El pasado 29 de septiembre se realizó en la ciudad de Mocoa, Putumayo, el tercer taller del ciclo ‘La industria petrolera como asunto periodístico’, organizado por la FNPI - Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, en alianza con Consejo de Redacción (CdR) y la Asociación Colombiana de Petróleos (ACP).
Más de 20 periodistas y comunicadores sociales de Mocoa, Puerto Asís, Pasto, Ipiales, Villa Garzón, entre otros, se reunieron en torno a la discusión, planteamiento de problemáticas y capacitación para el cubrimiento de temas relacionados con la industria petrolera en Colombia.
Marcelo Franco, periodista, investigador y docente argentino, experto en comunicación digital, fue el maestro encargado de guiar a los periodistas sobre cómo se investiga, narra y comparte información local y sensible en tiempos de medios, redes y plataformas digitales.
Lo entrevistamos sobre el cambio que han vivido periodistas y medios tras la disrupción tecnológica durante el último siglo; el papel de los periodistas en la construcción de agenda en los medios; el cubrimiento de fuentes relacionadas con la industria petrolera; y el oficio periodístico.
¿Cuál ha sido el principal cambio que ha traído la disrupción tecnológica en el periodismo local?
La disrupción tecnológica no trajo un cambio. Tiene efectos multidimensionales: uno, sobre la forma en que investigamos, narramos, compartimos periodismo; dos, sobre la relación histórica que el periodismo tiene con las tecnologías; y tres, sobre la dimensión económica de la gestión de un proyecto o un emprendimiento periodístico.
Hoy internet se ha ubicado en el centro de esas tres dimensiones del periodismo y obliga a replantear la estrategia local, nacional, global de un proyecto periodístico. Quizás a escala local internet sea una herramienta que empieza por ser adoptada para la investigación invitando a la audiencia a ser parte de la investigación.
Y creo que es más útil a niveles de periodismo local, más de lo que pueda ser a niveles nacionales, donde para las empresas a veces se convierte en un desafío, cuando no en un problema.
A escala de comunidades más pequeñas, quizá el tránsito de las viejas tecnologías a estas nuevas tecnologías no sea tan traumático, porque no habían alcanzado unos tamaños tan grandes. En consecuencia, no tenían esas plantillas y no necesitaban de unos presupuestos tan altos.
Mantener una emisora de radio o televisión o periódico son operaciones de menor escala económica, y esas pequeñas organizaciones están acostumbradas a cacharrear. El mundo digital trae entonces menos trauma para quienes ya saben de las dificultades del cacharreo. En cambio, las grandes organizaciones que se habían acostumbrado al confort de algunas relaciones demasiado cercanas al poder, o en algunas ocasiones, demasiado generosas con la pauta publicitaria. Ahora que el poder no les resulta tan amistoso, o la pauta no fluye, con los mismos volúmenes, a las mismas velocidades, tienen un problema mayor.
¿Cuándo una noticia local puede tener implicaciones globales?
Asuntos globales tienen repercusión local, y los asuntos locales afectan intereses o alcances globales cuando no hay una regla fija. De repente, la economía que pueda tener un país pequeño, alejado de los centros financieros, pueda desatar el inicio de una crisis que termina por alcanzar el centro; un episodio dramático en un territorio lejano puede llamar la atención a una audiencia metropolitana a veces de manera sincera, a veces porque la agenda de los medios no tiene una alternativa, o se instala ese asunto porque no hay otro. Es menos sincero el interés en esos casos, pero sucede muy a menudo.
¿Cómo es la dinámica de instalación de intereses en las agendas de medios?
El periodismo tiene que replantearse su relación con los medios. Estamos demasiado acostumbrados a creer que son lo mismo, y no estoy seguro de que sean lo mismo.
El nombre de nuestra profesión hace referencia a la frecuencia con la que aparecía el soporte gráfico con el que hicimos nuestro trabajo por mucho tiempo. El periodismo se llama así porque nuestro oficio usaba los periódicos, o los periódicos dieron lugar a periodismo. De cualquier manera, este periodismo y los periódicos no son lo mismo.
Hay un momento en el que el periódico pasa a ser un medio masivo financiado por la publicidad, y en un momento esa relación pone a los periódicos en la órbita de la radio y la TV, y el periodismo va detrás de los medios impresos, pero la que tiene el comando de la instalación es la publicidad, que entonces influye al decidir los presupuestos sobre los géneros, y una parte del periodismo termina por aceptar la reglas del juego del entretenimiento, que es el contenido natural de la radio y la TV. Y algunos periodistas terminamos haciendo info-entretenimiento, más que periodismo.
Quizás parte de la disrupción sea entender que tenemos que vivir fuera de los medios, que hacer periodismo no necesariamente significa hacer medios, en el sentido en que se lo entendió durante todo un siglo. Los tiempos cambian.
El periodismo es encontrar un proceso de tres etapas: la investigación, la narración, y una vez hecha la narración, tienen un momento social, que es cuando alcanza su punto de relevancia. No hay un buen periodismo sin relevancia. Tiene que haber calidad relevante, y eso es compartir la información.
¿Mediante qué se comparte? No está definido a priori. Puede ser la tecnología antigua, o de la tecnología presente; puede ser un medio que tenga un alcance comunitario o social, pero no necesariamente tradicional, mucho menos impreso.
¿Y cuál es el modo de sustentar todo eso? No tiene porque ser la publicidad el mejor ni el único medio. Tampoco el subsidio público. Puede ser la contraprestación en dinero con el público/audiencia. Puede ser bajo un modelo de utilidades económicas, o u modelo sin fines de lucro; un periodismo sin fines de lucro no quiere decir un periodismo pobre, o sin presupuesto. Quiere decir un periodismo sin codicia, porque no se propone utilidad, facturación, y, sobre todo, el fin en sí mismo de las empresas publicitarias, rentabilidad.
La rentabilidad le agrega una presión extra a la operación económica y sobre todo financiera de un proyecto periodístico. Entonces, ¿es la empresa de gran escala la única manera de hacer buen periodismo? Definitivamente, no.
¿Cómo abordar temáticas que tienen que ver con asuntos petroleros, cuando esta es una industria que busca ante todo rentabilidad?
La dimensión financiera del asunto petrolero es una de varias dimensiones que una matriz periodística inteligente debería abordar. Las otras dimensiones son gubernamentales, comunitarias, sociales, ambientales. No hacen falta los presupuestos de la industria petrolera para hacer cobertura o inmersión periodísticas sobre el asunto petrolero.
Me parece que no es diferente al abordaje que necesita cualquiera de los otros asuntos que impactan en la vida de la sociedad. Sí creo que los periodistas que hoy disponemos de algunas herramientas o rutinas digitales podemos hacer un periodismo a partir de la interpretación de cuáles son las posibilidades y los alcances de esas herramientas y de esas rutinas digitales.
Podemos hacer un periodismo colaborativo con la audiencia, podemos conversar sobre los temas de impacto comunitario con la audiencia, mientras estamos haciendo nuestra investigación. No solamente cuando la hemos terminado y presentamos el producto final.
En última instancia, la relevancia, que para mí es la razón de ser del periodismo, no es un mérito del periodismo; es un reconocimiento de la comunidad. Es un bien público que gestionamos bajo la tutela de la comunidad. No es privatizable; no es sino un ejercicio de un derecho en aceptación de los deberes. Entonces el periodista es un ciudadano con todos los derechos de los demás ciudadanos, y con más deberes de los demás ciudadanos.
Esas obligaciones son éticas y técnicas, porque lo que ejercemos es una curiosidad por cuenta propia y por cuenta ajena. No se debería hacer reportería solamente porque me interesa el tema petrolero, sino porque el tema debería ser, y es, interesante para la comunidad en la que hago periodismo. Y digo “debería” porque la atraviesa o la afecta de manera en la que es consciente o todavía no es consciente.
Yo no creo en el heroísmo del periodista. El periodista es heroico a partir del mérito de sus fuentes. La calidad periodística reside más en la variedad y en la diversidad con la que elige a sus fuentes, que son quienes después corren los riesgos y con los méritos de lo que se reconstruye noticiosamente.
El periodismo, quizás por influencia de ciertas conductas mediáticas, ha pretendido un lugar de una soberbia alejada de la realidad, que a mí no me ha parecido en el pasado un lugar digno del periodismo. Y si el periodismo se ha caído de ese lugar por autocrítica o porque lo bajaron de ese lugar, yo no tengo sino alegría porque no estemos en ese lugar.
¿Qué desafíos puede plantear una industria como la petrolera? No podemos usar la herramienta de la simplificación para abordar una realidad compleja. Podemos ser simples, pero no simplificados. Eso es irresponsable. A veces la soberbia se manifiesta en una pretensión de autosuficiencia, y los periodistas no somos técnicamente autosuficientes, tenemos que asociar el talento de un economista, un sociólogo. ¿Qué problema habría al hacerlo? Podemos invitarlos a ser nuestros socios, y colaboradores en un proyecto abierto. Me parece que esos son unos desafíos que habría que empezar por imaginarlos.
Yo creo que a veces no tenemos ni siquiera la voluntad de pensar que el periodismo puede ser hecho de manera diferente a la figura heroica con la que nos hemos malacostumbrado en algunos casos. Y entonces nos cuesta pensar en ser parte de equipos que se armen y se desarmen para llevar adelante un proyecto en los que no haya una autoridad concentrada en un líder que se llame editor. Porque en las organizaciones del pasado había criterios de jerarquización de las noticias que imponían un funcionamiento militarista fabril.
Hoy podemos pensar en organizaciones con otro diseño, con la circulación de la autoridad que se llama conocimiento, que no necesariamente pone por encima a unos conocimientos de otros conocimientos. Quizás hoy el periodismo está sucediendo de maneras no del todo perceptibles o aceptables desde miradas tradicionales, descentralizadas, orgánicas, y nos cuesta interpretarlo y aceptar que quizás el acceso de esas personas a la proximidad de las noticias sea un multiplicador de la conversación, de participación comunitaria en los temas, y en esa medida, nos cueste perder el centro como los administradores de la agenda o de la opinión pública.
No es problema de las audiencias, es problema de unos periodistas que no aceptamos pensar las cosas de manera diferente. Hoy las libertades de expresión y de identidad, y de participación no transcurren bajo el impulso o bajo el permiso de los periodistas, ni de los medios periodísticos. Y es muy bueno que sea así. Quizás haya algún mérito de los periodistas, o de los medios, aunque sea así, aunque no disfrutemos de los beneficios.
En última instancia la nuestra es una profesión humilde, por qué habría de dolernos no ser reconocidos con el prestigio si se están cumpliendo los objetivos, y se están instalando nuestros valores, ¿solamente porque no gozamos de la fama? Eso confirma mi idea de que quizá estamos intoxicados de ‘mediatismo’. Yo prefiero el periodismo a los medios.
¿Qué es lo que más le gusta del oficio periodístico?
El oficio periodístico se completa con la relación con el público. No hay periodismo en soledad. No hay periodismo de escritorio. No hay periodismo genial. No hay periodismo sin escucha. No hay periodismo sin conversación. Eso es lo que me gusta, eso es lo que me parece que transforma a la sociedad. Si eso en algún momento se llamó periodismo, o en eso algo ayudó el periodismo, lo que me gusta es que vuelva a cada vez que sea posible a suceder algo parecido.
El entregable del periodismo puede cumplir con las características de los géneros consagrados del periodismo, o puede suceder bajo unas formas que no figuran en los manuales, o que no reciben los galardones en los premios, pero yo percibo que allí hay algo de periodismo.
Cuando una persona habla con otra persona, y contextualiza lo que le está diciendo, yo creo que está haciendo algo que para mí se llama periodismo. Aunque eso no vaya a parar en un periódico, no vaya a recibir un premio, y no trascienda de un intercambio entre dos personas, se está haciendo algo para lo cual me gustaría que existiera un verbo, porque el periodismo es como un sustantivo. Pero, y ¿cómo es el verbo del periodismo?
El ‘periodistiquear’. Esa persona estaría ‘periodistiqueando’, porque está haciendo periodismo, no por el resultado, sino por el proceso, pues, es un proceso similar al que hacemos los periodistas para llegar al periodismo. Sin embargo, también es periodismo, también es periodístico. Lo que pasa es que no tenemos un verbo, porque nacimos como un nombre representativo de un soporte y lo que importaba era el proceso de utilización de ese soporte, y en realidad, la diferencia entre el papel y la tina manuscrita e impresa, no era el resultado solitario de la escritura, sino la circulación abierta hacia la conversación comunitaria.
Entonces, para mí lo que sucedía en aquel periodismo y lo que sigue sucediendo cuando percibo periodismo no es que esté hecho sobre un soporte, sino que cumpla con ese destino de conversación social.
Sobre Marcelo Franco
Maestro de la FNPI. Es director de la Maestría en Periodismo de la Universidad Icesi, Cali (Colombia). Gerente de estrategia de contenidos de Clarín Global. Fue editor jefe de Clarín.com y consultor en comunicación interna para empresas de la Organización Techint. También fue director del equipo periodístico multimedia que obtuvo la primera edición del Premio Cemex + FNPI en la categoría Internet (2004), otorgado por la FNPI.
Sobre el taller La industria petrolera como asunto periodístico
Durante el taller de ocho horas los periodistas recibieron consejos y herramientas de Marcelo Franco, y de expertos del periodismo de investigación como Nohora Celedón, colombiana experta en el cubrimiento de la industria petrolera; y Óscar Escamilla, experto en búsqueda de data.
El siguiente taller de este ciclo de cinco se realizará en Villavicencio el próximo 24 de noviembre. El cierre de inscripciones es el 14 de noviembre. Posteriormente, el 1 de diciembre, se realizará el último taller del ciclo, en Barranquilla. Las inscripciones estarán abiertas hasta el 21 de noviembre.