Cambio climático y sociedad civil: cómo democratizar la agenda ambiental
9 de Mayo de 2024

Cambio climático y sociedad civil: cómo democratizar la agenda ambiental

Expertas y activistas dialogaron sobre los desafíos que enfrenta la ciudadanía para movilizar la lucha contra el cambio climático y cómo hacer de las COP espacios más inclusivos.
Tina Alvarenga, Tais Gadea, Nicki Becker y Charlotte Scott.
Marcela Madrid

¿Por qué hablar de cambio climático en contextos marcados por la pobreza y la desigualdad? “Justamente porque, si hay algo que hace el cambio climático, es profundizar las vulnerabilidades existentes”. Así inició Tais Gadea, periodista argentina especializada en medio ambiente, la charla virtual Los impactos del cambio climático en la desigualdad y la democracia: cómo democratizar la agenda climática. Junto a ella, las expertas Tina Alvarenga (Paraguay), Charlotte Scott (Sudáfrica) y Nicki Becker (Argentina) compartieron las estrategias de la sociedad civil para incidir en la agenda climática global y asegurar que las comunidades más afectadas sean escuchadas. 

Esta discusión hizo parte del segundo ciclo de ConversAcciones que organizan Oxfam y la Fundación Avina, con el apoyo de la Fundación Gabo, y que buscan construir agendas de acción hacia democracias más igualitarias.

Los desafíos 

Las panelistas iniciaron conversando sobre los retos que enfrentan desde sus regiones y sectores para movilizar la agenda climática. Nicki Becker, cofundadora de Jóvenes por el Clima Argentina, habló sobre la situación de su país desde la llegada a la presidencia de Javier Milei, quien abiertamente se ha mostrado como un negacionista del cambio climático. “Estamos en un momento en que la participación no se trata de aumentar las políticas ambientales, sino de evitar retroceder en las legislaciones que ya tenemos”, se lamentó. Para ilustrar el problema, explicó cómo el gobierno ha intentado modificar leyes como la de bosques o la de glaciares para hacerlas más flexibles a la entrada de la deforestación. Además, explicó que los cambios en otros sectores, como la desfinanciación de la universidad pública o los despidos en el sector científico, pueden tener efectos indirectos en la lucha contra el cambio climático. 

Por su parte, Tina Alvarenga, representante de la Articulación de Mujeres Indígenas del Paraguay (MIPY), expresó su preocupación por la manera como los territorios indígenas biodiversos están siendo amenazados por proyectos que buscan romper el equilibrio ambiental y cultural: “No estamos proponiendo quedarnos en el pasado, pero creo que tenemos que buscar nuevos modelos de desarrollo no extractivistas”. En este contexto, los pueblos indígenas se han unido en luchas comunes más allá de las fronteras, pero sus voces siguen siendo ampliamente ignoradas en la toma de decisiones a pesar de que mundialmente protegen el 80% de la biodiversidad. 

Finalmente, Charlotte Scott, de la alianza Voces por una Acción Climática Justa, citó un informe de la organización Civicus para explicar cómo la sociedad civil a nivel global está viviendo un momento desafiante por cuenta de los gobiernos de corte autoritario que reducen los espacios de participación de estos sectores independientes. En paralelo, la financiación internacional a la lucha contra el cambio climático se ve cada vez más reducida por parte del Norte hacia el Sur Global. También destacó como un reto el hecho de que los espacios de movilización ambiental se han digitalizado desde la pandemia y esto ha llevado a la exclusión de los sectores más afectados. 

La sociedad civil en las COP

La conversación luego se centró en analizar el rol de la sociedad civil en las conferencias anuales de la ONU sobre cambio climático (COP). Aunque la COP surgió inicialmente como un encuentro de los Estados que han firmado la Convención Marco de Naciones Unidas contra el Cambio Climático (CMNUCC), para Scott es clara la importancia de que se sumen otras voces además de los Estados: “Es importante que no solo haya voces estatales, porque eso implicaría que cada Estado tiene un proceso democrático perfecto y sabemos que esos espacios son imperfectos”.

Tais Gadea planteó que, si bien la participación de los sectores ciudadanos en las COP ha ido creciendo exponencialmente, en ocasiones su rol en estos espacios no es tan claro y termina teniendo poco impacto. Para evitar que esto ocurra, Nicki Becker y Tina Alvarenga coincidieron en que es indispensable tener una preparación previa y definir cuáles serán los mínimos para dialogar con los delegados de los estados. “Después de años de participar en espacios internacionales me di cuenta de que si no nos preparamos desde antes de salir de nuestros países, estar en ese lugar no es muy efectivo”, aseguró Alvarenga.  

A pesar de que el Sur Global sufre en mayor medida los efectos devastadores del cambio climático, el 73% de las organizaciones registradas como observadoras en la COP provienen de países industrializados del norte global, reveló Charlotte Scott. Para los participantes del Sur Global que logran obtener un espacio, los retos son diversos: el lenguaje (es necesario hablar uno de los idiomas oficiales de Naciones Unidas), la complejidad técnica, la dificultad de representación de comunidades enteras por una sola persona, entre otros. Alvarenga puntualizó en los retos para las mujeres indígenas: “La participación de las mujeres indígenas es muy baja por las barreras para ser reconocidas y registradas. Es toda una burocracia. Podemos ir en alianza con otras organizaciones pero debemos ser muy cuidadosas en que los principios de esas organizaciones coincidan con los nuestros”. 

Las panelistas coincidieron en que, si bien las COP son un escenario imperfecto, es necesario que ocurra ese encuentro anual de estados y ciudadanos de todo el mundo pensando en la lucha contra el cambio climático. “La cooperación internacional tiene que existir para frenar el cambio climático porque sabemos que ningún país se salva solo. Pero hay una idea errónea de que en una COP se va a resolver todo, cuando no son para eso”, aseguró Nicki Becker.  

Entonces, ¿cómo aprovechar este espacio desde la sociedad civil? Formar alianzas es una estrategia clave, propuso Tina Alvarenga: “Las organizaciones ambientalistas y de defensa de los territorios tienen que seguir aunando esfuerzos con los pueblos indígenas, y no para los pueblos indígenas, estar abiertos a sumar nuestros conocimientos y experiencias en mitigación y adaptación al cambio climático”. Charlotte Scott coincide y recomienda tener presente que las COP son espacios para buscar consensos entre muchísimos actores con intereses distintos, “por ende debemos encontrar puntos comunes que quizá serán más débiles de lo que quisiéramos. Por eso debemos ver las COP como los pisos, no como el cielo de todo lo que quisiéramos alcanzar”.

Sobre el ciclo de ConversAcciones

Desde el 2021, Fundación Gabo, Fundación Avina y Oxfam LAC unen esfuerzos para crear espacios que permitan compartir las reflexiones y aprendizajes de la sociedad civil latinoamericana en su esfuerzo por fortalecer la democracia en la región. Dentro de estos espacios, en 2023 se realizó el primer ciclo de ConversAcciones, tres encuentros virtuales bajo la temática ‘De la imaginación a la acción: innovaciones democráticas en América Latina’. Las reflexiones y aportes que surgieron de ahí resultaron en la publicación del libro digital ‘Navegar la crisis democrática. Lecciones desde la sociedad civil latinoamericana’.

Este año, manteniendo la inspiración inicial, se realiza el segundo ciclo de ConversAcciones, esta vez en torno a una pregunta crítica: ‘¿Qué puede hacer la democracia frente a la tiranía de la desigualdad?’

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