- Pintados en 1985, retratan a García Márquez; fueron donados por Enrique Barón, viudo de la artista.
- Una de las piezas incluye una flor amarilla y una garita de Cartagena, ciudad donde reposan en la sede de la Fundación Gabo.
Dos retratos de Gabriel García Márquez pintados por la artista española Sofía Gandarias (1957-2016) fueron donados a la Fundación Gabo, en Cartagena, a donde su autora quería que reposaran. Ambas piezas datan de 1985, están hechas al óleo –como el grueso de la obra pictórica de Gandarias– y pertenecen a una serie, Presencias, que la pintora realizó a lo largo de su vida en homenaje a la cultura y la literatura iberoamericana, y en la que figuran retratos de Gabriela Mistral, Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Julio Cortázar, entre otros.
Iniciada en 1978, la serie recibió comentarios y elogios de muchos de los retratados, como el escritor y nobel portugués José Saramago, que dijo: “Más que simplemente pintar retratos de figuras llamadas públicas, lo que Sofía Gandarias hace es convocar uno a uno a los habitantes de su memoria y de su cultura”. Según Enrique Barón, viudo de la pintora con quien vivió más de treinta años, Gandarias decía que cada cuadro debía estar en su sitio, ya fuera en museos, bibliotecas, fundaciones, universidades o casas culturales. Así, los retratos de Cortázar y Juan Rulfo se encuentran en la Cátedra Cortázar de la Universidad de Guadalajara, y uno del poeta Pablo Neruda fue trasladado por la propia pintora a Isla Negra, en Chile. Un retrato de César Vallejo fue llevado al Perú de manera póstuma, así como el de Gabriela Mistral, que decora la Biblioteca Nacional de España. Todo esto, como parte de una labor que comenzó la artista y continúan Enrique Barón y Alejandro, hijo de la pareja, custodios del legado de Gandarias.
Los cuadros que ya son propiedad de la Fundación Gabo desde enero pasado tienen medidas de 61 x 50 cm y 130 x 97 cm. El primero, que, según Barón, García Márquez llegó a conocer, es un retrato del escritor, que aparece con cabello y bigote entrecanos, y traje negro. La artista lo pintó como preparativo de la pieza más grande, también en tonalidades ocres y oscuras, con un García Márquez que preside la composición en la parte superior izquierda acompañado de dos elementos propio de su mundo: una flor amarilla en primer plano, y al fondo una garita de la ciudad amurallada, en Cartagena.
La pintora, autora de unos 750 cuadros, conoció al escritor colombiano en 1993 en Aquisgrán (Alemania), en la ceremonia de concesión del Premio Carlomagno al expresidente del gobierno español Felipe González. Hay una fotografía en la que figuran las dos parejas: García Márquez con su esposa Mercedes Barcha y Sofía Gandarias con Enrique Barón, en un evento en España. Sobre el proceso de creación, Barón dice que Sofía “estudiaba muy cuidadosamente no sólo la biografía del personaje que le interesaba, sino también su obra”. Algunos, como el escritor paraguayo Augusto Roa Bastos, posaron para sus pinturas. En las páginas de Presencias –que es también un libro– se presentan los cuadros con fragmentos de la obra de los autores y autoras retratados. En la sección dedicada a García Márquez aparece el memorable inicio de Cien años de soledad: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento…”
Gandarias realizó estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde se tituló como profesora de dibujo y, posteriormente, como licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense, de la misma ciudad. Su obra descansa en numerosos museos de España y otros países de Europa y Latinoamérica. Otras de sus series destacadas son Kafka el visionario y El coloquio de los perros, inspirada en una de las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes. En su pintura se ha apreciado la influencia del renacimiento italiano y de artistas como Diego Velázquez, el Greco y Francis Bacon.
“Los retratos de Sofía Gandarias no se limitan a ser homenajes celebratorios a los personajes elegidos. Son un acto, sí, de reconocimiento de esos personajes representativos en lo que tienen de humano. Pero también, y principalmente, un acto de conocimiento de sí misma a través de esas figuras pintadas a pequeños golpes de soledades y encuentros”, dijo Roa Bastos sobre Presencias. “Un relato abierto y un relato río”, afirma Barón sobre estos cuadros que formaron parte de casi toda la trayectoria de la pintora y al que se iban incluyendo nuevas piezas cada cierto tiempo.
“Yo recibía mis libros y ellos mi mirada, y yo construía un un mundo con ellos y con mi mirada”, sostuvo la artista en un evento de presentación de Presencias. No muchos años después, dos de esas piezas aterrizan en los archivos y tesoros de la Fundación Gabo, que García Márquez creó en 1995 en Cartagena.