Cómo vertebrar el caos: 4 técnicas de Daniel Lizárraga para organizar información en un reportaje investigativo
23 de Marzo de 2018

Cómo vertebrar el caos: 4 técnicas de Daniel Lizárraga para organizar información en un reportaje investigativo

El periodista mexicano repasó sus experiencias investigativas en los últimos días del taller ‘Investigar la basura’.
Ángel Unfried

La gran cantidad de información reunida a lo largo de varios meses e incluso años de investigación constituye una materia prima valiosa, pero también difícil de manejar. En las dos últimas sesiones del taller Investigar la basura, Daniel Lizárraga repasó experiencias de investigación en las que tuvo que valerse de diferentes técnicas para ordenar el material y empezar a hilar la estructura de la narración.

En todos los casos, el proceso empieza con la definición de una hipótesis que ayuda a delimitar la investigación en el tiempo y el espacio. Cada hipótesis reúne una serie de elementos: lo primero es identificarlos de manera independiente e investigar cada uno de ellos a fondo, lo siguiente es desentrañar la forma en que se relacionan para comprender el problema de manera sistémica. Tableros llenos de líneas de colores dan cuenta de la manera en que el equipo arma ese tejido de vínculos y continuidades.

La parte por el todo

La primera investigación analizada por Lizárraga le sirve como pretexto para aclarar varias cosas que no deben hacerse. En 2014, el equipo de Lizárraga emitió un controversial caso en Noticias MVS: Cuauhtémoc Gutiérrez, diputado del PRI e hijo de uno de los magnates de la basura en Ciudad de México, había montado un equipo dedicado a reclutar jóvenes entre 18 y 32 años para que le prestaran servicios sexuales en las instalaciones del Movimiento Territorial del PRI, servicios que eran pagados con dineros públicos. Menos de una hora después de la emisión, Gutiérrez de la Torre fue destituido del cargo. Sin embargo, no hubo mayores consecuencias para el partido o para otros implicados. “Nos ocupamos del caso particular, descabezamos al responsable, pero no apuntamos a una descripción sistémica del problema”, reconoce Lizárraga.

Enviaron a una periodista encubierta que, tras semanas de preparación, asumió el riesgo de meterse en la sede del Movimiento Territorial. Tras recibir una detallada inducción sobre sus funciones al servicio de Gutiérrez, llegó hasta el punto en que parecía inminente que debía “prestarle sus servicios” en su primer día de trabajo. La periodista logró salir del lugar gracias a una llamada falsa del rector del colegio de su hijo. A pesar de haber puesto el ojo sobre un caso de interés público y haber tomado los riesgos de esta investigación encubierta, cometieron tres errores  que afectaron su impacto: acusaron a Gutiérrez de tener una “red de prostitución” y esta imprecisión de términos debilitó el rigor de la investigación ante las autoridades; no fueron suficientemente enfáticos en el origen de las acusaciones por parte de las reclutadas y ello dio lugar al argumento de que se trataba de una persecución personal, y por último, no ahondaron en la ruta del dinero que estaba en juego, un camino que les hubiera permitido alcanzaran la comprensión sistémica del caso.

Por estos errores metodológicos y formales, una investigación que podría haber arrojado luz sobre un asunto estructural acabó llegando solo al impacto de una noticia escandalosa, cuyas consecuencias a mediano plazo hoy son cuestionables ante el paulatino regreso de Gutiérrez a la vida pública.

Árboles y contratos

En 2011, Daniel Lizárraga publicó en la revista Proceso los artículos Calderón compra y compra, pero no declara y El encanto de ser expresidentes. El primero se ocupaba de las propiedades que Felipe Calderón había adquirido sin declarar, en particular una casa que había ampliado a través de 11 remodelaciones no reportadas. El segundo, sumaba al caso de Calderón los de Vicente Fox y Carlos Salinas de Gortari. Uno de los párrafos iniciales revela el curso de la investigación: “Hay tres maneras de pertenecer a la socialité mexicana: tener un apellido de abolengo que venga desde principios del siglo pasado, pertenecer a una de las familias de empresarios poderosos o estar bajo el cobijo de la nobleza política compuesta por las familias de los ex presidentes”.

Esta investigación se construyó enfrentando árboles genealógicos de esa socialité con registros públicos. “Los árboles genealógicos se pueden tomar de fuentes como revistas del corazón: los políticos son aspiracionales, quieren codearse con los millonarios; por eso van a eventos de beneficencia y les gusta aparecer en las fotos. La red de amigos de quienes estamos investigando coincidirá en algún punto con los registros públicos: el trabajo consiste en tejer dos tipos de telarañas que se van uniendo hasta desnudar los vínculos. Tan pronto encuentren un nuevo nombre tienen que indagar en registros públicos. A través de ellos se puede llegar a los prestanombres”, recomienda Lizárraga.

Líneas de tiempo paralelas simultáneas

Dos de las más resonantes investigaciones publicadas por Lizárraga y su equipo comparten una estructura necesaria para sortear la complejidad y diversas capas de los temas. En el caso de La casa blanca de Peña Nieto, se definieron cuatro líneas de investigación: la construcción de la casa (el deber ser y cómo fue realmente), la historia de amor entre el entonces candidato presidencial y su esposa Angélica Rivera, la carrera política de Peña Nieto y los contratos del Grupo Higa (contrato por contrato, obra por obra).

Cada investigador del equipo trabajó una línea, cuando estaban completas comenzaron a cruzarlas. La estructura es primordialmente cronológica, pero tiene pequeñas variaciones hacia atrás y adelante, en un movimiento pendular que vincula todos los elementos. Así, la historia va avanzando con una narrativa que conserva la gracia del chisme de revista del corazón, pero con todo el trasfondo y rigor que aporta una investigación sólida.

Este rigor no solo consistió en solicitar y revisar documentos sino también en la generación de datos previamente inexistentes. Tal es el caso del valor de la polémica casa (alrededor de 7 millones de dólares), que fue deducido con un peritaje profesional a partir de todos los documentos disponibles y datos reunidos con proveedores.

Otra historia que por su complejidad requirió trazar líneas de tiempo paralelas y cruzarlas fue la investigación sobre el impacto de Odebrecht en México. En este caso resultó clave tomar como referencia los hechos ocurridos en Brasil y otros países del continente, al igual que cruzar el monto de los sobornos con cifras de contratos para calcular la rentabilidad del negocio corrupto.

Sabuesos de documentos

En estas dos últimas investigaciones, uno de los principales recursos es la búsqueda de documentos. Al respecto, Lizárraga apunta: “Nos hemos acostumbrado a ser reporteros de escritorio. En investigaciones como estas es indispensable sumar el reportero tradicional con el reportero de registros públicos. Solo así es posible ir armando los vínculos y cerrar el rompecabezas. El acceso a la información puede ser el elemento disparador, la columna vertebral o la conclusión de la investigación. Depende de a dónde quieras llegar. Lo importante no es la información que te dan, sino la forma en que tú la utilizas”.

A esta consideración general, añade una serie de recomendaciones al momento de solicitar documentos e información pública.

  • Es necesario haber avanzado en la investigación antes de hacer las solicitudes: saber qué vas a preguntar y cómo. Si no es clara esta solicitud te ponen a dar vueltas y te dan papeles que no son. Lo importante es hacer tiros de precisión.
  • Es recomendable hacer la misma solicitud de información a dos o más instancias del Gobierno en los mismos términos y el mismo día, para poder contrastarlas.
  • A veces conviene hacer solicitudes para “perder”: pedir una información que sabes que no existe para confirmar que alguien miente u oculta algo al respecto.
  • Hay que revisar la legislación de acceso a la información de cada país: si es una licitación, revisar la convocatoria.
  • Al mirar los contratos, es necesario detenerse en cada dato, cada firma, cada fecha; ver la letra pequeña.

Esta solicitud de documentos no puede limitarse a la revisión de los contratos. Lizárraga subraya que “los contratos son el cierre de un acto de corrupción, y en vista de que los corruptos saben que muchos ojos recaerán sobre ellos los hacen con sumo cuidado. Por eso, mirar solo los contratos suele no ser suficiente, hay que remitirse a todo el proceso de administración pública de la contratación, tanto el antes como el después: ¿entregaron el servicio? ¿cómo lo entregaron? ¿a quién se le pagó?”. Una nueva referencia a la forma en que los corruptos aprenden de quienes los investigan, por lo cual quienes investigan tienen que abrir caminos alternos para revelar sus fallos.

Sobre el taller Investigar la basura

El taller Investigar la basura es realizado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, la Iniciativa Regional para el Reciclaje Inclusivo (IRR) y la Alianza Latinoamericana para la Tecnología Cívica ALTEC, con el apoyo del Centro Ático de la Pontificia Universidad Javeriana.

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