En el argot colombiano, un ‘chicharrón’ es un tema que tiene los atributos de esa fritura difícil de digerir. Es un problema, algo a lo que no se le da una fácil resolución. Y, a simple vista, la Alianza del Pacífico pareciera un tema complejo. Por eso Ricardo Corredor, el director ejecutivo de la FNPI - Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, inició el Seminario periodístico Alianza del Pacífico explicando el símil y cómo el maestro mexicano Luis Miguel González, director editorial del diario El Economista, promete convertirlo en enseñanzas sencillas sobre cómo cubrir este tópico.
En el seminario –organizado en alianza con ProColombia y la Alianza del Pacífico– participan 15 periodistas provenientes de los países que conforman esta asociación desde 2014: Chile, Perú, México y Colombia.
Durante la primera parte los panelistas fueron funcionarios que ofrecieron una visión panorámica sobre los acuerdos transnacionales que involucran a los sectores público y privado, sus logros y retos. La viceministra de Comercio Exterior, Olga Lozano; el director general de la Unidad de Regulación Financiera del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, David Salamanca; el viceministro de Desarrollo Empresarial, Daniel Arango; la viceministra del Turismo en Colombia, Sandra Howard y el presidente del capítulo Colombia del CEAP, Martín Carrizosa, conformaron el panel.
La visión latinoamericana - institucional
Inspirados en la idea bolivariana de la América Latina unida en una sola nación, se crea la Alianza del Pacífico en el primer territorio mestizo de la historia de la humanidad. Así lo afirmó Martín Carrizosa, quien sugirió que del seminario deben salir las nuevas formas de contar el continente: “De esta experiencia tiene que salir la nueva narrativa de la Alianza del Pacífico. ¿Dejamos que la escriban los funcionarios o la vamos a empezar a escribir nosotros en conjunto con la academia, la empresa, los periodistas?”.
La Alianza del Pacífico se constituyó gracias al Protocolo Comercial que se firmó el 10 de febrero de 2014 y entró en vigencia el 1º de mayo de 2016. Incluye una mejora regulatoria, cooperación regulatoria y se centra en el comercio electrónico y las telecomunicaciones. Los principales logros de esta alianza en materia comercial han sido la cooperación regulatoria, la facilitación del comercio, el relacionamiento externo con enfoque en Asia, la armonización regulatoria en cosméticos y los avances significativos en la interoperabilidad de sus ventanillas únicas de comercio exterior y la libre circulación de servicios. Sin embargo, los participantes les preguntaron a los panelistas sobre esa idea etérea de un acuerdo que todavía no es entendido completamente por la sociedad.
A pesar de que este acuerdo intenta unir a la región, no es un impedimento para que los demás países puedan realizar las alianzas comerciales que consideren, según refirió la viceministra Olga Lozano: “La Alianza del Pacífico no es un matrimonio. No hay esa idea de caminar los cuatro como un gusano de cuatro patas que van en la misma dirección. Cada país puede tener su background, como Chile o Perú que han firmado más de 30 acuerdos de libre comercio”.
Los resultados todavía deben aterrizarse. Sin embargo, los funcionarios resaltaron los avances en materia turística que ha habido en los cuatro países, la expansión que ha ayudado a las empresas a internacionalizarse y la identificación de mercados emergentes que han permitido acercamiento a las PyMEs.
¿Qué podemos contar?
El maestro Luis Miguel González aprovechó la intervención de los funcionarios para extraer ideas para reportajes periodísticos que aborden el tema económico de una manera flexible porque, en sus palabras, “a pesar de que el periodismo económico trabaja con una riqueza estadística que otras disciplinas no tienen, el reto es pasar de las estadísticas a las historias, las personas, las imágenes”.
La Alianza del Pacífico es un pretexto para mirar cómo se está haciendo periodismo en la región. González habló de cuatro países que están descubriéndose y que pueden hacer conciencia de las oportunidades que tiene el periodismo de las grandes historias que pueden contarse. “La Alianza del Pacífico tiene un final incierto porque no estamos claros de qué va a pasar. Por eso el periodismo económico puede visibilizar lo invisible y es capaz de mirar al pasado y apostar hacia el futuro”.
Al preguntar cuáles son los temas económicos que han afectado a los países miembros, los participantes mencionaron uno que no estaba en los ejes temáticos del día: la migración venezolana. Desde ahí, se desprendieron algunas reflexiones en torno al oficio:
- Los funcionarios todo el tiempo están proporcionando estadísticas, pero no están contando historias. “Cualquiera puede contar lo que pasó ayer, pero pocos pueden contar lo que sucederá mañana”.
- Cuando hacemos periodismo nos enfrentamos con nuestros propios demonios. Ser consciente de eso nos permite verificar datos y temas. “Teniendo clara la cartografía de nuestros propios prejuicios tenemos claras cuáles son nuestras preguntas de investigación”.
- Los migrantes son esencialmente protagonistas de la vida económica aunque sea por una crisis política. “El discurso periodístico está entre lo que se dice y lo que podemos pasar a la realidad. ¿Cómo la realidad afecta nuestros planes?”.
- El periodista no debe confundir la seriedad con el aburrimiento. “Donde hay números, hay historias: podemos ser rigurosos sin ser aburridos, porque en la vida hay pocas historias tan fascinantes como las de cómo se generó la riqueza”.
- La abstracción, si no se vuelve tangible, no sirve para el periodismo. “Si en diez minutos podemos hacer cinco preguntas y no encontramos sustancia, es porque no hicimos las preguntas correctas”.
- El periodista tiene que preguntarse a quién le está hablando y cuál es el tono que usa. “El lector perdona casi cualquier cosa, puede hasta perdonar una mentira, pero no perdona el aburrimiento”.
- Es muy importante ganar la noticia, pero es más importante hacerlo con alma. “No trabajamos para la fuente y tampoco quiere decir que trabajemos en contra. Solo es una vía para llegarle al lector. Humanizar no quiere decir hacerlo cursi”.