Un incendio en el centro comercial Larcomar, en el distrito de Miraflores, en Lima, Perú, acabó con la vida de cuatro personas el pasado 16 de noviembre. Las investigaciones están en marcha, pero la noche del miércoles algo pasó.
El Ministerio del Interior difundió un comunicado que incluía un video donde se indicaba que el siniestro “podría” haber sido provocado. La palabra “podría” llamó la atención y sembró ciertas dudas. No es habitual que una institución emita un reporte bajo ese condicional, en una investigación además tan sensible. El incendio se produjo en la víspera del XXIV Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). El mismo Gobierno negó que el incendio haya sido intencional o que forme parte de un acto contra la cumbre.
El comunicado del miércoles cambiaba el escenario y, por supuesto, desató una preocupación inmediata. La misma Fiscalía de la Nación, en un tuit que fue borrado, discrepaba de cómo se estaba difundiendo la información como advirtió el periodista Luis Jaime Cisneros.
El video (en 24 horas superó las 60 mil visitas solo en el canal de YouTube de la institución) mostraba a un hombre en el centro comercial en “actitud sospechosa” cuando se producía el incendio. El ministerio pidió a la población identificar al sujeto y hasta ofreció una recompensa para los que ayuden a la “identificación plena de esta persona y su paradero”.
¿Cómo deben actuar los medios ante información de este calibre? ¿Deben los medios dar difusión al video y ayudar a cazar al presunto responsable? ¿Qué hacer?
Antes de difundir la información ‘oficial’, los periodistas deben recordar que se trata de una fuente, y por tanto se debe dudar. El tratamiento de este material ameritaba, al menos, que se supiera más detalles sobre el video, el hombre que allí aparecía y el tendencioso ‘podría’. ¿Acaso el ministerio sabía algo más? También los periodistas debimos habernos de preguntado qué pasaba si la persona del video era inocente: ¿Acaso no estábamos contribuyendo a exponerla innecesariamente?
El ‘podría’ debió ser tomado como una clarinada de alerta de que debíamos actuar con prudencia. Podría ser el asesino, podría ser el violador, podría ser el terrorista… Los comunicadores del Ministerio del Interior saben el daño que puede ser un condicional a una persona y a la investigación misma.
Por la mañana, el presunto responsable se presentó ante las autoridades para decir que no tenía nada que ver con el incendio y que trabajaba para una productora contratada por Larcomar.
¿Debían los medios publicar el video del Ministerio del Interior? Yo creo que no. Me dirán que la web del diario donde laboro difundió el material y responderé sin dar vueltas: Sí, se hizo. No hubo debate interno al respecto ante la urgencia. Que el ministerio deje abierta la posibilidad de un atentado era una tremenda noticia.
El error, de todos los que publicaron el video, fue asumir que al ser información oficial estaba bien. La responsabilidad recae en el ministerio, así que tranquilos todos. Clic, clic, clic. La noche transcurrió con Ministro del Interior, Larcomar y Basombrío -apellido del ministro- como trending topic.
Los usuarios en redes sociales mantenían opiniones divididas: algunos decían que no era la forma de buscar al presunto responsable del delito, mientras que otros se sumaron a la búsqueda alentada por el ministerio. Unos a otros pedían compartir el video, y otros también recordaban que el ministro había negado tajantemente que el siniestro fuera provocado.
Al margen de los resultados de la investigación, los medios deben ser cautelosos con la integridad de las personas, y ser parte de una cacería no es la mejor manera de informar. No se estaba buscando a un delincuente con probado prontuario policial. No se estaba buscando a un terrorista prófugo de la justicia. Se estaba buscando al PRESUNTO AUTOR de un INCENDIO que PODRÍA SER PROVOCADO.
El ministro ha dicho que volvería a actuar de la misma manera. Respeto su postura y no me sumaré de ninguna manera a los insultos en la red, sin embargo, ya con la serenidad del después, considero que las organizaciones de noticias no debemos ser caja de resonancia de información no confirmada, así el emisor sea una institución del Estado. Debemos dudar siempre y pensar en las personas que podemos afectar con una simple -e incluso- breve publicación.
Ganar clics no justifica que se ponga en vitrina a una persona para el linchamiento nacional. No tenemos (hasta hoy) pruebas contra este señor. Si mañana se descubre que sí es responsable, está muy bien, pero eso no es excusa para que los medios asuman como propia una tarea policiaca: porque al fin y al cabo es una tarea de la policía buscar al responsable, investigarlo y luego difundir su identidad (en caso de haber hallado pruebas contundentes).
PD: El video permanece en la web de todos los medios y en el canal de YouTube del ministerio.
– –
Más entradas en el blog de Esther Vargas
– –
Las opiniones expresadas en nuestra sección de blogs reflejan el punto de vista de los autores invitados, y no representan la posición de la FNPI y los patrocinadores de este proyecto respecto a los temas aquí abordados.