de los programas y en el victimario de muchas investigaciones. Con la proliferación de cámaras ocultas y producciones que sólo buscan el efectismo la víctima siempre es la calidad, dice.
“El rating está deformando bastante a la televisión. Desde que se utiliza la medición minuto a minuto no sorprende encontrar a productores que comienzan a estirar algún informe cuando ven que está marcando bien. Es un arma de doble filo”, dice, y recomienda no partir del rating sino del producto como objetivo.
Para Guillermo Prieto, de RCN Televisión de Colombia, participante del Seminario, la medición de audiencia también tiene aspectos positivos. “Hay una doble posibilidad: van a estar felices los patrones y se está llegando a mucha más gente.
El poder masivo de la televisión es impresionante”, dice, y señala que es necesario alcanzar a esas audiencias masivas con un lenguaje más entendible y con menor arrogancia por parte de los periodistas.
A modo de conclusión, De Elía estima que con “gobiernos poco amigos de la prensa, estamos en un momento crucial” en América Latina, y llama a aprovechar el contexto para salir de una encrucijada que se advierte compleja. “La investigación no ha cambiado en esencia, debemos mantener los fundamentos del periodismo de investigación”, sostiene en coincidencia con Ignacio Gómez. “No debemos perder la esencia de lo que somos”.
Las dificultades para llevar adelante proyectos de investigación periodística en televisión también son señaladas por Porfirio Patiño, productor y periodista de Univisión (Estados Unidos), quien da cuenta de las condiciones y restricciones que, en ocasiones, interponen los departamentos legales de los canales para la publicación de temas sensibles.
“Si comparamos la penetración de la televisión versus internet, vemos que la televisión es negocio. Entonces, ¿por qué no se hace periodismo de investigación en televisión?”, se pregunta. “El rating, la judicialización de temas sensibles, el share (la participación de mercado) y la migración de audiencias”, parecen estar en la raíz del problema, de acuerdo a este periodista mexicano.
Patiño sostiene que otro de los obstáculos para la investigación periodística son los presupuestos, que muchas veces escasean, aunque agradece que los avances tecnológicos estén permitiendo ahorrar algunos costos, en particular gracias a que los equipos son cada vez más pequeños. La falta de promoción también incide en el impacto social de las investigaciones, dice.
A pesar de todo, Patiño no pierde el optimismo. “Es el peor momento para la industria, hasta para los medios que están naciendo, pero es el mejor momento para ser periodista. Tanto para el formato de investigación como para las aventuras en internet. El trabajo está en atender los temas con el periodismo, que no ha cambiado”, sostiene.
EL ESTIGMA PERIODÍSTICO: ENTRE EL HÉROE Y LA QUEJA
Ciro Gómez Leiva, director de Milenio TV (México) sostiene que estamos en un momento en que es necesario luchar contra dos estigmas que marcan al periodismo mexicano: la idea del “periodista heroico” y su polo antagónico, el del “lloriqueo periodístico”. El primero alude al concepto del periodista que
“constantemente está desembarcando en Normandía y vive bajo amenazas y presiones”, mientras que el segundo apela al discurso del “no se puede”, “no tenemos recursos ni tecnología” o “el gobierno no nos permite”.
Gómez Leiva se muestra en contra de ambos estigmas. “Con tantos vacíos informativos que tenemos hoy en México, ¿dónde están los héroes?”, pregunta, y remarca la paradoja de que no haya más y mejor periodismo de investigación en un momento del país en que hay múltiples historias que contar. “El periodismo mexicano de investigación no goza de cabal salud, ni siquiera en la prensa escrita.
En la radio no existe y en la televisión no hay propuestas de investigación consistente. Seguimos teniendo muchas horas de aire, con mucha nota incompleta, promoción, conjetura, poco periodismo que ayude a comprender, que cuente bien las historias, que resuelva los cómos y los porqués”, asegura.
Ante los estigmas, Gómez Leiva propone recuperar algunos criterios del oficio que considera válidos para la actual coyuntura. En Milenio, dice, “no queremos salvar a la patria, sino movernos con un eje rector: vamos a tratar de registrar rápido y bien la información, procesar bien la información y presentar bien la información”, asegura.
“En vez de buscar héroes o pasárselas de quejas, hay que contar historias, con un poco de frustración por los temas a los que no nos podemos aproximar. Aun en las situaciones más difíciles, el periodismo se hace con muchas ganas de hacerlo todos los días”, reflexiona.
TELEVISIÓN, NUEVAS AUDIENCIAS Y CAMBIOS TECNOLÓGICOS
Juanita León, editora de Lasillavacia.com (Colombia), abre la discusión sobre el impacto que los cambios tecnológicos tendrán en la televisión del futuro, al hacer notar la tendencia hacia un consumo más personal de medios que convergen en la pantalla del computador, a diferencia del modelo de masas de la televisión de hoy. Los panelistas coinciden en la necesidad de aprovechar los beneficios, trabajar en estrategias de complementariedad y acompañar los cambios de las audiencias, aunque con cautela.
“No veo nebulosas frente a internet. Debemos adaptarnos y complementarnos. La televisión ha sido históricamente tomar una señal y enviarla a una gran cantidad de gente. Internet es ver las cosas cuando yo las quiero ver. Bueno, para allá vamos”, dice Gómez Leiva, de México. “Hay que dar programación a la carta y transmitir en vivo, pero el periodismo seguirá haciendo lo mismo”, añade.
Porfirio Patiño de Univisión (Estados Unidos) entiende que televisión e internet “son medios que hay que respetar, pero no descalificar al anterior” y advierte que los medios digitales “no son el gran negocio y no tienen la gran presión que tienen las televisoras como negocio. Hay que darle tiempo a esta convivencia y ser complemento”.
En su intervención, Laura Puertas, directora periodística de América Televisión y Canal N de Perú, admite que la televisión digital abrirá unas puertas inmensas, pero destaca que la calidad y credibilidad de los contenidos sigue siendo la cuestión central. “Pueden cambiar las formas y la tecnología, pero lo básico es que el contenido sea bueno, buscando debajo de la alfombra para sacar algo que alguien no quiere que se sepa”, dice.
Ante la pregunta sobre qué estrategias están previendo para satisfacer las necesidades de las nuevas generaciones de consumidores de medios, que no conciben una pantalla sin posibilidades de interacción, Patiño sostiene que “hay que reconocer que las audiencias están cambiando”, y considera que un camino para las televisoras es atender las demandas temáticas a través de sus portales online.
Para Ignacio Gómez el tema no merece mayores consideraciones. Simplemente, las nuevas generaciones “terminarán entendiendo que un televisor es un televisor y un computador es un computador”, dice. De Elía por su lado asegura que “nos tendremos que adaptar a lo que nuestros hijos hagan. Ellos no diferencian entre internet o televisión, ven un programa y no les importa cómo les llega”, explica. El gerente de Canal 13 de Argentina prefiere la cautela: “Tenemos que ir acompañando, porque adelantarse a un hábito es muy difícil. Al menos, yo no me animo”.
6. LA RADIO CRECE EN INTERNET Y DEFIENDE SU VIGENCIA
La radio en América Latina enfrenta una etapa de cambios tras la irrupción de las nuevas tecnologías, tal como ocurrió con la serie histórica que se inició con la aparición de la televisión, los diarios, los transistores y el nacimiento de la radio portátil, la frecuencia modulada y, finalmente, la radio digital.
Pero, a pesar de esto, “el más tenue de los medios del periodismo, el único que no se puede ver y se adentra al cuerpo por el oído, el más íntimo de todos”, sigue ahí. “Tuvo que adaptarse a las nuevas tecnologías, las nuevas audiencias y nuevos modelos de negocio”, dice Héctor Feliciano, maestro de la FNPI y moderador de la mesa destinada a discutir cómo agregar valor periodístico a la radio.
Radio Cooperativa de Chile piensa instalarse con mayor fuerza en internet. Así lo asegura Sergio Campos, director de la emisora chilena, país con 30% de conexiones domiciliarias a la web y con el índice más elevado de penetración de internet de la región.
El objetivo de la radio es estar en 2010 entre los principales medios online informativos del país y aumentar la participación en el mercado publicitario, duplicar los visitantes únicos a su sitio y crecer en ventas.
“El crecimiento se basa en fidelizar nuestra clientela y en la conquista de nuevos usuarios. Es una radio que ha ido envejeciendo con su público. Esto va a significar potenciar el ingreso de nuevas generaciones a través del sitio web”, anticipa Campos, al trazar la estrategia planteada para el mediano plazo.
El plan parte de identificar los mapas de públicos a los que se quiere apuntar (interesados en últimas noticias, en tendencias y en la navegación), y consiste en mejorar la entrega de información, crear nuevas áreas de contenidos en el sitio, potenciar la oferta multimedial, optimizar la tecnología y crear comunidades en torno de los contenidos y servicios. “Mejor y mayor información, inmediatez, amplitud y diversidad de contenidos e interactividad”, serán los atributos de la nueva propuesta online, pronostica Campos. Señal de que en la radio también corren tiempos de cambio.
¿RÉQUIEM PARA LA INMEDIATEZ?
Marta del Vado, reportera de Cadena Ser (España) y ganadora del Premio Nuevo Periodismo CEMEX+FNPI en la categoría radio, apuesta por el futuro de la radio. “Su característica estrella es la inmediatez a pesar de las nuevas tecnologías e internet. En radio, la inmediatez va acompañada de un ritmo, un tono, de una intensidad, de pausas y silencios que lo hacen un medio único”, dice. Pero su colega en la mesa, el colombiano Néstor Morales, director de Hora 20 en Caracol Radio no está completamente de acuerdo.
Según Morales, es necesario repensar el paradigma de la inmediatez. “La inmediatez ya no es patrimonio exclusivo de la radio. El teléfono, las redes sociales, los computadores y el internet nos están ganando rapidísimamente la batalla de la inmediatez”, argumenta el periodista colombiano.
En ese sentido, propone que “desde la radio nos declaremos derrotados en esa pelea, y reconozcamos que es imposible luchar contra Twitter, Facebook y las comunicaciones privadas”. Si declaramos que ya la inmediatez no nos pertenece, tendremos la capacidad de ver hacia dónde vamos, sugiere.
Marta del Vado rechaza de plano la posibilidad de declararse derrotada. “Creo que la radio debe dar esa batalla, porque no es lo mismo la inmediatez en la radio que en Twitter”, sostiene.
Si bien las nuevas tecnologías han cambiado la manera de escuchar y hacer radio, la esencia del medio no cambiará, sino que mejorará de la mano de la tecnología, sostiene Del Vado. ¿De qué manera? Incorporando nuevos canales de conversación con sus audiencias, ahora potenciadas a una escala global.
Las modernas plataformas digitales permiten, en este sentido, dar nuevos espacios para ampliar el rol activo de la audiencia, algo que hasta no hace mucho tiempo se canalizaba exclusivamente a través del teléfono pero que en la actualidad se amplía a otros soportes: correo electrónico, mensajes de texto, chats, fotos y redes sociales. Todo en tiempo real, dice Del Vado.
“Las redes sociales pueden ser el germen de la creación de nuevos géneros en radio, como las entrevistas ciudadanas a personajes, a la vez que una plataforma de captación y fidelización de la audiencia”, precisa la periodista de Cadena Ser, emisora que en su página en Facebook ha conseguido ganar audiencia, y ampliar las agendas.
Es que, con internet, la radio ha dejado de ser un medio efímero: “las cadenas pueden colgar sus contenidos y la gente escucharlos. La web ha creado una radio a la carta, el oyente elige cuándo quiere escuchar y en dónde”, añade, segura de que el medio digital es un buen compañero de la radio tradicional. En ese sentido, destaca iniciativas como las de BBC Radio, entre otras.
Estar en internet supone un doble enriquecimiento: cuantitativo en tanto multiplica la audiencia por millones; y cualitativo, al mejorar las herramientas periodísticas y el acceso a las fuentes y a la interactividad con los oyentes. “La radio va a utilizar las tecnologías, no la van a convertir en un medio viejo, sino que lo usará en su beneficio”, concluye.
Para Morales, en cambio, una alternativa es mirar caminos diferentes a la inmediatez y la información pura. La radio tiene que mirar un paso más allá de la batalla por la información, y apostar por otros espacios relegados para crear nuevos nichos: la profundidad, la formación de opinión, y la investigación, dice. “La radio es mucho más que inmediatez, tenemos que darle sepultura cristiana o por lo menos comenzar los responsos”, considera.
Jaime Abello Banfi, por su parte, considera que una buena manera de enriquecer la información periodísticamente en radio es a través del reportaje sonoro, un género que –sostiene- no se ha logrado instalar en la radio latinoamericana, salvo honrosas excepciones. Para Sergio Campos, de Cooperativa, “el reportaje debería ser el rey del medio radiofónico, es un aporte significativo y competitivo”.
Morales coincide: “Si somos capaces de recuperar otros géneros, como el reportaje, tenemos una oportunidad. La diferencia de un periodista y el señor de la calle es su capacidad de decir cosas diferentes, con contexto y profundidad. La inmediatez contribuye a trivializar la información”, dice. Del Vado acuerda con la necesidad de fomentar los reportajes en radio, pero asegura que las crónicas radiales en vivo apuntan a describir una escena que está ocurriendo, mas no a trivializar la información.
“Estamos en el cambio de una era social y política en los medios de comunicación. Debemos ser capaces de entender esa realidad o vamos a terminar devorados por unos leones en forma de tecnología que están entrando a la jaula y nos están comenzando a arañar”, dispara Morales. Y plantea alguna paradoja: “tenemos periodistas más profesionales y medios con mayor alcance técnico, pero no tenemos mejores medios de comunicación; a diferencia de internet, donde tenemos un gran medio de comunicación con malos periodistas”.
MEDIOS, TECNOLOGÍA Y CONTENIDOS
La discusión deriva luego a la convergencia de la radio con dispositivos móviles.
Varios participantes del Seminario plantean sus reparos respecto a la incidencia “real” que las tecnologías tienen en las sociedades latinoamericanas, donde se registran niveles dispares de penetración y apropiación, en especial de internet y banda ancha. “Es demasiado absolutista la idea de que la radio va a perder inmediatez; no todo el mundo tiene celulares o Blackberry para informarse al minuto”, sostiene Jade Ramírez, de Radio Universidad, de Guadalajara, México.
En ese marco, Alma Guillermoprieto, maestra de la FNPI, considera que la discusión sobre los aparatos no tiene sentido. “Que radio Cooperativa o Caracol le llegue a los radioescuchas a través de un aparato de celuloide con tres botones, o a través de un celular es irrelevante. Una cosa es el aparato y otra cosa es la información que se produce”, apunta, e invita a reconsiderar algunas posiciones sobre el futuro de los medios tradicionales: “Si el New York Times está que se tambalea, es porque hace 10 años dijo que nunca se iban a acabar los periódicos y no tomó las previsiones necesarias para entrar a la nueva tecnología a tiempo”.
Al mismo tiempo, invitó a considerar “la velocidad con que se hace adquirible, económicamente, una nueva tecnología” y señaló que “quien piensa que los celulares son una cosa para gente rica, no se ha dado una vuelta, por ejemplo, por San Cristóbal de las Casas, en Chiapas. En el mercado, las vendedoras indígenas tienen todas celular”.
Para Benjamín Lana, de Vocento (España), se comete un error al discutir si internet es mejor o peor que los medios que la antecedieron, simplemente porque la red no es un medio de comunicación. “En internet se puede hacer periodismo, pero no es un medio de comunicación, es otra cosa. Es una nueva dimensión de la realidad, un fenómeno que ha roto con los paradigmas del tiempo y del espacio”, dice.
Por tanto, cuestiona las posiciones que señalan que los hábitos de consumo en nuestras sociedades todavía no han cambiado, o que la penetración de la tecnología todavía no es suficiente. “Al anteponer el ‘todavía’, estamos asumiendo la derrota. Es una cuestión de tiempo hasta que avance la tecnología”, agrega. Asimismo, llama a abandonar las posiciones “reduccionistas de periodistas”.
Tras reflexionar sobre las disputas que se evidenciaron a lo largo de los diferentes debates sobre el impacto de internet en el paisaje mediático, Fernando Irigaray (Universidad Nacional de Rosario, Argentina), advirtió sobre la recurrente división planteada por panelistas y participantes entre la producción de contenidos, la forma en que éstos son presentados en los diferentes medios, y la tecnología que les da soporte.
En ese sentido, remarcó que “no se puede entender a la tecnología separada del contenido y por afuera de la forma y los lenguajes narrativos”, ya que todos se condicionan recíprocamente. “Hay que empezar a entenderlo como un gran ecosistema. Ningún medio se desarrolla solo, la tecnología y el cambio en los lenguajes condicionan también el cambio en los otros medios. Ninguno queda separado del resto”, concluyó.
7. BASTENIER: CLAVES PARA SALVAR AL PERIODISMO
Cuando parecía que el temporal había amainado, Miguel Ángel Bastenier volvió a desatar una tormenta. Tras escuchar los debates que antecedieron a la presentación de su libro Cómo se escribe un periódico, publicado por la FNPI con apoyo de la CAF, el maestro español trae un vendaval de argumentos para analizar la crisis de la prensa.
“No tenéis ni idea de lo grave que es la crisis que viene. Si la gente cree que la crisis es lo que está viviendo la prensa de América Latina hoy, se equivoca. La crisis no ha empezado todavía”, asegura luego de las palabras que el maestro de la FNPI Germán Rey (Colombia) dedicó al flamante libro que recoge lecciones de periodismo y experiencias del curso que Bastenier dicta en Cartagena.
“El tiempo del papel se ha terminado, no pujará nunca más. No mejorará tiradas ni volúmenes publicitarios”, dice. Ello no significa que los diarios desaparecerán en su totalidad, pero el maestro sí tiene claro que tendrán que cambiar. “Bastantes periódicos sobrevivirán, con cambios que no consisten ya sólo en hacerlo bien, en ‘registrar’, ‘procesar’ y ‘presentar’, como he escuchado. ¡Eso tenemos que hacerlo siempre! Hay que inventar periódicos nuevos completamente”, considera.
La clave radica en la agenda propia. El contenido único e irremplazable.
“Periódicos que repiten lo que hace el periódico de al lado están muertos”, señala. Y si bien admite que posiblemente en Europa y Estados Unidos el certificado de defunción de la prensa se firme antes que en América Latina, asegura que el desafío sigue siendo “hacer periódicos personalizados, que el lector diga: ‘este periódico es el único donde encuentro aquello que quiero leer, el que me explica el mundo de la manera que yo creo que es’”.
El maestro pronostica que en América Latina “es probable que la prensa escrita no llegue a cumplir su papel de socialización de la realidad como lo hizo en Europa a lo largo de dos siglos”, al advertir sobre la delgada capa de lectores que existe en la región (con la excepción relativa de Argentina, Uruguay y Costa Rica).
“No es seguro que aquí haya tiempo para hacer eso, pero habría que intentarlo. Por supuesto que hay contraofensivas posibles para tratar de salvar al periódico de papel y electrónico al mismo tiempo”, dice. “Yo contra lo electrónico no tengo absolutamente nada, y además contra la realidad procuro no tener absolutamente nunca nada, es una pérdida de tiempo tener algo en contra de la realidad”.
Sólo el periodismo de investigación salvará a los diarios, dice Bastenier. “Me da miedo separarlo del periodismo, porque el periodismo de calidad ha sido investigación siempre”, agrega. Y llama a que los periódicos, con el soporte que sea, puedan expresar la realidad a través de reportajes relevantes. “Investigación, agenda propia y reportaje son las claves de la salvación del periodismo”, sostiene.
Si Bastenier tuviera que iniciar un curso de periodismo dentro de 20 años, recomendaría a los jóvenes periodistas lo mismo que dice hoy a los participantes de los cursos que dicta en El País: “Vuestro valor de cambio en el mercado será mayor si tenéis todos los conocimientos y herramientas electrónicas. Pero todo lo que aprendáis para el impreso vale para lo digital, sigue siendo periodismo y sigue siendo la palabra escrita”, sostiene, sin quitar mérito a los otros lenguajes audiovisuales. “Todo aquello que esté mal escrito es malo por definición”, exclama.
8. EL PERIODISTA DEL FUTURO LLEGÓ HOY
La transición al futuro ha comenzado, y no está libre de obstáculos. En un mundo de sobreabundancia, donde el monopolio del periodismo ya no será de los periodistas, los profesionales tendrán que entender que el oficio será cada vez más una construcción compartida con la audiencia. Además de conocer las reglas del ciberespacio, los cronistas del futuro deberán ofrecer a sus lectores una experiencia única de inmersión en la realidad y, probablemente, aprender a vivir en la intemperie, sin la protección de los grandes medios.
Este es el mundo que imagina Juanita León, editora de Lasillavacía.com, quien sostiene que los periodistas del futuro serán más parecidos a los curadores de arte de hoy: elegirán las mejores conversaciones que están en la red, como hacen los dee jays en el mundo musical. Pero habrá también un grupo selecto de periodistas, los más talentosos, que serán más parecidos a los artistas.
Los periodistas-artistas seguirán contando historias, dice León, pero lo harán de manera colectiva, valiéndose del aporte de usuarios interesados o especializados en los temas. Eso fue lo que hizo el periódico The Guardian, que puso a disposición de la audiencia 700.000 recibos de gastos del Parlamento y unos 20 mil usuarios participaron en la revisión de los documentos para buscar irregularidades.
Desde la perspectiva de León, el periodista-artista del futuro:
- Tendrá que ofrecer algo único: “una conexión, una experiencia, o un filtro muy personal para ver la realidad”.
- Llevará a los usuarios a vivir una experiencia de total inmersión en la realidad, casi física, tratando de que se sientan en el lugar de los hechos. “Será mucho más fácil llevar a la gente a ponerse en los zapatos del otro, que ha sido siempre el objetivo del cronista”, dice.
- Recreará la realidad no sólo con el poder de las palabras, sino con recursos que simulan o aumentan la realidad, como Google Earth y Google Maps, fotos, videos y software 3D.
- Valorará aún más el periodismo íntimo, registrando el mundo en tiempo real como en el proyecto MyLifeBits, de Gordon Bell.
- Reflejará los acontecimientos hiperlocales, de los barrios y comunidades, utilizando los GPS que le digan al usuario dónde hubo atracos o qué calle está obstruida por un accidente.
- Utilizará la tecnología para contar historias de agregación emocional, como en WeFeelFine, tal como hizo el New York Times tras la elección de Obama en Estados Unidos. Abrazará el lifelogging (experiencia que consiste en llevar un registro digital de cada segundo de la vida cotidiana).
- Entenderá y manejará las bases de datos, para contar las futuras historias del poder, tal como ya se ha hecho en el proyecto TheyRule, con recursos cada vez más gráficos y visuales. Así se verán las investigaciones periodísticas del futuro.
Un mundo semejante no es difícil de imaginar si, como indica León, “cuando los niños que hoy tienen cinco años cumplan 20 llevarán más de una década jugando en mundos virtuales” como Second Life. Para esta generación, el mundo virtual será casi o más real que el mundo físico, por lo cual “el periodista del futuro, si quiere ser relevante en la vida de estas personas, tendrá que jugar bajo las mismas reglas”.
Para lograr hacer esto, según León, el primer paso es entender cómo funciona el ciberespacio. “No es un asunto de forma o tan sólo de herramientas, es que McLuhan tenía razón, el medio es el mensaje. Como los artistas, hay que conocer el medio que se utiliza para expresarse”, asegura. “No creo que vayamos a coexistir todos en un mundo feliz. Creo que en el futuro o estás en internet o no estás”, afirma.
Los periodistas del futuro tendrán que saber que el ciberespacio es un universo no lineal, tridimensional y asincrónico, sin las restricciones del tiempo y el espacio de los medios impresos o audiovisuales. Un mundo circular donde cada historia abre una puerta a otra historia. Y será necesario permitirle al usuario abrir o cerrar esas puertas, dice León.
Pero quizás lo más importante es que el periodista-artista del futuro tendrá que “entender cómo funciona el mecenazgo y cómo se las ingenia para vender sus obras, porque nos vamos a mandar solos. Esa protección que tenemos de los grandes medios va a tender a desaparecer”, anticipa. Por ello, llama a reflexionar sobre el proceso creativo y entender el contexto, ya que el periodista “será un vehículo que se mueve solo en el nuevo y único mundo que existirá: la Red”.
¿QUIÉN SE HA LLEVADO MI QUESO?
Mientras el valor de mercado de la información que producen los periódicos tiende a cero, y la gente se está acostumbrando a no pagar por la información, una atmósfera maníaco-depresiva se extiende por las principales redacciones de América Latina. El fin del monopolio de la prensa está produciendo un achicamiento de las empresas periodísticas y debilitando el mercado laboral de los periodistas, que deben reinventarse para volver a ser socialmente relevantes.
De esta manera, Luis Miguel González, director del diario El Economista (México), analiza la lógica económica detrás de la crisis de la prensa, los despidos y los reacomodos urgentes de las salas de redacción. “Hay una enorme depresión en los medios de comunicación latinoamericanos, simplemente porque estamos interiorizando una realidad cruda: nuestro trabajo ha perdido relevancia social”, asegura. “Se acabó una forma de comunicar que requería un intermediario obligado que era el periodista profesional”, añade.
Para González, lo preocupante no es que a casi nadie le importe el producto del trabajo periodístico, en ocasiones superado por bloguers, periodistas accidentales o gabinetes de comunicación corporativa más sofisticados y con poder de fijar agenda. Sino que aquellos interesados en la información no siempre están dispuestos a pagar por ella. “Cuando uno pone información a los lectores gratis, y ni aún así se atreven a dar un clic, tenemos un problema de audiencia y de mercado”, dice.
La baja de los sueldos de los periodistas es un reflejo de que estamos frente a un modelo económico que se agotó, enfatiza González, y no hay otro sustituto a la mano. Desde la perspectiva económica, el resultado es que los salarios tienden a bajar y la expectativa de productividad es creciente. “El periodista del futuro tendrá que ser más productivo”, argumenta.
El monopolio de la información está siendo derrumbado por diversos factores. Pero quizás es el más importante es que hay otros actores que están haciendo mejor el trabajo de los periodistas, sostiene el panelista mexicano. “¿Para qué uno quiere un periodista, si lo único que hace es reproducir los comunicados institucionales?”, se pregunta.
Cuando el periodista está viendo que su cheque se achica y la carga laboral crece, para la mayoría lo que viene es un achicamiento de expectativas y una reducción al mínimo del trabajo creativo, avizora González. Para adelantarnos al futuro, no bastará con contar mejores historias, estar más cerca o transmitirlas en tiempo real. “Se trata de encontrar un nuevo papel en la sociedad, que no tiene en claro qué espera de los periodistas. Y donde los periodistas no tienen claro qué quieren hacer”, reflexiona.
Así, mientras pronostica que la zona de confort en la que una multitud de periodistas ha vivido por décadas será más reducida y de mayor trabajo, González recomienda a los presentes, con una ironía que despierta risas en el auditorio, la lectura de “¿Quién se ha llevado mi queso?”, parábola escrita por Spencer Johnson en 1998, que ha encabezado las listas de bestsellers de The New York Times, con más de 24 millones de copias vendidas (según Wikipedia).
“Me gustaría citar clásicos mucho más filosóficamente interesantes. Pero nos estamos resistiendo a ver cosas que están pasando desde hace años. Y es, simplemente, que donde estaba el queso ya no está. Y no hemos tenido la capacidad para movernos”, sostiene.
González concuerda con Juanita León en que los periodistas del futuro tendrán que desarrollar un temperamento para “mandarse solos”, y esperar que aparezcan iniciativas filantrópicas o de mecenazgo, al mismo tiempo que desarrollar nuevas habilidades tecnológicas, pero –dice- antes tendrán que resolver una pregunta: ¿Dónde está el queso?
“Todavía no hay una respuesta muy clara”, concluye.
EL PRIVILEGIO DEL OFICIO PERIODÍSTICO
“Cuando me preguntan qué hago, yo no digo que tengo un trabajo. Tengo un privilegio. Hacer periodismo”. Para Alexandra Borges, reportera de TVI (Portugal) y finalista del Premio CEMEX+FNPI en la categoría Televisión, la clave para mantener la vigencia de los periodistas y asegurar el futuro está en el único tipo de periodismo posible: el de calidad. Con historias profundas y bien contadas, con creatividad y actitud crítica.
“Aquí mucho se ha hablado de la forma. Yo estoy hablando de periodismo de investigación, creativo, con temas actuales e impactantes. Con mucha reflexión, con mucha crítica, con el estudio de las consecuencias”, dice la panelista, quien considera que el público pide ahora información más madura, “no la información descartable que se consume y ya está”.
En Portugal, por caso, se ha desplazado el mito de que al público no le interesaban las coberturas internacionales. El reportaje televisivo “Infancia traficada”, finalista en la octava convocatoria del premio, registró un fenómeno de audiencias “brutal” con mediciones mayores a las telenovelas del prime time, dice Borges. “Este programa abrió puertas a reportajes de temas nacionales e internacionales”, agrega.
“Los periodistas del futuro que hoy están en las universidades tienen poca capacidad crítica y poca iniciativa. Son muy eficaces buscando información en internet, y a veces muy pasivos. La esencia del periodista, que va a tener que mantenerse en el futuro, no se encuentra en internet”, asevera Borges.
Por ello, llama a recuperar la esencia del periodista: motivación, capacidad crítica, pasión por buscar noticias, leer entrelíneas y distinguir qué es verdadero de lo que no, enumera. Y coincide con Miguel Ángel Bastenier en la necesidad de ser diferentes y tener una agenda propia. “Al final, el público va a querer ver un trabajo porque lo analizas más profundamente y porque el espectador se identifica con tu forma de hacerlo”, señala.
¿Cómo se financiará el periodismo de investigación ahora que los modelos de negocio están en problemas y las organizaciones informativas se están achicando?, pregunta el argentino Juan Carlos Simo. Juanita León apuesta a que, con la colaboración de la audiencia, posiblemente se reducirán algunos costos, tal como ocurrió con el caso de The Guardian y los recibos de los gastos de los miembros del Parlamento. En Lasillavacia.com, por ejemplo, una buena parte de los confidenciales son producidos por los usuarios y los periodistas sólo tienen que verificarlos. “Cuando cuentas con tu audiencia, tus costos de investigación se reducen también”, dice.
Contar con la audiencia para conseguir la información y comprobarla es prueba de que la investigación periodística tiene futuro, concuerda Fogel, quien recuerda aquel episodio en que un experto en teclas de máquinas de escribir de IBM, en su blog, echó por tierra un informe de 60 Minutes en la CBS. El informe denunciaba supuestas maniobras de George W. Bush, cuando era joven, para evitar ir a la guerra de Vietnam. “Este hombre dijo que la carta mecanografiada era falsa. Fin de la historia profesional de Dan Rather”, agrega.
El problema hasta ahora es que las redacciones han sido ineficientes para producir la información, y el cambio en las empresas va a permitir racionalizar el presupuesto de investigación, dice Luis Miguel González. Además, se muestra esperanzado en nuevos modelos de financiamiento que están apareciendo en Estados Unidos a partir de fundaciones o colectas públicas. Alguna solución habrá que encontrar si, como dice el panelista, la investigación periodística “es lo único por lo que el lector está dispuesto a pagar por leer”.
FOGEL: NO PODEMOS TOMAR DECISIONES EN CONTRA DE LA AUDIENCIA
La audiencia es la principal aliada de la prensa, pero también su peor competencia. Y pese a que la industria periodística parece estar dando algunos pasos en falso, por ejemplo con reclamos contra Google o iniciativas para establecer una muralla de pago en torno a los contenidos, cualquier camino opuesto a las decisiones de la audiencia va directo al fracaso.
El diagnóstico de Jean-François Fogel, maestro de la FNPI, es fruto de un diálogo imaginario que el experto francés sostiene con Jon Lee Anderson, reportero de The New Yorker sobre el futuro del periodismo. Lo hace a partir de cuatro frases que el periodista dejó escritas en el borrador de la conferencia que tenía previsto brindar en Monterrey, pese a que debió ausentarse por razones de agenda.
“El periodista del futuro ya está aquí, y maneja y se comunica a través de una mezcla de géneros que incluyen tanto la escritura como la electrónica”, escribe Anderson, y Fogel está de acuerdo. “Esa lucidez es algo que falta tremendamente en este momento”, sostiene, y recuerda los reclamos de los editores de la prensa europea para decir que “Google les quitó su queso” y los acuerdos secretos en Estados Unidos para establecer mecanismos de cobro por contenidos.
“Estas manifestaciones de que podemos aguantar y rechazar el futuro es algo equivocado. Lo que hay que entender es que el periodista del futuro está aquí, porque ya la audiencia está aquí, ha tomado decisiones y no podemos tomar la decisión en su lugar”, agrega, aludiendo a un debate previo en el Seminario, sobre la inmediatez de la radio y los cambios en los ciclos informativos de los medios.
Pero no solamente sería un error ir “en contra” de las decisiones de la audiencia sobre los formatos que ya eligió para informarse o entretenerse. También lo sería hacer “menos” de lo que hacen los usuarios en internet, en sitios de música como iTunes o redes sociales como Facebook. “De pronto, van a entrar a un sitio de prensa y les vamos a decir: ‘no entren con sus amigos’, ‘tienen que comportarse de manera distinta’, ‘somos profesionales’, ‘no hay inmediatez porque nosotros vamos a decidir en qué momento vamos a cerrar el contenido’. Esto es una equivocación total”, asegura Fogel.
En ese sentido, advierte que los medios de comunicación y los periodistas deben aceptar el ciclo informativo que le gusta a la audiencia, y dar a los usuarios la más amplia visibilidad y posibilidades de interacción social en los sitios de noticias. De otra manera, “la audiencia se va a apartar de nosotros”, agrega. “El periodista del futuro ya está aquí, y parece que la audiencia llegó adelantada”, sostiene.
En segundo lugar, Jon Lee Anderson considera que “lo que nos espera en el futuro es un periodismo mucho más dedicado y de nicho”, una tendencia que ya se confirma en Estados Unidos, con sitios altamente especializados como Politico.com, que ha logrado posicionarse al nivel de grandes medios dedicados a la cobertura de la vida política. “El nuevo sitio tiene ocho acreditados en la Casa Blanca, tanto como el New York Times y el Washington Post”, dice Fogel.
“Las nuevas organizaciones que se mueven, consiguen construir algo nuevo. Y no me digan que se trata de Estados Unidos como un mundo especial”, alega el experto francés, al recordar el caso de la bloguer cubana Yoani Sanchez, quien desde su departamento en La Habana logra molestar al poder del régimen cubano. “Alguien en su rincón, sin recursos, ya tiene una influencia mayor”, señala.
Por lo tanto, desde la perspectiva de Fogel, lo que podemos esperar para el futuro es un periodista dedicado a temas de nicho. “No es un oficio controlado por una corporación, es alguien que hace periodismo de buena manera, atractiva, y que provoca la participación de la audiencia”.
Respecto de los cambios en el modelo de organización periodística, como señalaron previamente Juanita León y Luis Miguel González, el reportero de The New Yorker prevé que en el futuro “algunos periodistas montarán sus propios sitios web como una empresa mediática propia. Algunos recibirán financiamiento de fundaciones, otros buscarán anuncios para ganarse la vida”. Para Fogel, esa dimensión de negocio personal, artesanal, más parecido a un taller que una industria, es el futuro del periodismo.
En el último reporte de The State of the Media, de hecho, se advierte la tendencia a una transferencia de la actividad de grandes organizaciones a individuos. “Son periodistas, no hay que esconderse dentro de la redacción”, dice Fogel, y recuerda que en este momento 1,4 millón de personas cobran por escribir blogs. “No son profesionales, para muchos de ellos no es el único recurso. Pero vemos que se instala ese mundo de una empresa periodística que corresponde mucho más a un individuo que a una corporación”, indica.
Por último, Anderson avizora un duro escenario para la prensa, “mientras medios tradicionales y periodistas tradicionales pierden sus audiencias y desaparecen sobrellevados por la ola de jóvenes que pueden hacer Twitter, poner videos en YouTube y ofrecer análisis instantáneos de acontecimientos a nivel mundial, todos a la vez”. Fogel dice que no es tan pesimista. Pero considera que a los periodistas del futuro les esperan al menos cinco nuevos desafíos:
- Trabajar para encontrar a la audiencia. No sólo se trata de llevar la audiencia al sitio, la actividad tradicional de la prensa online, sino también de exportar los contenidos a otros sitios, a través de retrolinks en blogs y enlaces en Facebook y Twitter. “No estamos meramente trabajando en nuestro medio, sino exportando contenidos. Esta será una de las herramientas principales para mantener el negocio con vida”, dice Fogel.
- Editar a la audiencia, ayudarla a participar y vivir con sus emociones. Fogel resalta el rol del coach de la audiencia, el periodista que anima a los usuarios a participar de la comunicación. “El coach de la audiencia va a vivir en la audiencia”, asegura. Y resalta que en LePost.fr, una iniciativa de la división digital de LeMonde, los siete periodistas de la redacción dedican la mitad de su tiempo a atender la enorme actividad de la audiencia.
- Vamos a tener nuevos socios. Los periodistas no estaremos solos en la tarea de producir, distribuir y seleccionar contenidos digitales. A través de nuevas relaciones con fundaciones, empresas y bloguers podremos conseguir la información que no seamos capaces de producir y “establecer un ecosistema para el financiamiento de las actividades”, dice.
- Nunca vamos a tener una casa. El experto francés vaticina un mayor crecimiento de las actividades en la nube de internet (cloud computing). “Nuestros videos están en YouTube, las fotos en Flickr, los documentos en Google. Todo esto está afuera de la casa. ¿Somos peores? No. Estamos conectados de manera permanente. Esta es la vida que vamos a vivir”, pronostica.
- Claramente, habrá que tener talento. Frente a la pérdida del monopolio del periodismo, que según Fogel ocurre porque la prensa ya no es dueña de la herramienta de difusión, la única manera de conseguir audiencia será tener talento para encontrar, editar y contar la información.
“Juanita habló del artista, yo quería terminar con la palabra talento. Si somos buenos, vamos a recibir visitas en nuestros blogs y nuestros sitios, habrá personas que lean lo que hacemos y lo que publicamos en Twitter”, concluye Fogel. “La clave es tener una voz, tener algo que decir, de modo que haya gente interesada en seguirte a ti por encima de todo lo que hay en el ciberespacio”, completa Juanita León.