“Si incomodas con tu cubrimiento, entonces debes estar haciendo algo bien”. Con esta popular máxima del periodismo, la crítica de medios Margaret Sullivan encabeza una de sus más recientes columnas para The Washington Post, donde critica la búsqueda del centro por la que generalmente opta el periodismo.
“¿Para quién es realmente bueno el enfoque de centro de los medios de comunicación?”, se pregunta Sullivan, a lo que responde “ciertamente, no es el público, ya que los lectores y espectadores se benefician cuando se exponen puntos de vista sólidos pertenecientes a todo el espectro del pensamiento político”.
En su columna, que es realmente una crítica a la forma en que los noticieros de televisión suelen invitar a un analista de derecha y a uno de izquierda para parecer equilibrados en su explicación de las noticias, Sullivan sostiene que de todas formas, la imparcialidad sigue siendo un valor que vale la pena defender en la cobertura de noticias general… pero para ella, no está bien “querer parecer equilibrados sin tomar riesgos”.
Como respuesta a su columna, David Leonhardt, crítico de medios de The New York Times, escribió admitiendo que se sentía inspirado por el planteamiento de Sullivan en contra de la falsa búsqueda de la objetividad y el centro político de los medios, razón por la cual identificó seis sesgos que pueden afectar la labor periodística, a saber:
• Sesgo centrista
Este sesgo a menudo excluye las opiniones políticas más extremas, que pueden provocar reflexiones válidas, tanto de izquierda como de derecha. Sullivan también menciona un problema relacionado: culpar a ambas partes por igual, incluso cuando no lo merecen.
Brian Fallon, estratega demócrata, recientemente describió este problema como “un esfuerzo por presentar al periodista como más merecedor de la confianza del público que sus líderes electos. Esto es un acto político, y representa también un sesgo".
• Sesgo de riqueza
Los medios de comunicación no solo están sesgados hacia el centro. A menudo confunden el centro con opiniones que son en realidad las de los ricos. ¿Por qué existe este sesgo? Los periodistas nacionales, los que a menudo establecen la agenda, pasan una buena cantidad de tiempo con gente adinerada, y los periodistas que trabajan para cadenas nacionales tienden a ser más ricos que la mayoría de los estadounidenses.
• Sesgo por lo nuevo
Los periodistas a menudo confunden la novedad con la importancia. El problema se esconde en el nombre del producto: "Noticias". Con demasiada frecuencia, enfatizamos historias relativamente triviales, como los candidatos que se insultan entre sí, sobre otros temas más importantes, como la política fiscal de los candidatos, como argumenta Jay Rosen de la Universidad de Nueva York. En los debates presidenciales de 2016 en Estados Unidos, por ejemplo, los moderadores ignoraron casi por completo el cambio climático.
• Los mismos sesgos que afligen al resto de la sociedad
Desde el sexismo en los informes políticos, hasta el racismo en la cobertura de delitos, los medios de comunicación a menudo sufren los mismos prejuicios que la ciudadanía en general. Pero ciertamente podríamos estar haciendo más para contrarrestar este problema. Las voces femeninas y no blancas siguen estando subrepresentadas en las principales publicaciones.
• Sesgo liberal
La mayoría de los periodistas más populares se inclinan hacia la izquierda. Los reporteros políticos suelen ser lo suficientemente profesionales como para evitar que estas opiniones afecten su cobertura. En cambio, es más probable que sufran de centrismo exagerado. Pero la cobertura basada en temas existe un sesgo liberal. La reforma educativa, la frecuente hostilidad de los medios hacia las escuelas privadas, es un ejemplo.
• Sesgo conservador
Fox News y la radio hablada son una parte tremendamente influyente de los medios de comunicación. En Estados Unidos, se inclinan hacia la derecha y, a menudo, presentan a sus lectores información engañosa o totalmente falsa, como lo son las teorías de conspiración .
Gran parte de los medios de comunicación, locales y nacionales, reporteros y columnistas de opinión, se esfuerzan por contar las historias con precisión y se corrigen cuando se equivocan. Pero otros no lo hacen. Por eso es mejor para la democracia un medio falible y auto-reflexivo, incluso con todos los sesgos arriba enumerados, que un medio que solo se dedica a hacer propaganda política.