Relatoría del taller ‘¿Cómo se escribe para el oído?: lenguaje y producción para radio’, con Yolanda Ruiz
23 de Diciembre de 2020

Relatoría del taller ‘¿Cómo se escribe para el oído?: lenguaje y producción para radio’, con Yolanda Ruiz

La actividad se llevó a cabo durante el Festival Gabo Nº 8 los días 23, 24 y 25 de noviembre con la participación de 20 periodistas de Iberoamérica.
Yolanda Ruiz Ceballos, directora de noticias en RCN Radio. Foto: Archivo Fundación Gabo.
Andrés Martínez Zalamea

Escribir para ser oído es radicalmente distinto a escribir para ser leído. Por ello, para hacer periodismo radiofónico es necesario entender los elementos fundamentales del lenguaje oral y qué lo diferencia del lenguaje escrito. Además, es preciso conocer las demás herramientas que brinda el sonido para contar mejores historias en audio 

En torno a estas cuestiones giró el taller virtual ‘¿Cómo se escribe para el oído?: lenguaje y producción para radio’, que condujo la periodista colombiana Yolanda Ruiz durante el Festival Gabo 2020. La directora de noticias de RCN Radio lideró tres sesiones en línea de dos horas, los días 23, 24 y 25 de noviembre, en las que participaron 20 periodistas de Iberoamérica.

Su introducción al taller fue por lo menos curiosa: “olviden todo lo que les voy a decir”. 

Tal como el pintor que aprende las técnicas del óleo y el lápiz antes de abandonarlas y crear su propio estilo, en la radio, comparó Ruiz, encontrar la voz propia es clave: “Ningún buen narrador de historias lo ha sido siguiendo los pasos de otros. La única manera de contar una buena historia es encontrar la propia voz”

Lo que siguió a lo largo de las tres jornadas de taller fueron lecciones y técnicas que pueden funcionar al hacer relatos en lenguaje oral, y que cada periodista podrá utilizar, interpretar, reimaginar o, si es el caso, desechar para contar historias con voz propia.

La voz y el lenguaje oral

La voz es el elemento fundamental en las historias que entran por el oído. Consta de cuatro características:

  • Timbre: sonido natural de nuestra voz
  • Tono: cuán agudo o grave hablamos
  • Volumen: intensidad del sonido que emitimos
  • Ritmo: velocidad de nuestro discurso

Estos cuatro aspectos dotan al lenguaje oral de una ventaja con respecto a la palabra escrita: la capacidad de imprimir distintas emociones sobre las mismas palabras. La sola letra A, por ejemplo, puede expresar alegría, tristeza, rabia, duda, sorpresa.

“Emoción es la manera como vestimos las palabras y transmutamos las sensaciones”, dijo Ruiz. “Si eso podemos hacer con una letra, imagínense lo que podemos hacer con las historias”.

Captando la atención

“El oído es el más débil de nuestros sentidos”, afirmó Ruiz al auditorio virtual de talleristas, conectados a través de sus cámaras web. “Aquí les han pedido que mantengan la cámara encendida, porque cuando nos estamos viendo nuestra atención se capta mucho más que cuando no tenemos la posibilidad de tener video o imagen”.

El oído, dijo Ruiz, normalmente solo puede prestar atención hasta 20 segundos de una fuente de audio, a raíz de la cantidad de información a la que está expuesto, así como los estímulos de los demás sentidos en el ser humano. 

La tarea de un productor de contenido en audio es jalar la atención del oyente permanentemente, máxime en tiempos de redes sociales, en los que el cerebro ha perdido capacidad de concentración. “Si son solo 20 segundos, tengo que contarle al oyente casi que series de historias de 20 segundos y dejarle algo que lo atrape los próximos 20 segundos”, recomendó Ruiz.

Esa es la razón por la que el lenguaje oral debe ser: 

  • Sencillo
  • Directo
  • Contundente
  • Preciso
  • Conciso

El lenguaje oral es reiterativo

El lenguaje oral por naturaleza es falible, reiterativo, coloquial y sin formalismos. Basta con escuchar a una persona hablar en su cotidianidad para darnos cuenta. La radio logra su cercanía a los oyentes emulando algunas de estas características. “En radio mientras más cerca estemos de la gente, mucho mejor”, dijo Ruiz.

Con mucha frecuencia los periodistas de prensa temen repetir palabras en el mismo texto cuando escriben. Se valen de lo que el maestro Martín Caparrós llamó ‘segundas palabras’: decirle “burgomaestre” al alcalde, “titular de la cartera medioambiental” al ministro de medio ambiente, el “ente investigador” a la Fiscalía. “Empezamos a generar un montón de muletillas y fórmulas antinaturales, y creamos una jerga periodística que nos aleja del lenguaje común y corriente de las personas”, anotó Ruiz.

En el lenguaje oral, por el contrario, el periodista puede incluso debe repetir sin correr el riesgo de que esto pueda aburrir. “No pasa nada si repites otra vez, porque en el periodismo se trata es de captar la atención”. Y tampoco está prohibido equivocarse: “si nos equivocamos, volvemos a empezar y no pasó nada”.

“Si tienes que decir tres veces el alcalde, lo dices tres veces”, enfatizó Ruiz. “No hay sinónimos sino palabras precisas para cada circunstancia. La mejor palabra para decir alcalde es ‘alcalde’, y en el lenguaje oral no necesitas rebuscar un sinónimo”. 

Esto parte de algo primordial: en la radio la audiencia llega minuto tras minuto. No todo el mundo está en sintonía cuando se lanza por primera vez un extra. Entonces, la mejor forma de que cada oyente tenga la información es ser muy reiterativo

Escribir para el lenguaje oral

Estos son algunos consejos básicos que compartió Yolanda Ruiz al escribir un texto para radio:

  • Usa frases cortas y muy sencillas: Ruiz sugiere que una frase escrita para el oído no debería superar las 20 palabras.
  • Evita las frases y los párrafos subordinados: en la radio y el lenguaje oral no es recomendable escribir párrafos que para tener sentido dependan del párrafo anterior.
  • Usa una construcción gramatical simple: “si hacemos un ejercicio de escuchar cómo hablamos los seres humanos permanentemente, vamos a darnos cuenta de que lo más frecuente es la construcción gramatical simple: sujeto + verbo + complemento”.
  • Evita la voz pasiva: la construcción complemento + verbo + sujeto se usa poco en el lenguaje oral. Las personas al contar una historia no dicen “Hay una persona muerta, 25 heridas y 2.000 damnificadas por el huracán Iota en su paso por San Andrés”, sino al revés: “El huracán Iota pasó por San Andrés y dejó un muerto, 25 heridos y 2.000 damnificados”.
  • El lenguaje oral es reiterativo, pero no redundante: es un error repetir en el texto lo que dice la persona en el testimonio. Decir “El Presidente de la República anuncia que entramos en cuarentena general hasta el 31 de diciembre porque hay un nuevo pico de covid-19” es un error si luego entra la voz del presidente a decir exactamente lo mismo.
  • No des toda la información en un párrafo: el oído solo capta 20 segundos de atención. La clave es entonces dejar en cada párrafo algo de información pendiente: algo que no sabe y que el oyente tenga ganas de conocer. “Si ya le he contado todo al oyente, ¿por qué habría de quedarse conmigo?”, cuestionó Ruiz.
  • Piensa en una persona a la que diriges la historia: hacer como si tu tía, tu novio, tu hija fuera a escuchar tu historia ayuda a encontrar el tono adecuado, facilita pensar en el lenguaje oral y quitar el engolamiento propio del lenguaje escrito.
  • Lee en voz alta o léele el texto a otra persona: esto permite encontrar el ritmo, las palabras que sobran y las pausas que son clave a la hora de contar una historia
  • Evita las frases incidentales: normalmente en el lenguaje oral no se usan las frases con incisos para dar explicaciones sobre alguna información. Es mejor expresar cada idea en una frase y separarla con puntos.
  • Una cifra por párrafo: no es recomendable darles a los oyentes tres o cuatro cifras en un solo párrafo, porque ninguna de ellas va a quedar clara. “Si en una noticia lo más importante es que se incautaron 1.900 kilos de cocaína, esa es la cifra que dejamos”, ejemplificó Ruiz. 
  • Evitar las medidas de magnitud: es preferible decir “La Calera es municipio cercano a Bogotá” que decir “está a 25 kilómetros”. Lo mismo sucede al hablar de la cantidad de gente o la magnitud del espacio: número de metros cuadrados o hectáreas no dice tanto como decir “del tamaño de una cancha de fútbol” u otro término comparativo que los oyentes puedan entender inmediatamente.
  • Menos es más: esa es una máxima fundamental en la comunicación, principalmente cuando hablamos de la radio y del oído, el menos atento de los sentidos. La sobreabundancia de información solo garantiza que el mensaje sea menos eficaz.

Los otros elementos del audio

La voz y los textos no son el único elemento que componen las historias contadas con sonido. La pieza incluye otra serie de ingredientes que se describen a continuación. 

Sonido ambiente

Es una parte clave en una buena historia radial y una que los periodistas suelen olvidar al hacer trabajo de campo. 

El sonido ambiente, explicó Yolanda Ruiz, tiene su propia naturaleza y no es solamente lo que alcanza a captar el micrófono en el fondo mientras se graba una entrevista. 

El consejo de Ruiz grabar dos o tres minutos de sonido ambiente durante el trabajo de campo. Esto es necesario especialmente para poner debajo del texto del periodista.

“Si estamos en la calle, grabemos el sonido de los vehículos. Si estamos en una oficina, que se escuche la gente tecleando. Si estamos en el campo, que se escuche el campo”, aconsejó Ruiz. “Eso lo puede cambiar absolutamente todo. Nos transporta inmediatamente a otro lugar. Nos ubica”.

Música

Musicalizar es un arte y un trabajo que requiere un profesional con mucho tacto. “Con la música pasa lo mismo que con los adjetivos”, dijo la maestra. “Un adjetivo que no mejora el texto, lo empeora. Si la música no nos aporta algo más, tenemos problemas y puede estorbar”.

Hay dos tipos de música:

  • Que forma parte directa de los acontecimientos de la historia. Similar a la música diegética en el cine.
  • Música incidental: que acompaña la pieza de radio. Genera emoción y cambia el modo en el que el oyente se acerca a la historia.

Toda la música modifica el contenido; es por ello que si no estamos seguros de cómo musicalizar, es preferible no hacerlo. 

Tampoco hay que olvidar que toda música está sujeta a derechos; por ende debemos procurar el uso de música libre o licenciada para evitar líos legales.

Piezas de archivo

Los audios de archivo una voz, una pieza musical, un comercial, un fragmento de una película pueden contribuir a la historia que se está construyendo y servir como elementos de referencia y contexto. “Estos sonidos de otras épocas ayudan a modificar el ritmo y cortar la monotonía”, indicó Ruiz.

Efectos sonoros

¿Se pueden usar efectos sonoros en proyectos periodísticos? En la opinión de Ruiz, sí, siempre y cuando vengan de la realidad. “Cuando estamos haciendo trabajo periodístico es obligatorio apegarnos a los hechos”, enfatizó. 

Dramatizados

Además de los textos y las voces recogidas durante el trabajo de reportería, existe el recurso de hacer una dramatización de una escena que sucedió en la realidad. Ruiz insistió en que es un recurso que no debe ser usado para manipular al oyente y que es importante que las audiencias tengan claro que se trata de una recreación de un hecho real.

Silencios

Tienen tanta importancia como el sonido porque producen efectos impactantes. “La radio es como una orquesta: la voz, la pausa, el sonido, el silencio... todo hay que tenerlo en cuenta cuando vamos construyendo la historia”.

¿Qué podemos contar en la radio?

Algunos de los géneros del periodismo radial que compartió Yolanda Ruiz:

  • Noticia: el relato de los últimos acontecimientos
  • Reportaje: un informe amplio que desarrolla la noticia desde el lugar de los hechos
  • Crónica: la narración de una historia por el periodista desde su calidad de testigo
  • Entrevista: diálogo entre el periodista e invitado
  • Tertulia: conversaciones en el estudio sobre temas variados
  • Documental: aborda un tema con más profundidad, combinando elementos de las radionovelas y el reportaje o crónica

En este punto la maestra aprovechó para trazar algunas diferencias entre la crónica y la información noticiosa:

  • La noticia es el hecho; la crónica es la sensación, algo que impacta.
  • La noticia es escueta, directa, sin adornos; la crónica es los detalles.
  • La noticia es testimonio, documento, información; la crónica es historia.
  • La noticia no suele admitir la opinión del periodista. En la crónica lo que prima es el punto de vista del cronista. “Por ello insisto tanto en que hay encontrar la voz propia, porque no hay dos crónicas iguales”, dijo Ruiz. “Cada crónica tiene el sello personal de quien la hace”.
  • En la noticia todo lo que no informa sobra; en la crónica todos los sonidos son bienvenidos. En términos radiales la crónica es riqueza de sonidos. 

Construcción de historias

Las historias de radio pueden armarse de dos formas: en el aire (en caliente) o mediante un proceso más elaborado (en frío), que abarca preproducción, investigación, y posproducción. ¿Cuáles son los pasos para construirlas?

Ruiz se concentró en el taller en historias en frío, más específicamente la crónica de audio, pero antes dejó algunas nociones al momento de hacer producciones en vivo y en directo.

Producción en caliente

La producción en caliente se arma estando en frío. Lo más importante al contar una historia en el aire es que cada quien sepa qué es lo que tiene que hacer en el momento que estallan las noticias. 

“Hemos tenido que hacer transmisiones muy extensas, de temas para los que no teníamos mucha preparación específica. Así fue con la liberación de Ingrid Betancourt”, recordó Ruiz sobre la operación militar que rescató del secuestro a la excandidata presidencial colombiana. “Ni siquiera teníamos pista de que había un operativo para liberarla y nos llegó como una bomba la noticia, mientras almorzaba en un restaurante. Tuvimos que transmitir durante siete horas”. 

“¿Cómo lo logras?”, preguntó la maestra. “Sabiendo cómo funciona el engranaje: un equipo de mesa, reporteros en la calle y productores que ayudan a construir la historia. La radio en caliente se sostiene en esos tres pilares. Un periodista solo en la cabina no hace nada”. 

La distribución de tareas típicamente ocurre así, de acuerdo con Ruiz:

  • Jefe de redacción: divide las labores en la mesa de trabajo, coordina hacia dónde se dirigen los reporteros.
  • Periodistas en la mesa de trabajo: informan continuamente a los oyentes que van uniéndose a la transmisión. Monitorean redes sociales, titulares internacionales, preparan análisis, contexto histórico, buscan material de archivo.
  • Reporteros: informan desde el lugar de los hechos.
  • Productores: consiguen personajes para hacer entrevistas en el aire que enriquezcan la historia con nueva información, puntos de vista y análisis.
  • Editores: someten a un proceso de verificación toda información cuyo origen no sea claro. “La máxima fundamental del periodismo es dudar ante todo. Por principio, toda fuente miente hasta que se demuestre lo contrario”.

¿Qué historia contar?

“Un periodista siempre está a la caza de historias”, dijo Ruiz. “Debe estar con los sentidos muy abiertos porque las historias están allí, en cualquier parte”. Su recomendación: “cuando dos personas o más hablen de un mismo tema, ahí debe haber una historia”.

Toda historia debe arrancar desde una idea. “Quiero hablar sobre la deforestación en las selvas de Colombia”, fue la que planteó Ruiz para ejemplificar el proceso de construir una historia.

Pero antes de empezar a reportear, tenemos que acotar la idea. En el caso de la deforestación un tema amplísimo ¿qué es lo que se quiere saber específicamente sobre la deforestación? 

Algunas preguntas para delimitar la historia: 

  • ¿Quién está deforestando?
  • ¿Cuántas hectáreas se han deforestado?
  • ¿Cómo es la deforestación de primera mano?
  • ¿Qué impacto tiene sobre la gente?
  • ¿Qué pasa en la selva del Amazonas? 
  • ¿Se ha incrementado la deforestación en los últimos años? 
  • ¿A lo largo de cuántos años?

Uno de los errores en los que el periodista cae con frecuencia al hacer una historia de radio es llenarse de información de sobra con la que después no sabe cómo lidiar. “Ojo: siempre nos va a sobrar, porque contar una historia es el arte de saber eliminar lo que sobra y encontrar la esencia de la información”, aclaró Ruiz. “Pero si de entrada tenemos la idea clara, nos va mejor”.

Aunque en el camino la historia puede cambiar, tener claro qué se quiere contar es lo que da una idea de las fuentes y demás elementos que debemos buscar para llegar a la historia.

Trabajo de investigación y campo

Para contar una historia es necesario hacer una lista de fuentes, de sitios a los que acudir, de personas con quienes grabar entrevistas. Pero antes es importante documentarse. “Solamente ve la historia el que sabe”, afirmó Ruiz. “Cuando tenemos la documentación y hemos investigado previo al trabajo de campo, vamos a descubrir más cosas”.

Ruiz ha planteado como ejemplo para una pieza periodística de radio la deforestación en el último año, y si esta ha incrementado o no. En una hipotética visita de campo, observa unos troncos arrastrados por el río, lo que podría parecer un detalle irrelevante para un periodista que no hizo una indagación previa. 

“Mientras voy en la lancha veo otro tronco y otro más. Son árboles que cortaron y arrojaron al río para que los arrastrara la corriente. Me doy cuenta de que lo que estoy viendo es tráfico de madera. Si no he leído nada, a lo mejor no lo veo; solo veo troncos. Pero el que tiene unos elementos en la cabeza puede entender mejor lo que va observando”, expuso. 

Siguiendo el cauce del río la idea de la historia puede cambiar. Ruiz imagina un encuentro con la mujer que recibe los troncos en otro punto de la ribera, que permite descubrir qué hacen con los troncos, cuál es su destino final.

“Eso es lo que nos permite abrir y tocar otras fuentes que no consideramos que eran importantes. Nos dejamos llevar por esas historias y vamos encontrando más. Hablamos con la mujer, con la policía, el alcalde, productores de madera, campesinos, colonos”, dijo. 

Es importante recordar que el oyente no tiene olfato, vista ni tacto. Por ello, en el trabajo de campo es importante tomar apunte de todos los detalles: si hace calor, hace frío, hay nubes, hay llovizna, qué hay en el paisaje, qué hay en el fondo, de qué color es el techo de la casa. 

“Hay que prestarle los ojos al oyente y pensar en los detalles”, dijo Ruiz, quien hizo referencia a un perfil que escribió Gonzalo Arango sobre el ciclista Cochise Rodríguez. “Él comenzaba diciendo ‘el Corazón de Jesús más feo del mundo está en el Barrio Simón Bolívar de Medellín’. No tiene mucho que ver con el ciclista pero te ubica en el lugar, te cuenta cómo es la sala del ciclista, y te metes en la piel del que está allí”, expuso la maestra.

Entrevistas para radio

En las entrevistas para historias reposadas y preproducidas es importante tener en cuenta los distintos tipos de preguntas:

  • Preguntas informativas: encaminadas a obtener lo básico de una noticia: ¿qué pasó?, ¿cuál es la decisión?, ¿qué produjo el hecho?, ¿cuándo se presentó?, etc.
  • Preguntas analíticas: idealmente dirigidas a expertos para brindar elementos de contexto a las historias. 
  • Preguntas humanas: apuntan a extraer sensaciones y emociones de los entrevistados.

Muchas veces, el periodista se acerca al personaje con preguntas pertinentes en términos informativos, “pero se nos olvida que para un trabajo más narrativo vamos a necesitar de la sensibilidad de la persona con la que hablamos”, anotó Ruiz. A continuación, una serie de claves que compartió para el momento de realizar entrevistas.

  • Formula preguntas abiertas: preguntar “¿hay inseguridad en el barrio?” solo producirá una respuesta sí o no; pero “¿qué es lo que más le preocupa del barrio?” puede traer una respuesta más espontánea. 
  • Haz preguntas para ir más allá de la información, por ejemplo: ¿usted qué piensa o qué opina?, ¿cómo se siente?, ¿que significó?. “Si le preguntas a un artista cómo escribió cierta canción o cómo formó la banda te puede dar información”, explicó la maestra. “Pero si le preguntas por emociones:  ‘¿tú por qué escribes canciones?’, te va a decir algo distinto y a darte frases valiosas”.
  • Evita ser demasiado directo: si en tu entrevista planeas tocar un tema delicado, en lugar de preguntar directamente "¿usted fue víctima de abuso sexual en su niñez?", es útil plantear preguntas que bordeen el tema en cuestión y permitan un acercamiento: ¿cómo recuerda su infancia en el lugar donde creció?, ¿cuál fue el momento más difícil? “En ese escenario, es posible que la persona se vaya abriendo y cuente su historia, que para efectos de la narración es mejor que quede en voz del entrevistado y no del periodista”, indicó Ruiz.
  • Evita poner palabras en boca del entrevistado: retomando el ejemplo anterior, decirle a una persona “sabemos que en su infancia hubo un caso de abuso que para usted fue muy doloroso”, y preguntarle qué significó, es posible que la haga sentirse invadida en su privacidad.
  • Evita dar la respuesta en la pregunta: si la pregunta misma cuenta la historia que se desea obtener del entrevistado, solo producirá como respuesta un “sí, efectivamente”.
  • Respeta los límites: las entrevistas que tocan aspectos personales obligan a “caminar como pisando huevos”, según Ruiz. “¿Hasta dónde llegamos con una persona que vive una situación de tragedia, de drama? Hasta donde ella lo permita”.
  • Evita asentir: decir “ujum” o “sí” mientras el entrevistado habla puede dificultar la edición.
  • Graba desde antes de empezar la entrevista formal: prender la grabadora desde el momento de llegada al lugar de la entrevista permite, según Ruiz, “recoger el sonido de una persona mucho más relajada que va a hablar de cosas que no contaría en el momento que es consciente de que está haciendo una entrevista”. Cabe señalar que esto solo se puede hacer con permiso del entrevistado.
  • Lo más importante: escucha: muchas veces el periodista lleva una lista de preguntas y se olvida de escuchar. “El entrevistado de pronto nos abre una puerta y no la vemos”, apuntó Ruiz.

El trabajo de posproducción

Luego de reunir decenas de horas de grabación, es hora del complejo trabajo de editar y escribir el libreto.

Pero antes de emprender esta labor, es importante que la historia tenga una estructura: por dónde empezar la historia, cuáles son las principales ideas que se van contar, en qué personajes nos vamos a enfocar, para a partir de esto identificar el material del que se hará uso.

“En una buena pieza de radio, el libreto va amarrado con la voz y esto se logra porque escribes con el material que recogiste. No es como cuando hacemos televisión, que yo escribo el libreto y luego el editor lo ‘tapa’ con imágenes de apoyo”, dijo Ruiz. “Aquí vamos construyendo historia con los testimonios, con la información que tenemos, con la música, con los efectos”.

La recomendación principal de Ruiz es crear un pre guión o escaleta, que sirva para visualizar hacia dónde va la historia y crear una estructura de producción.

Escribir el libreto

La maestra enumeró algunos pasos a seguir al momento de escribir los textos y estructurar la pieza de radio:

  • Tener clara la historia: es lo primero antes de comenzar a escribir. “Si no, vamos a empezar a incluir material de sobra y perder el norte”.
  • Editar los audios: hacer el listado de audios que posiblemente se van a utilizar, con su pietaje. “Tengan claro dónde está este tramo de esta entrevista, dónde está aquel otro tramo, para que a medida que vayan escribiendo su texto puedan ir mezclando los testimonios”.
  • Decidir qué tipo de crónica vas escribir: la maestra enumeró algunos tipos:
    • Cronológica: lleva de la mano al oyente sobre cómo fueron pasando los hechos de manera lineal, de principio a fin.
    • Circular: arranca en un hecho, desarrolla una historia y vuelve al mismo hecho. Puede arrancar por el final.
    • Contraste: dos historias paralelas que desarrollan a lo largo de la pieza
    • Personal: un individuo cuenta su historia en primera persona.
  • Empezar por el principio… y por el final: Ruiz recomienda escribir pensando en el primer párrafo y también el último. “El primer párrafo nos da el tono, el enfoque, hacia dónde va la crónica”, mientras que el último permite tener claro el norte de la historia. 
  • Decidir cómo vas a arrancar: hay innumerables formas de empezar una historia. Una escena emotiva o impactante, un fragmento de un testimonio, un efecto de sonido, un contexto general que lleve a una historia particular, o una historia particular que lleve a un tema general. Lo más importante, dice Ruiz, es siempre orientar al oyente: “te vamos a hablar de esto, te ubicamos en el tiempo y el espacio, y luego te empezamos a contar la historia”.
  • Evitar la redundancia: decir en nuestro texto que la persona se quebró mientras hablaba o que tenía la voz entrecortada no es necesario si luego la vamos a escuchar. “Es mejor aportar algo de lo que no vamos a oír o no podemos ver”, aconsejó Ruiz.
  • Transportar al oyente al lugar de la historia: “no se nos puede olvidar que el oyente es ciego, y tiene solo la voz para poder visualizar los lugares a los que fuimos y las historias que conocimos”, subrayó Ruiz. “Si hablamos del Amazonas, tenemos que hablar de la selva húmeda, del sudor y la camisa que se pega en el cuerpo, para que el oyente se traslade”.
  • Incluir los detalles: estos permiten al oyente visualizar lo que narra la pieza. “Los olores, colores, sabores que anotamos en nuestra libreta nos ayudan a construir la historia. Ejemplo: si estás en la zona cafetera de Colombia, donde supuestamente se sirve el mejor café del mundo, y te sirven un café desagradable, cuéntalo, que algo debe haber detrás”, sugirió la maestra.

Ejemplos de inicios en una crónica de radio

Letras que dibujan, la máquina del tiempo - Crónicas RCN

“Su sonido gobernó durante años las oficinas, despachos y hasta las casas de nuestro mundo occiddental. Eran tan importantes como hoy son las conexiones a internet o los móviles. Del traqueteo de sus letras, el ronco sonido de su rodillo y su timbre de bicicleta vieja se desprendieron millones de documentos, innumerables historias y seguramente incontables poemas dedicados al amor eterno”.

Esta historia sobre Jairo, un hombre que pinta con una máquina de escribir, empieza con música clásica y el efecto sonoro del tipeo de una máquina, que remonta al siglo XIX cuando fue inventado este artefacto. “Es un ejercicio interesante en términos de cómo arrancar una historia. No arranca contando de qué nos va a hablar un señor que hace obras de artes con la máquina, sino con la máquina de escribir misma, con las personas que aún trabajan con ella en el Palacio de Justicia, y luego va la historia”, dijo Ruiz.

Caminata nocturna - Radio Ambulante

“El hombre hablando en inglés por el parlante es mexicano, cien por ciento, y está disfrazado como oficial de la patrulla fronteriza de Estados Unidos. El U.S. Border Patrol, como le dicen en inglés. (...) El hombre hablando en español es cien por ciento gringo y vive en Estados Unidos. Ambos están en un pueblito mexicano donde todo está al revés. Nuestro guía en este rinconcito de Hidalgo, México va a ser el gringo, James Spring; lo vas a notar en su acento. Él quería ver cómo era caminar unos kilómetros en los zapatos de un migrante”.

Esta historia tiene una introducción por una persona distinta al reportero, James Spring, quien fue el primer hablante no nativo de español que narró una historia para Radio Ambulante. Ruiz destaca de este trabajo un recurso interesante: el uso de voces como sonido ambiente, que aparecen en medio de la música. 

Tres lecciones finales

  • “Una buena crónica es una historia que atrapa la atención del oyente, que hace que siempre quiera escuchar más”.
  • “Escuchemos mucho radio, mucho pódcast y hagámoslo como hace el mecánico cuando desbarata un carro: escuchemos con criterio de cómo está hecho, qué voces usan, qué sonidos ponen, qué hay detrás”.
  • “Parte de nuestro ejercicio como periodistas es ver quiénes lo hacen bien porque ahí podemos detectar y encontrar nuestra propia voz, nuestra propia manera de hacer las cosas”.

Sobre Yolanda Ruiz

Periodista egresada de la Universidad Externado de Colombia, con amplia trayectoria en prensa, televisión y radio. Galardonada en tres oportunidades con el Premio Simón Bolívar de Periodismo, entre ellos a Periodista del Año, en 2015.

Primera mujer en llegar al cargo de directora de servicios informativos y de noticias en las dos cadenas de radio más importantes de Colombia: Caracol y RCN. Ha entrevistado a protagonistas de los acontecimientos claves de los últimos 30 años en Colombia y el mundo.

Es responsable del Consultorio Ético de la Fundación Gabo, y reconocida como referente en las reflexiones sobre ética en el periodismo en tiempos de posverdad y redes sociales. Fue jefe de redacción de la revista Cromos, profesora en la maestría en Periodismo de la Universidad del Rosario y formadora de reporteros en terreno por una permanente vocación pedagógica. Actualmente es directora nacional de noticias de RCN Radio y conductora del programa RCN Noticias de la Mañana.

Sobre el taller ‘¿Cómo se escribe para el oído?: lenguaje y producción para radio’

Esta actividad se realizó en el marco del Festival Gabo 2020, el cual es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina, y a la alianza de la Fundación Gabo con la Alcaldía de Medellín.

Se realizó de manera virtual el lunes 23, martes 24 y miércoles 25 de noviembre de 2020, con la participación de 20 periodistas de 6 países de Iberoamérica.

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